Catarsis y envión definen la convocatoria del Frente Progresista Cívico y Social anoche, en el salón Metropolitano, para sus militantes y de cara a la elección general de octubre. El desafío que tienen es acortar distancias en estos dos meses como para superar el comicio legislativo con un caudal de votos que sostenga a la coalición en carrera hacia 2019, aunque ello implique tener que duplicar el apoyo obtenido el domingo pasado. "No hubo el suficiente compromiso de toda la militancia para trabajar especialmente en Rosario", reprochó ayer Miguel Lifschitz, quien arengó a los cuadros políticos a "salir a buscar el voto uno por uno, a contar lo que se hizo y se está haciendo". Tras bambalinas, los pases de facturas volaron hacia referentes mayores del territorio, en especial del departamento Rosario, donde la mesa chica del FPCS esperaba lograr mejores performances y, sin embargo, apenas se consiguió un tercer lugar, detrás del Frente Justicialista y de Cambiemos, tanto en la elección de precandidatos a diputados nacionales como de concejales.
La reunión que encabezaron Lifschitz y los principales dirigentes de los partidos frentistas fue a puertas cerradas para unos 1.500 militantes que acudieron al llamado, y no se permitió ni el ingreso de reporteros gráficos. Trascendió que hubo un llamado de los referentes a los cuadros medios -la mayoría, empleados en el municipio y la provincia- a involucrarse más en la campaña en favor de las listas encabezadas por Luis Contigiani y Pablo Javkin. Y entre los interpelados había quienes señalaban que algunos candidatos no resultaron atractivos para el electorado como algún dirigente supuso, tal el caso del tercero de la lista oficial al Concejo, Lichu Zeno. O reparaban con malhumor en el papel que jugó el senador departamental, el socialista Miguel Angel Cappiello, supuesto jefe territorial con recursos para incidir en la colecta de voluntades.
"Se está pagando cara la interna", reflexionó un socialista que se acordó de Rubén Giustiniani, el diputado provincial ya corrido definitivamente del oficialismo como desenlace de su enfrentamiento con el binnerismo y el gobernador.
Desde el Palacio de los Leones prospera la intención de sacar a los cuadros políticos a la calle, a buscar votos mano a mano. "Como se hacía cuando se militaba en serio, aunque nos cargaran por hacer pastelitos", evocó uno que maduró en la huella de Estevez Boero. Y fuera del socialismo, otros socios frentistas reclaman que ni Hermes Binner ni Mónica Fein aparezcan en ningún acto de campaña. La sola mención de esa hipótesis hace crispar los dientes en el partido de la rosa.
Puertas adentro, miran el mapa de seccionales de la ciudad. Las listas de Roy López Molina y de Anita Martínez, sumadas, se impusieron en todas y, puede deducirse, a costa de votos que en las PASO de 2015 habían favorecido al Frente Progresista, ya que las otras fuerzas casi que mantuvieron su caudal de adhesión. En las primarias de hace dos años para concejales, el FPCS obtuvo 175.808 votos y ahora sacó 43.660; o sea, perdió 132.148 sufragios. En contraste, el PRO había cosechado 63.834 votos y el domingo pasado, Cambiemos consiguió 150.550; es decir, creció en 86.716 voluntades. Por lo demás, el justicialismo había sacado 103.404 en 2015 y sacó 89.438 ahora (perdió 13.966 votos); Ciudad Futura se mantuvo y aumentó 1.830 votos; y el Frente Social y Popular también se mantuvo y consiguió 1.141 votos más en relación a la PASO anterior.
Algunos consideran que bastará, al menos, con conseguir 100.000 votos como para revertir la imagen y no mostrarse definitivamente fuera de carrera para la elección decisiva, en 2019.
Lifschitz ayer dijo igual que "no hay riesgo de gobernabilidad en Rosario porque el Concejo no se va a modificar sustancialmente", insistió con alejarse de la derrota y decir que en las Paso "no se estaban midiendo gestiones" y circunscribió todo a "la pelea de Macri y Cristina". Pero el gobernador igual envió por email una carta a los empleados públicos, incluso los municipales, en los que sin cortapisas les pidió "el máximo esfuerzo y compromiso en estos 60 días que tenemos por delante. Nos estamos jugando el futuro de nuestro gobierno, de la provincia y de muchos gobiernos locales".