En las PASO, 13 de agosto, el ciudadano porteño llegará a la escuela o club de votación y advertirá la primera novedad: las autoridades de la mesa y los fiscales no están ubicados en la puerta de cada aula sino dentro del aula. Esto es porque el presidente de mesa debe tener a la vista la urna electrónica, para que nadie la rompa o destruya. En esa máquina se votará jefe y vicejefe de gobierno y legisladores porteños, por ejemplo. Por lo tanto, en el aula habrá dos zonas. La primera es una especie de cuarto oscuro móvil, de cartón, alto, en el que el ciudadano encontrará las boletas tradicionales de papel con las que votará para presidente, diputados y cargos nacionales. El trámite será el de siempre. Pero cuando meta el sobre con su voto en la urna no le van a devolver el documento sino que le van a dar otra boleta, alargada, que en verdad deberá introducir en la urna electrónica, ubicada detrás de una especie de biombo más chico. Ahí digitará su voto para los cargos porteños. El aparato imprimirá ese voto y habrá que entregárselo a las autoridades de mesa que lo meterán en una segunda urna. Recién ahí, le devolverán el documento y la constancia de que cumplió con la obligación de votar.

Página/12 tuvo la oportunidad de acceder a una prueba de cómo será la votación en la Ciudad de Buenos Aires, en las PASO, en las elecciones de octubre y, si es necesario, en el ballotage de noviembre. El proceso es el que se dio en llamar elecciones concurrentes, son dos votaciones distintas -nacional y CABA-, en urnas distintas, pero el mismo día. En la prueba estuvo presente y explicó la mecánica la jueza federal electoral María Romilda Servini, que actuará como autoridad judicial por trigésima vez, es decir que ya supervisó 30 elecciones.

Casi todas las mesas en planta baja


En total habrá 7.326 mesas para los ciudadanos que eligen cargos nacionales y de la Ciudad, a lo que se suman otras 1.444 mesas de extranjeros que sólo elijen autoridades porteñas. La jueza y el secretario del juzgado, Martín Seguí, informaron que esta vez el 90 por ciento de las mesas estarán en planta baja, para facilitar el voto de personas con discapacidades. Resulta imposible bajar de un primer o segundo piso la urna electrónica, por lo que se buscaron las escuelas y clubes en los que no haya que subir escaleras. En el 10 por ciento de establecimientos con urnas en un primer piso, habrá una urna electrónica en planta baja para quien no pueda subir. 

Autoridades de mesa: 20.000 pesos por las PASO

Hasta el momento hubo una buena convocatoria para conformar las mesas, con un presidente o presidenta y un auxiliar. Las autoridades cobrarán 10.000 pesos por participar de la capacitación, que se percibe como imprescindible porque hay que saber manejar la urna electrónica, y otros 10.000 pesos por el trabajo el 13 de agosto. Ese dinero es el total por intervenir en el control de las dos elecciones concurrentes, la nacional y la porteña.

Los telegramas enviados a las personas elegidas para ser autoridades de mesa ya salieron y seguirán llegando a los domicilios en los próximos días. Además, hay ciudadanos que se presentan como voluntarios, muchos de los cuales ya lo hicieron en elecciones anteriores. A los voluntarios se los acepta, salvo que sean afiliados a algún partido.


Las dos urnas adelante y atrás el "cuarto oscuro móvil". 


La votación, paso por paso

El ciudadano llegará a la mesa que le toque que, como se explicó, estará dentro del aula.

*Primero: Como siempre, habrá que entregar el documento y lo que sucederá es que las autoridades le entregarán el sobre para emitir el voto tradicional. Nada distinto a lo que ocurrió en todas las elecciones anteriores.

*Segundo: Como ya están dentro del aula, la manera de resguardar el secreto del voto es que el ciudadano ingresará a una estructura de cartón a la que denominaron cuarto oscuro móvil. Son tres “paredes” de dos metros a la que se entra por la parte posterior. Las boletas están en cada una de las paredes, en una especie de estante, al estilo de las revistas en un kiosco. La experiencia es un poco agobiante, porque el lugar es reducido y hay 27 boletas que rodean al votante, ordenadas por número de lista. No es lo mismo que lo habitual en que, ordenadas sobre pupitres y de manera muy holgada, estaban ordenadas cada una de las papeletas. Para las personas muy mayores, se va a hacer más bien difícil. Será importante que alguien las acompañe o que ya traigan la boleta que van a votar en el bolsillo.

Las boletas estilo "kiosco de revistas"



*Tercero: El votante regresa a la mesa de autoridades y allí introducirá en la urna el voto para presidente-vice y los demás cargos nacionales. En ese momento, no le devolverán el documento.

*Cuarto: Las autoridades de mesa le entregarán la boleta, alargada, para concretar el voto electrónico de jefe de gobierno y cargos porteños.

*Quinto: El ciudadano irá a la otra zona del aula donde estará ubicada la urna electrónica, resguardada por un pequeño biombo para que no se vea el voto. Es parecido a estar frente a un cajero automático.

*Sexto: La boleta se ingresa por la parte superior de la urna electrónica y la pantalla irá guiando al ciudadano en el proceso de votado. Primero le preguntará si quiere votar por lista -significa lista completa de un partido- o si quier votar por candidato, que significa que va a cortar boleta. Sólo esa cuestión ya exige una explicación, porque no se trata de algo evidente. Elegida la opción seleccionada, en la pantalla aparecen las caras de los candidatos a jefe de gobierno, por ejemplo. Luego viene la pantalla de las boletas para legisladores y así sucesivamente. El proceso es sencillo y da la posibilidad incluso de votar en blanco. Como es obvio, a las personas muy mayores no les resultará fácil, pero la justicia electoral permite que se le explique al votante, claro que sin mirar su voto. Es similar al personal de un banco que va indicando los pasos en un cajero automático, sin mirar claves ni operaciones.



*Séptimo: Al final del proceso de votado, la urna electrónica imprime el voto. La boleta sale por abajo de máquina, se dobla y se le entrega a la autoridad de mesa. El voto se mete en una segunda urna, en la que se juntan los votos para autoridades porteñas.

*Octavo: La autoridad de mesa le indica al ciudadano dónde debe firmar la planilla y le entrega la constancia de los dos votos.

Según adelantaron en el juzgado electoral, el gobierno y la justicia porteña pondrán en marcha, desde el lunes próximo, puestos en las calles en los que se le explicará a los ciudadanos como sufragar el 13 de agosto. A simple vista, parece imprescindible. 

En diálogo con el periodismo, Servini insistió en la necesidad de que todos los ciudadanos sepan y tomen conciencia de que el voto es obligatorio. La magistrada instó al Poder Ejecutivo nacional y a los gobiernos provinciales a que pongan en marcha las penas que figuran en la ley y el Código Nacional Electoral para los que no voten y no justifiquen su no concurrencia. Las normas prohíben realizar trámites en el estado al ciudadano que no exhibe la constancia de votación. Por ejemplo, las personas no podrían sacar registro de conducir o un libre deuda, si no se demuestran cumplimiento con la obligación de votar. Hace décadas, efectivamente se cumplía con esas sanciones. Hoy por hoy, la multa es de sólo 50 pesos -se requiere ley del Congreso para actualizar el monto-, pero Servini piensa que es imperioso volver a las otras penalidades: no debería permitirse la realización de trámites sin la constancia de voto y no debería admitirse que quien no votó acceda a trabajos en el estado o a cargos públicos.