Tienen millones de seguidores y millones de vistas en sus videos. Muchos: 80 millones, por ejemplo. Ocupan el centro de la escena en un momento de expansión y de cambio en la industria, cuando el entretenimiento exitoso dejó de ser el realizado por los canales de televisión (que quedó relegada cada vez con menos consumidores, y de mayor edad). Y cuando se calcula que YouTube crecerá este año un 30 por ciento en su retransmisión por pantalla de televisión. Hace rato que los youtubers, creadores de contenidos, verdaderos emprendedores de las redes, son los hombres y mujeres del momento. Aunque hay para todos los gustos y estilos, muchos se dirigen en particular a una franja de público preadolescente, nenes y nenas de primaria que siguen sus historias, personajes y canciones y conforman su "fandom": generan interacción dentro y fuera de las redes. El rotundo éxito que tuvieron en esta temporada de vacaciones de invierno dos de ellos, Rubén Tuesta y Mati Spano, llevados al teatro como propuestas de espectáculos infantiles, confirman que esta es también una plataforma de lanzamiento con múltiples destinos.
En el Multiteatro de la calle Corrientes, Rubén Tuesta agotó las funciones diarias del show que lleva el nombre de su personaje principal, una imitación de Quico que fue mutando pero que permanece en el trajecito y los mofletes, Operación Cachetes. Cortó unos 6.000 tickets con una propuesta simple y rendidora para los muchos y muchas que lo siguen en las redes (unos 40 millones, en rigor): mostrar en el escenario los mismos personajes de sus videos. Así desfilan la madre y el padre tóxicos (se dicen "la Toxi" y "el Toxi" entre sí, de hecho), la abuela que saca ventaja, el vecino con el que la madre engaña al padre (los personajes de esta supuesta familia prototípica, por cierto, son de todo menos deconstruidos). Y sobre todo Cachetes, ese que varias veces a lo largo del show canta el hit de la BZRP Sessions de Quevedo que pegó durante el Mundial, en pleno furor de las figuritas: "Quería a Messi y me salió Mbappé"...
Una cuadra más allá, en la sala principal del Paseo La Plaza, un éxito similar se confirma con Mati Spano en vivo, otro con entradas agotadas. El influencer, actor y cantante tiene un show que también hace pie en el humor pero es más musical, con canciones de amor y desamor, que remiten a un universo más adolescente. Los nenes y nenas que llenan el teatro, sin embargo, son muy pequeños, de entre 6 y 10 años. Cuando termina la función y llega el momento del "meet and greet" (las entradas más caras dan opción al momento de la foto con el ídolo) los nenitos le dejan cartitas, dibujitos, chocolates, lo abrazan, se emocionan. Una conexión que parece ir más allá de lo que el influencer produce estrictamente como contenido.
Afuera del teatro, mientras el público forma las largas filas para entrar (y adentro, en las mesitas de venta oficial), el merchandising ya no es de un programa de televisión, o una serie de streaming, como en las épocas de Floricienta, Violeta, Soy Luna, Go. Las caras en las remeras, y en los posters, y en las "credenciales" para colgarse al cuello (un nuevo ítem que se suma al universo de artículos que les niñes piden para nunca más usar) son de pibes que pasaron exclusivamente por pantallas de los celulares (o de la TV, pero reproducidos de YouTube), y que ahora multiplican cercanía en formato teatral.
La cuestión del fandom
Los números que cosechan estos pibes y la cantidad de contenidos que suben impresionan: Mati Spano, por ejemplo, tiene más de 27 millones de seguidores enTikTok, más de 7 en YouTube. Un solo videíto puede tener... 17 millones de vistas. Arma personajes y parodias de series animadas, gameplays (videos donde se graba jugando), también editó sus canciones. Pero no es en estos números donde hay que poner el ojo, asegura Manuela Arnedo, CEO de la agencia Transetter, representante de estos youtubers argentinos y responsable del éxito teatral en el que, asegura, muchos no creían. Este es, de hecho, su debut como productora ejecutiva.
"El punto es que ellos tienen un nivel de fandom tan grande, que ya eso solo te da una certeza de lo convocantes que serán. ¿Qué es ese "fandom" tan buscado? Lo que generan alrededor de ellos sus seguidores, la interacción en redes, la participación activa (en concursos, consignas, reenvíos), el nivel de involucramiento. El fanatismo o la obsesión, también podría decirse. "Eso es muy difícil de conseguir y, más allá de Tini, Lali, María Becerra o Alejo Igoa, no tenés más de diez influencers en la Argentina que lo tengan. Ellos lo ganaron", define.
Para Arnedo, a pesar de los años transcurridos, este es un fenómeno poco explorado, que ve más bien como punto de partida para ocupar otros espacios y escenas. "Rubén y Mati seguramente van a terminar en lugares distintos, no los imagino youtubers toda la vida. Son chicos que se están formando en actuación, en canto. Muy ambiciosos, además de talentosos y trabajadores. Con mucha lectura de audiencia y muy atentos a lo que esa audiencia quiere y consume", los describe.
Se ríe, además, de su "pegada" teatral en esta temporada porteña de vacaciones de invierno: "Me decían que estaba loca cuando salía a buscar teatro, director, guionista, actores, bailarines, casting, todo de cero. Yo les decía: prepárense para el sold out de 16 funciones, y se reían. Soy nerd analítica y sabía que iba a pasar esto. Mi mensaje es: si creés mucho en tu producto, animate a emprender. La vida premia las decisiones".