Desde el mediodía del viernes 28, Oscar López descansa en paz en el Cementerio de la Chacarita. Más de la mitad de su vida se la dedicó a la aventura del rock. Y no sólo en la Argentina sino también en México, donde en los '80 logró lo que los políticos y libertadores latinoamericanos no habían conseguido y siguen sin poder consumar: la mancomunión de la región. Para eso inventó la etiqueta “Rock en tu idioma”, con la que pretendía aglutinar e impulsar a las demás escenas de pop y rock del continente, tras el éxito que ayudó a hilvanar en su propio país. Y es que acá hizo de todo: desde la producción de recitales (algunos de ellos todavía instalados en el imaginario colectivo del rock argentino) hasta la realización de discos, pasando por el manejo de artistas.
“Hacía cosas en el Teatro Olimpia, donde produje recitales de Piazzolla, Pescado Rabioso y varios artistas más. Pero a Sui Generis los metí en el Teatro Astral, cuando estaban por grabar Vida”, recordó López en una entrevista que le hicieron en 2017. “Luego de esos shows, nos juntábamos en una mueblería en la calle Suipacha que tenía una acústica tremenda”. Sus inicios como empresario musical se remontan a 1968, cuando empezó a producir los shows en vivo de varios grupos locales, entre los que despuntaban los incipientes Arco Iris. Dos años más tarde, junto a otros productores, articuló un departamento de rock en el Centro de Artes y Ciencias. Allí estuvo al frente durante seis años, al mismo tiempo que organizaba espectáculos del calibre de la presentación del disco La Biblia, de Vox Dei, y el debut de Santana en Buenos Aires.
Si bien el guitarrista regresó a la Argentina en 1993 y 2006, para sus fans esa visita fue su mejor desembarco porteño. Se presentó el 14 de octubre en el Teatro Metro, el 15 en el Luna Park y el 16 en el viejo Gasómetro. Las dos primeras fechas no se llenaron, aunque sí la del estadio: hubo 10 mil personas, que disfrutaron de un sistema de sonido novedoso para la época. Santana llegó en medio de un clima festivo: el día anterior, Juan Domingo Perón había asumido su último mandato. Meses antes, el propio General, a través del PJ, les habían encargado a Billy Bond, Jorge Alvarez y Oscar López la organización de un recital para que la juventud conociera a Cámpora y Solano Lima, la fórmula peronista en las elecciones del 11 de marzo de 1973. El cruce entre Cámpora y La Pesada en el escenario que se levantó en cancha de Atlanta fue una de las ocasiones en las que rock y militancia política se cruzaron.
A continuación, López formó la agencia Rock Centro, que representaba a bandas como Pescado Rabioso y Aquelarre, al tiempo que organizaba recitales de otros artistas (fue pionero en la realización de shows en las salas de cine de la capital argentina). De entre los espectáculos en vivo y giras que llevó adelante en todo el país, destacaron las de Crucis, Pastoral y Pappo’s Blues. Pero, por sobre todos ellos, sobresale la despedida de Sui Generis en las ciudades de Rosario y Córdoba. Tres años después, en 1978, se estrenó en la producción discográfica al fundar, en complicidad con Billy Bond (la amistad entre ambos le permitió ser un testigo de lujo en el Luna Park de La Pesada de 1972, el del legendario “Rompan todo”), el sello Sazam Records, donde grabaron Seru Giran, Nito Mestre y los Desconocidos de Siempre, León Gieco, Pastoral y Miguel Mateos/Zas.
Sobre la creación de la compañía, en una entrevista fechada en 1978 para la revista Rock Superstar, López justifica: “Al regresar del Brasil, en marzo del ‘78, me encontré con un panorama bastante desolador en lo que respecta a la producción del rock nacional. Mi proyecto era continuar en Brasil, ya que con Billy hablamos formado una sociedad para producir conciertos y grandes eventos. Además, teníamos concretado lanzar algunas cosas con la (discográfica) WEA de músicos argentinos. Pero de pronto surgió la posibilidad de Sazam, que en menos de 48 horas fue una realidad”. En el cierre de la nota, la periodista indaga acerca de su relación con la música: “Al principio, pretendía ser músico. Tenía un conjunto que se llamaba Los Cuatro de Oro, y yo tocaba la batería porque tenía coche y los llevaba a los shows, pero era un desastre, entonces me di cuenta de que andaba mejor con esto”.
