Maximiliano Abad y Lorena Petrovich son los únicos dos dirigentes de Juntos por el Cambio que actualmente ocupan una banca en la legislatura de la Provincia de Buenos Aires y que buscan dar el salto al Congreso de la Nación en la elección del 22 de octubre. Antes, claro, deberán sortear la compleja interna opositora que, para colmo, los tiene jugando en un mismo equipo: el que se referencia en La Fuerza del Cambio, que encabezan Patricia Bullrich y Néstor Grindetti.
Parados en el costado más duro del cambiemismo, y con trayectorias militantes disímiles, Abad y Petrovich crecieron políticamente al calor de la llegada al gobierno de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal. Desde allí afianzaron sus bases y empezaron a ganar espacios para ocupar las bancas que hoy ostentan, armando puertas adentro y endureciéndose hacia afuera, lo que les permitió combinar estrategia e intansigencia. Puertas adentro una cosa. Para el discurso público, otra. Sobre todo en campaña.
Entre el pelotón de anotados para las precandidaturas de Juntos por el Cambio en la Provincia de Buenos Aires, Maximiliano Abad planteó un juego que terminó cumpliendo el objetivo de mantenerlo siempre en el centro de la escena. Primero lanzándose a medias, empapelando la provincia y la Ciudad de Buenos Aires, como hacen todos los candidatos bonaerenses, antes que nadie pero sin escribir, nunca, la frase “Abad gobernador”.
Así, midió el terreno y mientras aguantaba el golpeteo desde adentro de quienes le exigían internas y lo acusaban de cerrar el debate partidario fue armando su propio destino. Hasta último momento plateó la necesidad de evitar la interna y se mostró a la par de los sectores más dialoguistas, pero sobre el final pegó el salto y se llevó a todo el aparato del radicalismo provincial con el bulrichismo.
Puso a l intendente de Trenque Launquen Miguel Fernández, un hombre de su confianza, como vice de Grindetti, y ahora buscará asegurarse la candidatura que le permita llegar al Senado de la Nación, un lugar en el que su proyección personal se amplificaría lo suficiente como para pensar en que el momento indicado para pelear por la gobernación vendrá más adelante.
Marplatense, con la carrera del militante radical promedio cumplida al pie del manual, comenzó en la Franja Morada y la Federación Universitaria a comienzos del nuevo siglo. Eran tiempos en los que, luego de la debacle del 2001, ser joven y radical era toda una rareza en la Argentina. Sin embargo, ahí estaba Abad, que saltó de la universidad al Concejo Deliberante de su ciudad y desde allí, a la legislatura bonaerense.
En el micromundo político le suelen facturar el cambio brusco. Marchó a favor de la Cumbre de los Pueblos en la que Evo Morales y Hugo Chávez manifestaron contra el ALCA en 2005 en el estadio mundialista, mientras el Mercosur le ponía bolilla negra y enterraba el proyecto de George Bush. De ahí pasó a militar a la par de Ernesto Sanz, creador de Cambiemos junto a Mauricio Macri y Elisa Carrió, y convertirse en una pieza clave para el macrismo bonaerense. Lo fue como legislador en el período de María Eugenia Vidal en el gobierno provincial y, de hecho, terminó convirtiéndose en el jefe de bloque de la bancada de Juntos en la Cámara de Diputados en el período en que la alianza volvió a la oposición. En 2021 se convirtió en el presidente del Comité provincial de la UCR y fue el principal sostén de Facundo Manes en la interna del 2021.
Fue reelecto por una lista de unidad al frente del partido en 2022 y desde allí comenzó el trabajo que hoy lo tiene como precandidato a senador desde la lista de encabeza la ex ministra de Seguridad. Le hubiese gustado que el postulante a presidente hubiese sido Manes, pero su candidatura naufragó presa de la interna de las propuestas más duras del cambiemismo. Se quedó con Bullrich que, dicen, es la que mejor mide. Su futuro está atado a esa suerte, porque parafraseando a su eventual jefa política: o es eso o no es nada. Y ser nada le complicará la tarea, también, adentro del radicalismo provincial.
También desde el bullrichismo provincial, Lorena Petrovich intentará saltar de la Legislatura al Congreso. Quilmeña, actualmente es una de las principales impulsoras de la precandidatura de Walter Queijeiro. Periodista, desarrolló su actividad profesional en diversos medios de comunicación hasta que desembocó en la actividad política plena en 2011, cuando llegó al PRO para hacerse cargo de la asesoría de prensa del bloque de concejales amarillos en Lanús.
Con la llegada del PRO al gobierno provincial llegó al Senado bonaerense en el 2015 y fue reelecta como representante de la Tercera Sección en el 2019. A partir de su relación con Grindetti, intentó ganar espacio entre los nombres que se barajaban para sucederlo, pero cuando se dio cuenta de que no llegaría a imponerse en esa discusión interna, volvió a sentar las bases de su construcción en su ciudad natal.
Un tiempo atrás, fue tendencia en redes sociales por un fallido que la militancia del kirchnerismo no le dejó pasar. En un acto con el que buscaba empujar la candidatura de Bullrcih, tomó el micrófono para arengar a los presentes y dijo: “Tenemos el coraje para llevar adelante un cambio real y potente en la Tercera, en la Provincia y en todo el país. ¡No nos van a parar!", exclamó la senadora. "Hay que ponerle corazón y huevos, corazón y coraje, y eso es lo que tiene Cristina”. Fue en Ezpeleta, a finales del año pasado. Sin reparar en el detalle siguió adelante. “Vamos Patricia Bullrich presidente, señores", cerró su arenga.
Ya había ocupado el centro de la atención de sus opositores cuando, en 2021, una mujer denunció que durante cuatro años había trabajado en la casa particular de la legisladora como empleada doméstica y cuidadora de un niño y un adulto mayor, pero recibía un pago "como dependiente del Senado de la provincia de Buenos Aires" cuando ella "nunca realizó tareas en dicho lugar".
Actualmente preside la comisión de Transporte, Puertos e Intereses Marítimos del Senado y tiene una activa participación en la vida interna de la fuerza amarilla. Es una de las autoras de ley de víctimas bonaerense, que, entre otras cosas, establece la creación del Consejo Provincial de Víctimas, iniciativa que ya había sido reactivada por el actual ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak. María Eugenia Vidal había desactivado ese organismo durante su gestión.
Entre su actividad parlamentaria más reciente, Petrovich, que ocupa el sexto casillero en la nómina que encabezan Cristian Ritondo y Karina Banfi. Ejerció un papel muy activo en la aprobación final de la Ley de Alcohol Cero al volante, una iniciativa muy celebrada por el oficialismo provincial que, luego de dilatarse por las disputas internas de la Cámara más pareja de toda la política argentina (hay 23 oficialistas y 23 opositores) se aprobó en la última sesión de 2022.