La camaleónica y rompedora Cindy Sherman, artista contemporánea conocida por metamorfosearse en los más disímiles personajes (desde femme fatal de film noir a experta socialité, pasando por doble de Marilyn Monroe, virgen del Renacimiento, payasito del horror), se ha vuelto a calzar las caretas (en esta ocasión, digitales) para continuar explorando las nociones de identidad. Inesperadamente, empero, lo ha hecho en Instagram... Inesperadamente porque aunque gran parte de su obra se base en el autorretrato, la reservada Sherman suele estar alejada de los flashes fuera de su estudio. De allí que sorprenda la reciente decisión de hacer pública su cuenta en la mentada red social (que creó el pasado año pero en forma privada, oculta, con acceso hiperrestringido), donde comparte capturas frívolas, cotidianas (platos que degusta, muestras que visita, paisajes que llaman su atención, etcétera), y otras en sintonía con su línea artística, conceptual...
Así, sus inéditas y turbadoras selfies han tomado la web por asalto, mostrando que la reina soberana de la reinvención es ducha en el uso de los filtros disponibles y la distorsión. Instalando, por cierto, tamaña intriga: ¿son las peculiares fotografías, bocetos para una venidera muestra? ¿Cindy en Instagram es una obra en sí misma? ¿Se trata, acaso, de una crítica al exhibicionismo 2.0? ¿O será, más bien, un mero entretenimiento, una actividad lúdica en la que la reputada norteamericana ha incurrido? De momento, nada ha declarado/aclarado Sherman. Decida o no hacerlo, están sus singulares selfies, inquietantes y disponibles en @_cindysherman.