“Hoy Lanús es una ciudad galpón”. Sin vueltas, el precandidato a intendente dentro de Unión por la Patria, Julián Álvarez, sintetiza la realidad del distrito gobernado por Néstor Grindetti, el hombre elegido por Patricia Bullrich para hacerse de la Gobernación provincial. “Hoy Lanús es una ciudad dormitorio”, continúa su lectura en referencia a la desindustrialización, pérdida de empleo local, y falta de servicios en el municipio. Intentará recuperar un distrito históricamente peronista pero que hace ocho años está comandado por el macrismo.
El camino para Álvarez no está allanado y, al igual que en 2015 y 2019, afrontará unas primarias amplias con otros referentes del peronismo. Nicolás Russo del Frente Renovador, Agustín Balladares del Movimiento y Víctor De Gennaro, dirigente de la CTA, también competirán por el sillón municipal. En el marco de la unidad que construyó, la lista de concejales de Álvarez está encabezada por Omar Galdurralde, hombre del Jefe de Gabinete provincial, Martín Insaurralde, y quien fue parte de la interna del peronismo en 2021. El objetivo de todos es uno: triunfar sobre Diego Kravetz, el candidato elegido por Juntos por el Cambio para suceder a Grindetti.
A lo largo de la charla con Buenos Aires/12, Álvarez compara la situación del distrito con aquellos que lo rodean. Asegura que los lanusenses hacen lo mismo y están “hartos” de cómo está su municipio. “Grindetti hace bocas de tormenta con madera que no duran ni quince días”, señala. Su crítica, dice, está anclada en un hecho que va más allá de la visión ideológica. Según él, se trata de un abandono en la gestión.
—¿A qué se refiere con que Grindetti abandonó el distrito?
—Es lo que se ve. Puedo reconocer que en 2016 y 2017 hubo obras, pero después no hicieron nada más. Ya para su segundo período, Grindetti les explicaba a los vecinos que a lo largo de 2020 no podía venir a Lanús por el aislamiento obligatorio, porque vive en Caballito. En 2021, les decía que iba a recorrer la provincia por ser jefe de campaña de Diego Santilli. Ya en 2022 les decía “me gustó caminar la provincia, quiero ser gobernador”. Ahora en 2023, les dice que quiere ser gobernador y que es presidente de Independiente. Y ese abandono físico de Grindetti se ve, es notorio.
—¿En dónde se nota ese abandono que dice?
—En que no hay nada parecido al buen vivir en Lanús. Ves Avellaneda y todos los clubes de barrio están en condiciones, con techos y vestuarios e incluso tienen 19 polideportivos. En Lanús, cero. En Lomas de Zamora hay entre 400 y 500 patrulleros. En Lanús hay 80. Federico Otermin, candidato intendente en Lomas de Zamora, acaba de inaugurar un centro especializado de odontología, mientras que en Lanus las salitas cierran al mediodía y no tenes pediatras que te atiendan a la medianoche cuando le sube la fiebre a un pibe y las guardias de los hospitales están detonadas. Hoy ingresan cientos de camiones por día sin una red de tránsito pesado, a eso hay que agregarle que en Lanús las napas están sumamente próximas a la capa asfáltica. Como resultado, las calles están destruidas, donde un hormigón armado que debería durar entre 10 y 15 años, dura, como mucho, tres. Hoy se construyen edificios en cualquier lado, por lo que no hay presión de agua, e incluso hay edificios donde no hay cloacas. Hay un negocio inmobiliario en el centro de la ciudad y un empobrecimiento estructural en la periferia.
—¿Por qué en las últimas cuatro elecciones generales triunfa Juntos por el Cambio?
—Yo creo que hubo un cansancio de un sector de la sociedad muy grande a la falta de gestión de los anteriores gobiernos a Grindetti. Él aprovechó e ingresó como un desconocido opositor. Pero los problemas vienen pasando desde el último mandato de Manuel Quindimil (el intendente peronista que gobernó Lanús desde 1973 a 1976 y desde 1983 al 2007). Creo que Lanús no volvió a salir adelante después de la crisis del 2001. Quindimil ya era un tipo grande, que le empezaron a manejar la municipalidad y perdiendo la presencia, que era una de sus principales características. Durante la gestión tampoco se han hecho obras, lo que generó una saturación. No hubo una traslación del crecimiento de Néstor y Cristina a Lanús. Entonces, los lanusenses apostaron a personas de la Capital Federal que pusieron las balas de Florida y San Martin, o un cargador de celulares a base de energía solar, mientras que el sistema eléctrico de Lanús colapso en el verano con 36 cables de media tensión quemados porque se construyen edificios donde no se puede.
—En las últimas dos elecciones a intendente, el peronismo triunfó en las PASO pero perdió en las generales. ¿A qué cree que se debe?
—La realidad es que, hoy, a los cuatro que precandidatos que participamos yo estoy convencido que los votaría. Más allá de que provenimos de distintas extracciones, somos todos vecinos de Lanús, todos buenos candidatos, todos representativos. En 2021 la interna nos hizo muy bien, porque hizo movilizar a todo el campo nacional y popular. Hicimos una mejor elección en Lanús que el promedio de la provincia y perdimos por solo 1.800 votos. Estas elecciones estamos en condiciones de ganar, la interna nuestra transita en buenos términos. Yo los veo a ellos muy preocupados con esto de “el que mucho abarca poco aprieta”, y están en riesgo de perder las elecciones municipales y provinciales. En caso de que pase, ahí Grindetti tendrá tiempo para gestionar Independiente.
