Desde Resistencia
“Leer abre los ojos”, dice el lema de la Fundación Mempo Giardinelli. “Leer es resistir”, se escuchó en el foro que organiza esta entidad. “Y también combatir”. Dar a leer es construir ciudadanía, formar ciudadanos críticos, es ofrecer diversidad de mundos y alternativas para estar en el mundo, es respetar un derecho y un bien público, es enfrentar más enteros los tiempos ominosos, se dijo también. Y lo más interesante: se pensó sobre el cómo de esas lecturas, que no son cualquiera ni de cualquier manera, ni logran resultados mágicos por sí solas, se aclaró también. Se debatió y hasta apareció la famosa “grieta” a partir de las preguntas y planteos del público; se intentó pensar en qué consiste. Todo eso ocurrió en el Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura, que comenzó en Resistencia y otras ciudades chaqueñas el miércoles pasado, y que se extenderá hasta el sábado, con dos características que son un logro a priori: la de realizarse por 22 años consecutivos, y la de congregar una multitud ¡para hablar de libros y lecturas!
“Desde acá, es impresionante”, arrancó Giardinelli al subir al estrado desde donde pronunció sus palabras de bienvenida. Se refería a las 3.500 personas que colmaban el Centro de Convenciones, en su mayoría docentes, bibliotecarios y demás mediadores de lectura, llegados desde todas las provincias y también desde otros países para esta cita anual que ya es un clásico dentro del campo. La apertura tuvo todo el despliegue formal con la presencia del gobernador del Chaco, Domingo Peppo, el intendente de Resistencia, Jorge Capitanich, diputados y funcionarios provinciales y municipales, a quienes se les agradeció el aporte para poder llevar adelante un evento de tanto despliegue. Los colombianos Silvia Castrillón y Juan Diego Mejía, los brasileños Eric Nepomuceno y Alessandro Rodrigues Rocha, los mexicanos Toño Malpica y Jorge F. Hernández, y las locales Graciela Bialet y María Angélica Moller también formaron parte de las actividades del primer día del plenario.
“Desparramado” en escuelas, bibliotecas, centros culturales y centros de formación docente de Resistencia, y también por otras ciudades chaqueñas como Roque Sáenz Peña, Puerto Tirol, Barranqueras , Fontana y Colonia Benítez, el Foro hace decir orgullosamente a sus organizadores que la capital y estas ciudades del Chaco se vuelven “en estado de lectura” por estos días. Y es que, por fuera de lo que ocurre en los intercambios del plenario, las mañanas y las tardes están llenas de talleres, diálogos abiertos, y unos cuarenta encuentros entre escritores y estudiantes que, sumados, llegan a unos 5 mil. Allí, la narradora Paula Martín puede dar un taller de lectura en voz alta, la especialista Carola Martínez hablar sobre literatura infantil digital, el escritor Mario Lillo plantear la importancia de las bebetecas y la formación de lectores en la primera infancia, o el dibujante Miguel Rep puede hablar de historietas e historia del arte. Y Sandra Russo, Guillermo Saccomano, Elsa Osorio, Mario Méndez y la chilena Vivian Lavin, entre muchos otros, participar de diálogos abiertos y encuentros con escritores.
En su discurso de apertura, Giardinelli recordó que el lema “Leer en Resistencia” que guía al foro este año, ya había sido tomado en una ocasión anterior: en el foro que siguió al fatídico 2001, en tiempos en que peligró incluso su realización. “Aquello fue una maravilla romántica y la evoco porque las circunstancias hoy son muy parecidas. La historia nunca se repite, como suele creerse, pero sí muestra rasgos de similitud, sobre todo cuando se trata de desdichas de los pueblos. En el caso del pueblo argentino, parece que cada equis cantidad de años las taras y los pesares, y las políticas nefastas se repiten”, expresó el escritor. “Este es un tiempo en que han destruido el Plan Nacional de Lectura. Dejaron de mandar millones de libros literarios a las escuelas, porque estos ignorantes creen que se aprende solamente con manuales. Y a la vez han discontinuado el programa Conectar Igualdad, que produjo tantos nuevos lectores niños y jóvenes durante años. Es nuestro deber resistir ayudando a despertar en los chicos la idea, la convicción, la certeza de lo que está bien y lo que está mal, de lo que es justo y lo que decididamente no”, enfatizó, y concluyó que “volver a la literatura, y a nuestra literatura, es el mejor aporte que podemos darle a los más jóvenes en tiempos ominosos como el presente”.
Si Giardinelli abrió el encuentro sobre la idea de que “en países como los nuestros hacer cultura es resistir”, y que “en tiempos de gravedad y peligros de disolución nacional como los que hoy vivimos la resistencia es la misión más honorable de los educadores, narradores, poetas e intelectuales”, las intervenciones que siguieron fueron en el mismo sentido, de diferentes modos y con distintos abordajes. La especialista Silvia Castrillón dedicó su conferencia inaugural a hablar de la lectura como derecho y como bien público, destacando el rol de las bibliotecas públicas, además del de las escuelas. Advirtiendo que “se da por sentado que la lectura y la escritura son prácticas buenas por sí mismas”, pero que “no cualquier lectura tendría que merecer la inversión de recursos públicos para su promoción”, la creadora de proyectos de promoción lectora reconocidos en Latinoamérica habló de la necesidad de “crear espacios de combate para la democratización de una cultura escrita, con el fortalecimiento de una biblioteca pública que la garantice”.
“Santiago Maldonado sigue desaparecido. Milagro Sala, presa política, como Facundo Jones Huala, Nélida Rojas y otros referentes de la agrupación Tupac en Jujuy y Mendoza. Varios artistas y escritores hemos sido amenazados de muerte este año, entre ellos el escritor chaqueño Miguel Molfino y yo. Y otros muchos artistas están buscando el exilio. Desde el Manifiesto Argentino Córdoba denunciamos, reclamamos justicia, y decimos ‘No a la impunidad’”, leyó Graciela Bialet antes de comenzar a leer su ponencia. Le tocaba hablar en la mesa “Lectura, ciudadanía y resistencia”, y la declaración sirvió de preámbulo a lo que comenzó con un planteo muy claro: Si en la Argentina nacen algo más de 777 mil niños por año, son unos 2.100 por día. Y si, según el Observatorio de la Deuda Social Argentina de este año, un 47% de ellos lo hacen en la pobreza, llevado a esa sala colmada, sería como que la mitad sobreviviera de las migajas de la otra mitad, razonó. “Sí, hay grieta”, concluyó. “Y nosotros acá hablando de la importancia de la lectura... ¿Por qué? Porque, en principio, leer nos arrebata del desconocimiento, nos pone a pensar. Porque al leer dejamos de ser indolentes; sentimos, olemos, sudamos, odiamos, amamos. Leer activa los sentidos. Porque por suerte tenemos la lectura y los libros para hablar de los niños con los niños”, explicó.
Las preguntas que llegaron del público antes de una “tertulia de lecturas” muy bien amenizada por Toño Malpica, Eric Nepomuceno, Juan Diego Mejía y Jorge F. Hernández –divertidísimo narrador, todo un performer– pusieron de manifiesto que, como dice Bialet, sí hay grieta, y también que es necesario seguir explicitando su naturaleza exacta. “¿Por qué todo tan politizado? ¿Todo el foro se dedicará a criticar al gobierno de turno?”, preguntó alguien. “Más lectura y menos política”, pidió otro. “Estamos hablando de libros y lectura, y por eso estamos hablando de política”, respondieron los panelistas. Giardinelli hizo su contrapropuesta: “Más lectura y también más política”.