Hoy culmina la primera edición del Festival Internacional de Música Electroacústica en el CCK, que comenzó el miércoles pasado y estuvo compuesto por nueve conferencias, tres talleres y varios conciertos. En la jornada final se destaca el recital de Daniel Teruggi, en el que el músico argentino establecido en Francia repasará cuatro de sus obras. Esto sucederá a las 19 hs, precedido a media tarde por las actuaciones de representantes del Laboratorio de Investigación y Producción Musical, de la Universidad Tres de Febrero y de la Universidad Nacional de Quilmes. Las actividades comenzarán a las 13 hs, con conferencias ofrecidas por las mismas instituciones educativas. Al igual que los días anteriores, todo esto acontecerá en la Sala Argentina del edificio ubicado en Sarmiento 151, lugar diseñado por Gustavo Basso, quien a su vez es el curador del evento. “El objetivo no era hacer un simposio de especialistas, sino todo lo contrario”, explica el ingeniero acústico. Si este año tiene una convocatoria aceptable, esa gente va a querer comentar y volver”. 

Y es que la convocatoria es uno de los problemas que afronta la música electroacústica no sólo en la Argentina, sino también en el resto del mundo. “Pero no es un inconveniente que afecte nada más que a este género. También lo padece la música clásica. Como lo dijo el maestro Barenboim recientemente: si no generamos público nuevo, esto se muere. Y creo que un festival así vale la pena. Esto no podemos escucharlo en un parlante, es para una sala como ésta. A la gente puede gustarle o no, aunque no puede decir que no la conoció”. De hecho, uno de los atractivos de las conferencias es que sus temas abordaban tópicos relativamente accesibles para un público que poco o nada conoce esta expresión artística. Así que mientras Edgardo Martínez, de la Universidad Nacional del Litoral disertaba acerca de la interfase para aplicaciones de audio en IPad o IPhone, Jorge Sad, del Conservatorio de Música “Alberto Ginastera” de Morón ahondaba en la cuadrofonía en la su ponencia “Dinámica de lo impensado”. 

“La computadora hizo que muchos compositores no necesitaran una beca en un lugar específico”, afirma Basso. “No desapareció la electroacústica, sino los centros que la nucleaban y monopolizaban. Ahora podés trabajar con altísimo nivel conceptual y musical desde tu casa. Casi siempre hay un grupo o un equipo de investigación que no tiene visibilidad. La música electroacústica experimental y de punta, la que genera conocimiento nuevo, está en marcha como nunca antes en todo el mundo. Si bien cambió el formato, lo que falta son estos espacios”. Por eso surgió la idea del festival, cuyo diferencial, pues hay otros que se realizan en el país, es que se hace en el CCK. “Nos pareció, con Gustavo Mozzi, director del CCK, que esto debía tener lugar una vez por año. Y más en estos momentos de globalización, en los que la música se atomizó. Por suerte estos géneros coexisten y dialogan. La electroacústica es uno más que existe. No es ni mejor ni peor que los otros. Genera mucho material que luego es estudiado por la ciencia”. 

Además de Terrugi, y del alemán Hans Tutschku, quien fue el acto estelar de la fecha de ayer, así como el baluarte internacional de esta primera edición, Mario Mary completó la terna de figuras invitadas del festival. Establecido en Francia, el artista argentino, aparte de una conferencia y de un taller acerca de espacialización, ofreció el miércoles, al caer la tarde, un concierto con cinco obras suyas. Cuatro de ellas fueron electroacústicas, de las cuales dos fueron multicanal y una estéreo. Y la restante se trató de una pieza mixta, en la que la música electroacústica sonaba en simultáneo a la participación de tres instrumentistas (violoncello, piano y percusión). Con un aforo que gozó de buena asistencia, y luces bajas, aunque sin apagar, el músico se ubicó en un costado de la mitad de la sala. Desde allí manipuló una consola de la que se desprendía sonidos que evocaban desde vidrios triturados o sonidos de cascabeles. Al tiempo que generaba la sensación de acorralamiento o provocaban el mismo suspenso de la música compuesta para películas. 

Al momento del concierto, en el caso de la música no mixta sino electroacústica, no hay músicos en la escena. La pregunta sería: ¿Qué interés hay en ir a un concierto en el que no hay músicos? El tipo de escucha es más sofisticado, pues incluye un sistema de 24 parlantes, y de proyección sonora. Así que hay todo un espectáculo sonoro en este tipo de expresión artística. En eso es muy particular: la riqueza del sonido y el movimiento de éste alrededor del auditor”. Mary forma parte de la diáspora de músicos electroacústicos argentinos establecidos en el exterior. “Tras 18 años en París, estoy en Niza porque soy profesor de composición electroacústica en la Academia de Mónaco. La mayoría de los que nos dedicamos a esto, por lo general, somos docentes. Incluso hay muy poca gente que puede vivir de los encargos. El tiempo que lleva realizar una obra es tanto que no da para vivir de eso. Es una disciplina que implica una formación musical y electrónica, lo que te obliga a estar al día constantemente”. 

Programada bajo el Espacio de Sonido y Arte Digital del CCK, el festival, que tuvo como antecedente el estreno de la muestra Klang (dedicada a la historia de la electroacústica argentina, aún está en cartelera en el CCK), tuvo entre sus principales características una alta asistencia de público joven. “La música electroacústica ya no tiene la exclusividad de antes”, asegura Basso, quien desliza además que el evento originalmente iba a ser un encuentro entre música y ciencia. “Los músicos actuales quieren componer obras, y como dependen más de los algoritmos matemáticos que de los instrumentos tradicionales, siguen haciendo lo que hacen siempre. Desarrollan un lenguaje propio, tratan los sonidos que después usan para sus composiciones y luego los exportan a otras disciplinas”. De manera que la electroacústica está entre nosotros. “Los músicos electroacústicos tienen una estética particular del manejo no tradicional de la música. No vas a escuchar acordes mayores, y hasta interpelan el concepto de discurso y lenguaje. Son compositores que están viendo más allá de la tradición”.