—¿Y por qué vuelve a ganar el macrismo?
—Entra mucho en juego que haya un blindaje mediático muy fuerte. Los medios de comunicación, ante un hecho de inseguridad por ejemplo, no dicen Lanús, y mencionan los barrios de Lanús. Ni siquiera dicen Chingolo porque es reconocido, entonces dicen que algo sucedió Gonnet que es un barrio de Chingolo. Es una manera de ocultar las cosas. Pero creo que quedó en evidencia el hartazgo del vecino en el distrito con el abandono. Con todos los problemas que hay el intendente se va a gestionar un club.
—¿Cuál es su opinión sobre Diego Kravetz?
—Kravetz era el jefe político del peronismo en la Capital Federal durante el gobierno de Aníbal Ibarra. A partir de ahí, empezó la destrucción del peronismo de la Capital Federal. Acá vino a hacer lo mismo, destruir el peronismo en Lanús. Es un especialista en destruir el peronismo desde el peronismo. No hay que olvidarse de eso y también de cómo nos ven a los lanusenses quienes vienen de la Ciudad de Buenos Aires. Yo, cuando iba a la facultad tengo amigos en Capital que no querían venir a estudiar a casa por la imagen negativa de Lanús y el conurbano. Así piensan Grindetti y Kravetz. Por eso Kravetz camina las calles de Lanús con chaleco antibalas. Es un ejemplo muy notorio del vínculo que tienen ellos con los vecinos.
—Kravetz habla de mejorías en la seguridad del distrito. ¿Es así?
— Yo, como vecino de Lanús, fui víctima de todo. Me secuestraron, e incluso mataron a mi abuelo durante un robo. Es cierto que hay altos riesgos en el municipio, pero ante eso ellos venden espejitos de colores, no hay medidas concretas. Medidas concretas es que en 2014 ,por ley, creamos el Departamento Judicial de Lanús con cinco fiscales. Sobre eso se para Kravetz y basa sus políticas de seguridad, pero donde ordenan los allanamientos de forma segmentada. Donde te enteras que avisan a los lugares antes de los allanamientos. Lanús es un municipio chico, de 48 kilómetros cuadrados. Se requiere mejor control, y eso se logra incluyendo a la Municipalidad, al fiscal, al comisario, a los vecinos y a la universidad. No aceptaron mi propuesta de crear un cordón de seguridad con lectores de patentes que te den la alarma ante el ingreso de autos robados. Hay que instalar alarmas vecinales, que te conectarían inmediatamente con las cámaras, con la comisaria y la fiscalía. Con un control interno y control externo de quienes ingresan, en Lanús avanzas mucho en la solución del problema. Y promover la vida de barrio. Hace 30 años todos los vecinos de la cuadra laburaban en Lanús, todos estaban ahí.
—¿A qué se refiere cuando dice que Lanús es un municipio galpón?
—Hace años, Lanús era una ciudad industrial. Había fábricas dispersas que generaban fuentes de empleo a los vecinos y vecinas de Lanús. Ellos eran los que al salir de trabajar iban y hacían la canchita de fútbol en un terreno, después el techo y el vestuario, lo que hizo que Lanús hoy tenga 200 clubes de barrio. Hacían la salita de primeros auxilios, y por eso Lanús tiene 30 salitas. Hacían la placita y, así, hacían el barrio, lo que generaba la vida del barrio. Pero se transformó en una ciudad galpón, una ciudad dormitorio de la Ciudad de Buenos Aires. Donde había industria, hoy hay galpones de almacenamiento de mercadería de empresas del interior del país. O las fabricas se fueron al Parque Industrial de Almirante Brown y dejaron los galpones de mercadería porque Lanús está cerca de la autopista Buenos Aires-La Plata por la avenida General Madariaga. A su vez, está cerca de la Avenida General Paz, de la Ciudad de Buenos Aires y en el medio del conurbano. La realidad es que en Lanús hay 3.500 puestos por el polo gastronómico y 4 mil por el Parque Industrial. Ahora bien, hablas con los trabajadores y te dicen que son de Florencio Varela, de Esteban Echeverría, de Ezeiza o de Almirante Brown. De allá viene a trabajar acá y de acá se van a Capital. Es una ruptura del tejido social. Para que se tome dimensión, de los 40 mil estudiantes de la Universidad Nacional de Lanús, sólo cinco mil viven en Lanús.
—¿Qué medidas piensa tomar inmediatamente si le toca asumir el 10 de diciembre?
- Lo obvio, tenes cinco mil trabajadores municipales
que deben ser respetados. Lanús supo ser la primera ciudad asfaltada,
iluminada. Hoy Grindetti trabaja con una estructura jerárquica lejana a los
trabajadores. Esa fuerza tiene que estar trabajando de punta a punta del
distrito, con barrenderos en todas las calles, con pediatras en todas las
salitas, mejorando el sistema de recolección de residuos y quitar los 500
basurales del municipio. En el plano ambiental, hay que tener un
vivero municipal como corresponde, donde se podrían tener 60 mil árboles y hoy
en el fondo de la casa de mi vieja hay más árboles que en el vivero. Si vos
plantás árboles aminoras el nivel de las napas. Hoy en Lanús tenes sólo 0,8
metros cuadrados de espacio verde por habitante, cuando, por ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires tiene cinco metros cuadrados. Lanús solo tiene cien plazas y Grindetti las
asfalta.