En 1978, tras la disolución de La Máquina de Hacer Pájaros, Oscar López consigió financiamiento para que Charly García se fuera a Brasil. Así escapaba de la censura, y le daba forma a su nuevo proyecto musical: Seru Giran. Pese a que el cuarteto grabó con el sello su homónimo debut y La grasa de las capitales, la desconfianza entre los músicos y el empresario, por motivos económicos, era tal que le dedicaron el tema “Coramina López”. Entonces Billy Bond tuvo que ponerle paños fríos al asunto, como bien le contó a la revista Rolling Stone: “Oscar no estaba muy bien conceptuado por los chicos. Lo tuve que atar para que no se metiera demasiado y al mismo tiempo producir a los chicos, pero dejando a Oscar adentro. De alguna forma, respeté a Oscar y respeté a Charly, y conseguí que sobrevivieran juntos uno o dos años. Aunque a mí nunca me liquidaron un peso de nada”.
A comienzos de los '80, mientras creaba su nuevo proyecto discográfico, Raviol Records, el productor y promotor fundó la agencia de representación La Corporación. De ahí fueron parte Piero, Alejandro Lerner, Celeste Carballo, Pedro y Pablo, Tantor, el dúo Fantasía y Miguel Mateos. Esto coincidió con el éxito que empezó a tener el otrora Zas en México, hasta donde lo siguió López. Pero antes de embarcarse en el periplo norteamericano, participó en los discos De Ushuaia a la Quiaca (según León Gieco, el nombre lo acuñó López) y se tornó en el productor musical del primer álbum solista de Gustavo Santaolalla, titulado igual que el músico. Justamente este rol y el de cazatalentos fueron los que le abrieron las puertas en el mercado mexicano. Un camino que secundaron el propio mandamás de Bajofondo y Cachorro López, tras dejar la banda de Mateos.
Una vez establecido en el DF mexicano, y a partir de la revolución que desató el rock argentino en los demás países del continente, López le propuso a la multinacional BMG instalar la marca “Rock en tu idioma” para crear un gran movimiento regional. Básicamente, lo que pretendía era unir al rock latinoamericano con los sobrevivientes de la llamada Movida madrileña. Y así sucedió entre 1986 y 1990, lanzando al éxito a artistas mexicanos como Caifanes, Maldita Vecindad, Neón, Fobia y Los Amantes de Lola, en tanto que en España sirvió para respaldar a Los Toreros Muertos y Radio Futura. También fue usada por Chile para darle un espaldarazo a Corazones, el disco fundamental de Los Prisioneros. De la Argentina, aparte de Miguel Mateos, uno de los casos emblemáticos de la etiqueta fueron Los Enanitos Verdes. Todo esto allanó el camino del rock cantado en español en Estados Unidos.
Una de las últimas apariciones de López, la que inmortalizó su legado, se produjo en el documental Rompan todo, justamente en el capítulo “Rock en tu idioma”. Ahí recuerda que le dieron cinco bandas mexicanas para elegir. La única opción que le rebotaron fue Sombrero Verde, que más tarde pasó llamarse Maná. “Mi respeto a ellos como ‘producer’”, advierte. “En el mismo escenario donde toca The Police o cualquiera, ellos van y lo llenan. Y eso no pasa ni con Caifanes, ni con Café Tacvba ni con nadie”. A partir de la noticia de su muerte, fue recordado por los medios mexicanos. Algunos, de esta manera: “Oscar López fue un visionario y logró muchas cosas en una época donde era improbable tener éxito. Pero lo tuvo y dejó un legado. Fue un personaje vital para toda esa etapa naciente del rock. Es una época que será recordada por muchos y por siempre”.