Soy negra soy blanca.

Vos que te ostentás tan clarita, que ayer rechazaste el ingreso de ese muchacho a tu taller de matemáticas porque en tu catálogo de aspirantes los "cabecitas negras" se hallan en el rubro de "acceso vedado", vos, blanquita, venís como yo, como todos, de chupar la lejana ubre oscura de una mujer que nos puso en esta vida, diosas que nos alumbraron, a nosotras y ellos, primeros homo sapiens. ¿Querés saber dónde?

Sí, en el territorio tabú, Africa.

Cuando decís "ese negro" decís: "yo".

Descontá que la ciencia le da su apellido de hijo legítimo o a este conocimiento.

Y te reconoce, negra.

Hace 300.000 años que vivimos y venimos de Africa.

Afroamericanos.

Eso sos, somos, son, nosotras, vosotras, ellos.

Y por tu parte, mi querida María Luz Cerdá, directora de la escuela Patricias Mendocinas, permitiste que esa nena de 10 años de origen marroquí fuera coreada por sus compañeros con sus escupidas permanentes de "negra", "extranjera", "adoptada", "tu pelo es como virulana", "burra" y que tus alumnas de séptimo grado le hicieran pagar $2 para entrar al baño correspondiente, todo con tu anuencia.

Y lograste que en junio la paria dijera "si vuelvo a la escuela, me mato" y con su partida te liberara definitivamente, otorgándote el trofeo de victoria y poder blanquear tu establecimiento escolar.

Pues enterate de una vez, leé algo, ilustrate, sos blanca, sos negra, y no me digas "shhhhhh", porque se raja la cáscara del huevo donde te escondés y entonces vas a poder verte.*

Dale, mírate, observate.

Porque, doña, sos oscura como ella. 

Te lo gritan los antropólogos, querida: nuestra especie, homo sapiens, evolucionó solamente en África y luego migró fuera del continente conquistando a lo largo todo el viejo mundo.

Linda novedad para vos y el resto de "superiores".

Mirate, mirate en cualquier espejo, en el de los eruditos o en del tiempo, y peinate los rulos apretados, palpate los labios carnosos.

Negra blanca.

"Callate", me ordenás.

Pensás que el silencio depura, y eso hace la mayoría de los que no quieren cruzar la barranca de saberse, saber.

Porque, pibas, ya en el siglo XIX, en 1851, el etnólogo James Prichard sostuvo que había suficientes razones para concluir que los hombres descendían de la población negra de África.

Claro que mejor es no enterarse, ni vos ni todos los que participaron en linchamientos, como los del Ku Klux Klan y siguen haciéndolo, ahora, vetando a los aspirantes a empleos de "buena presencia", el acceso a clubes de nariz parada, sí, descuartizando, como en los saqueos de 2013, en Córdoba, donde "asomaron intentos de linchamientos a supuestos saqueadores cuyo único delito, además de la portación del rostro (jóvenes pobres y morenos), era atravesar el barrio Nueva Córdoba, sede de sectores medios y acomodados".

Invasores a repeler, gente indeseable,  peligrosa, ¿no? Entrar en su barrio con esa oscura piel de animal simiesco, ah, pena que la nuestra sea idéntica. Sorry...

Y para reírte un rato, ‑claro que no sé si a vos te causará gracia, pero por ahí...‑ aunque no me parece, lo largo lo mismo: Darwin fue de los primeros en proponer a los africanos como fundadores de nuestra genealogía, ya que el hombre nació allí, dada la presencia de simios antropomorfos como el gorila y el chimpancé.

A ver, saltemos unos minutos, María Luz, María Eugenia, trepémonos al árbol del que venimos.

Sí, soy blanca, soy negra.

Soy, somos, son.

Y ustedes.

Y aunque la gente se haya agarrado de la Biblia para condenar al prójimo por su piel, ya que las sagradas escrituras dicen que Noé se embriagó y se tendió desnudo en su tienda, y Cam, padre de Canaán, vio así a su progenitor, y se lo chismoseó a sus dos hermanos que estaban afuera, quienes tomaron la ropa paternal, la pusieron sobre sus propios hombros, y andando hacia atrás, cubrieron a Noé, teniendo vueltos sus rostros para no ver esa desnudez. Cuando Noé despertó supo lo que le había hecho su hijo más joven, y dijo: "Maldito sea Canaán. Siervo de siervos será a sus hermanos". Y por generaciones intérpretes racistas como la tuya, querida, han sostenido que ese anatema implicaba una maldición sobre los africanos de piel oscura, ya que Canaán lo era.

Última perla para vuestro collar: porque encima, se  ha hecho un nuevo descubrimiento: los restos humanos más antiguos del Homo Sapiens que se encontraron hasta ahora y que datan de hace 315.000 años, se hallaron en Africa recientemente, en Marruecos en un sitio llamado Yebel Irhoud.**

Vaya suerte, ¿no?, mala mala, a golpearse el pecho: culpables, yo pecadora, negra.

Ahora digo, ¿seguirán, seguiremos sin mirarnos el el espejo de la realidad, del somos, son?

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Fuentes

* Infobae, 29 de Julio de 2017

** Ambito, información general, miércoles 7 de Junio de 2017), entre otras publicaciones.