El ministro de Economía y precandidato presidencial, Sergio Massa, consiguió primero el apoyo del gobierno chino y después el respaldo del gobierno de Estados Unidos para vencer la resistencia del staff técnico del Fondo Monetario Internacional y firmar un acuerdo de transición hasta fin de año. Allí se definieron nuevas metas ante la imposibilidad de cumplir lo pactado previamente por el impacto de la sequía. Las condiciones son mejores a las que pretendía imponer el organismo, pero la dureza de la negociación dejó en evidencia que el próximo gobierno deberá batallar mucho para no caer en lo que ahora se pudo evitar.
Massa ganó tiempo al despejar las revisiones del FMI mientras se desarrollan las distintas rondas electorales. El proceso se dará sin la exigencia de una corrección cambiaria tradicional, que el organismo pedía en un inicio que fuera del ciento por ciento y, sobre el final, poco antes del cierre de las negociaciones, había reducido al 30 por ciento. En el escenario actual, sin reservas suficientes en el Banco Central y en medio de la ebullición de la campaña, mover el precio del dólar oficial hubiera sido un salto al vacío.
El Gobierno también ganó la pulseada en otro aspecto fundamental: obtuvo autorización para intervenir en los mercados de dólares financieros, de modo de acotar la volatilidad del contado con liquidación y el MEP y mantener algún grado de estabilidad cambiaria. La reducción de la meta de acumulación de reservas de 8000 millones a 1000 millones de dólares también ayuda a descomprimir presiones, aunque sigue siendo un objetivo exigente.
En un punto intermedio quedó la cuestión fiscal. El FMI reclamaba bajar el déficit de este año a 1,5 puntos del PIB, lo que hubiera forzado un mayor ajuste y hubiera hundido más el nivel de actividad económico. La meta de déficit se mantuvo en 1,9 puntos.
"Argentina se encuentra lejos de la meta del 1,9 por ciento, a pesar de haber ajustado el gasto público en un 6 por ciento real en el primer semestre contra el mismo periodo del año anterior. Esto hace suponer que durante el segundo semestre la política fiscal tendrá un sesgo aún más contractivo", advierte de todos modos un paper del ex director del Banco Central, Arnaldo Bocco, y el economista Pablo Wahren. "De hecho, en su anuncio el FMI hizo foco en contener el crecimiento de la masa salarial del sector público, actualizar las tarifas de energía, fortalecer controles de gastos sociales y la racionalización de transferencias corrientes a provincias y empresas estatales", agrega, al dejar en evidencia los costos que entraña la decisión maldita del gobierno de Mauricio Macri de endeudar nuevamente al país con el FMI.
Impacto inflacionario
Aunque Massa ganó tiempo con el nuevo acuerdo de transición y despejó uno de los factores principales de incertidumbre cambiaria, lo que mejora su competitividad electoral, tuvo que aceptar medidas que operan en la dirección contraria en términos políticos. En particular, porque tres de los cuatro anuncios que hizo para llegar a un entendimiento con el FMI tendrán repercusiones sobre los precios. En lugar de ayudar a bajar la inflación, el FMI otra vez genera las condiciones para un mayor aumento del IPC.
La generalización del impuesto PAIS para fletes, servicios y bienes -con la excepción de medicamentos, educación, insumos de la canasta alimentaria y combustibles- provocará un encarecimiento de la mayoría de los productos. No solo por la incidencia directa de la medida, sino por el comportamiento especulativo de los formadores de precios. Massa dijo que se controlará empresa por empresa, pero en una semana de aplicación de la medida ya se vio que ello es más voluntarista que real.
Un ejemplo es lo que ocurrió con la chapa, que el grupo Techint encareció 10 por ciento esta semana a pesar de que el impuesto PAIS es de 7,5 puntos y recae solo sobre insumos importados.
La incorporación del maíz para las liquidaciones del nuevo dólar agro de 340 pesos también golpea sobre precios de los alimentos. Bocco y Wahren precisan que el maíz representa el 18 por ciento de los costos de producción de pollos, el 15 por ciento en porcinos, el 11 por ciento en carne vacuna y el 5 por ciento en leches. Este viernes, por lo pronto, la carne vacuna pegó un salto de 20 por ciento en el mercado mayorista, que más temprano que tarde llegará a las carnicerías.
Finalmente, "los tipos de cambio tuvieron tendencias alcistas, lo que da cuenta de que el mercado
percibió las medidas como una devaluación encubierta. El dólar blue resultó el más afectado, ya que subió de 529 el día hábil anterior
al anuncio de las medidas a 551 pesos (4,2 por ciento), el CCL se incrementó de 533 a 544 pesos (2,1) y el dólar MEP se elevó de 498 a 519 (4,2)", completan los economistas en su evaluación.
2024
Pese a esos movimientos de los dólares financieros y a lo que se empezó a ver con las remarcaciones, el acuerdo permite despejar el factor FMI hasta después de la elección de un nuevo gobierno. La pregunta que surge de inmediato es qué hará la próxima administración en su relación con el organismo.
Por el lado de oposición, Patricia Bullrich blanqueó que está dispuesta a seguir los pasos de Fernando De la Rúa en 2001, con la búsqueda de un nuevo "blindaje" con el FMI. Es decir, en lugar de resolver el problema que dejó Macri, su plan es profundizarlo con la solicitud de más préstamos al Fondo Monetario. Junto con ello, manifiesta que hará toda la devaluación y todo el ajuste que le pidan. Uno de los asesores que la ex ministra de la Alianza y de Cambiemos escucha con atención es Ricardo López Murphy, quien en este momento ganó espacio en la consideración de la precandidata.
Horacio Rodríguez Larreta, por su parte, explica en reuniones con empresarios que proyecta una fuerte devaluación inicial, en torno al 70 por ciento, y políticas de shock en materia fiscal, lo que incluye fuertes incrementos de tarifas para bajar subsidios.
En Unión por la Patria se levantan voces para pedir que se dé por caído el acuerdo que firmó Martín Guzmán y se renegocie todo el convenio, para establecer plazos de pago más largos y atados a variables objetivas, como la evolución del superávit comercial. También se remarca la necesidad de profundizar la línea de acuerdos políticos con China y los Brics, de modo de mejorar la posición negociadora ante Estados Unidos, que es el país que sigue teniendo el control del Fondo Monetario.