El tipo es pelado, flaco y luce ropa marrón ligera, pantalones negros y un saco de “cagar parado” esto es, muy cortito. Bebe agua levemente gasificada y té de rosas. Me explica delante del ventanal puro vidrio que mira a la Ribera.
-Bueno, vos querrás mejorar tu imagen y vender más seguramente.
-Me mandó un amigo para hablar con vos. No sabía lo que me iba a encontrar -advierto.
-Me comentó que la venta de tus discos no iba bien y seguro querrás vender más…hay que estudiar lo que generás hacia afuera, desde el comportamiento hasta la vestimenta. Son cosas puntuales que te garantizan el éxito o el infortunio. Primera pregunta. ¿Sos gay? -me sorprende a quemarropa.
-No, que yo sepa. ¿Por qué es la pregunta?
-Porque la gente hoy admite y cree que ser gay es dotar tu arte de sensibilidad. Estamos en la era de los no prejuicios y tal vez te convenga serlo o decir que sos. Es pura retórica.
-¿Pero vos conocés mis canciones?
-Eso no importa. Me dijeron que hablás de cosas profundas. Habría que hacer una sutil lavativa para que no te confundan con un trovador de los setenta…aunque a veces, debo reconocer que la iracundia vende también. A propósito. ¿Tenés antecedentes criminales, alguna sospecha, tenés familia constituída, novia, algún escándalo?
-Puedo contestarte de a una las preguntas. Mi familia casi no existe o están en Europa trabajando; sí algún escándalo, alguna multa de tránsito y nada más. Discutí con unos concejales medio nabos y nada más. Mi novia es jubilada y gano apenas para mantenernos, aunque estemos separados.
Hace un gesto de elocuencia silenciosa.
-Hmm. Eso no garpa. Debés empezar a hablar de unión, fraternidad y fundamentalmente amor. El amor es lo que vende. Desde Verde Esperanza hasta ejemplos actuales, el amor se repite, reina y gobierna y además te puede hacer ganar mucho dinero, ¿comprendés? ¿Estás de novio y separado? Eso no atrae. Hay que dar una imagen que les cierre a todos.
-No -le contesto para llevarle la contra. -No creo en el amor como lo muestran, o al menos desconfío que todo sea tan edulcorado y perfecto. El amor es duda, incertidumbre, un poco de luz en medio de esta guerra, pero nada más y además es muy difícil de llevarlo a cabo sin resentimientos ni batallas.
-¡Asi se habla! Buena respuesta. Muy literario, pero igual no me cierra. Para ser un outsider tenés que serlo pero con guita. Un delincuente bien vestido, un transgresor elegante que no se detiene a pensar. Te voy a couchear desde el punto de la duda filosofal: todo tiene que dudarse porque en el fondo subyace el amor, el amor vence por más que arriba en la superficie de las cosas haya penas y malestar: eso es..serás el abanderado de la Duda del Amor, pero al final verás la luz de túnel y se lo transmitirás a la gente .
-Los aviones que bombardearon la Plaza de Mayo en el 56 tenían pintado en el fuselaje “Cristo vence”. ¿Eso es amor?
-No te metás en política, además no se sabe muy bien que pasó: dicen que fue un autoatentado.
-Sos un gil, mejor me voy.
-¡Esperá, sos un trovador auténtico por más que seas peroncho! ¡Tus letras son estupendas, viejo!
-¿Cómo? ¡Si no las oíste siquiera, ni a mis canciones, ni a mis poemas ni nada.
Habla para sí mirando el río, le brillan los ojos tras las gafas. -Es genial mi idea. Llama por el interlocutor. Habla bajito. Aparece una rubiecita puras tetas y ojos gigantes que toma nota de lo que le sugiere por lo bajo. Susurran entre ellos. Ella me observa como a un yogurt vencido.
-¿Notaste cómo te mira? Hasta ella se da cuenta de que sos distinto: un tipo legítimo…eso vende te lo aseguro. Dijo que además sos buen mozo y que querría salir con vos inmediatamente. ¡Como se nota tu atractivo que hacés perder la cabeza a la mujeres! Esta empresa prohibe relacionarse con sus clientes en forma amorosa. Pero a vos se te va a permitir. Ay, como es de verdad, larga muchas endorfinas.
Me levanto, salgo afuera de la pecera a hablar por celu.
Me atiende Eduardo. -Che pelotudo ¿dónde me mandaste? ¿Esto es una joda, una cámara oculta o una pesadilla? Me da excusas. Corto. Es un amigo de la infancia próspero y millonario que quiere que mi carrera despegue, pero no comprende nada, salvo lo bueno de nuestra amistad. Al lado pasa la rubia bonita que ni me mira atareada con unos papeles, hablando con una morocha. Ni me saluda. Cuando vuelvo a la oficina el tipo está hablando por celular.
-Si, ¿estábamos?
-No sé, no te queda bien raparte, parecés un monje muerto de hambre y el perfume que usás no... no…no es de buen gusto. Tenés que comprarte un frasco de Crandall y rociarte bien las pelotas. ¿Tenés algún equipo que te guste? Si ya sé, adivino que mirás la Champíons League. ¿Y con el odio cómo andamos? Logramos frenar esa exarcerbacón hacia la negrada? ¿Qué hacés si ahora mismo entra Cristina Kirchner? Te tirás por la ventana seguro. Bueno, en un rato vienen para que la couches así pierde la elección a Reina Infinita.
Está serio. Se hace el ofendido. Larga una carcajada de esas que envidiaría Jack Nicholson.
-Sos un personaje. Me gusta que seas picante. Vamos a trabajar entonces ese nicho: serás una especie de fugitivo, inventaremos que tenés algo turbio con la justicia de otro país. Se me ocurre Africa pero Irlanda o Escocia es más chic. Y mientras tanto andá probándote la ropa de bisexual, o algo parecido.
- Che pajarón, ¿querés que boxeemos un rato? Abajo hay un gimnasio, ¿te parece que nos caguemos bien a trompadas a ver quién gana?
-Soy campeón de lucha libre, grecoromana y jujutzu. Jamás me pelearía con un cliente.
-No soy tu cliente.
-Pero lo vas a ser. Vas a mejorar y vas a llegar a las estrellas y mucho más.
-No puedo. Tengo vértigo y además creo en Dios. Todo lo que interceda entre su poder y las circunstancias de un arrogante a él no le agradan.
-¿Crees en Dios? ¡Mejor aún! Serás un creyente nuevo, que ama la vida, el sexo. ¡Tenés que inventarte nuevos mandamientos, tenés que propiciar la liberación a través de la música, tus canciones..eso se puede hacer! Escribe en un anotador y gira la pantalla de su compu con el logo de la manzanita.
Le hablo a Eduardo: -Che, Gordo. Que te devuelvan la guita si pagaste por esto. Es un choreo.
Cuando salgo de la oficina está lloviendo. La rubia bonita espera el 147 en la parada, vestida de mujer normal, ya despojada de ese montaje de oficina. Ahora sí me saluda porque ve que tengo las llaves del auto en la mano. Pero no la llevo. Que se moje.