Carolina Luján es la única ajedrecista argentina que logró el título de Maestra Internacional Absoluta. Cuenta en su haber con los títulos de Gran Maestra Femenina y ostenta dos Normas de Gran Maestra Absoluta. Fue campeona argentina, sudamericana y panamericana en reiteradas ocasiones. Representó al país en seis copas del mundo y en nueve olimpíadas consecutivas. Es ciudadana ilustre de Caseros, obtuvo cuatro medallas de Oro en los Juegos Bonaerenses y llevó su talento a más de cien ciudades de todo el mundo. En la actualidad, preside la Federación de Ajedrez del Oeste del Gran Buenos Aires, FAOGBA.
Su partida de nacimiento dice que nació en un hospital porteño el 13 de mayo de 1985, pero Carolina Luján es bonaerense. Su familia, que vivía en Caseros cuando ella nació, se mudó a General Rodríguez y allí, en el oeste de la Provincia de Buenos Aires, Luján se hizo amiga del tablero desde muy chica. "El ajedrez me apasiona mucho, es mi trabajo y mi profesión. Tuve tiempos buenos y rachas malas, momentos donde quise dejar o donde volví. En el medio pasan cosas, imagínate 30 años jugando al ajedrez, hay enfermedades, pérdidas de seres queridos y situaciones de todo tipo, como cumplir 15 años en el medio de un campeonato, pero este deporte es parte de mi vida y así seguirá siendo", dice la ajedrecista en diálogo desde España.
En su casa los juegos de mesa eran moneda corriente, pero se interesó por el ajedrez y la velocidad de su aprendizaje hizo que su padre la llevase a la biblioteca del Club Leandro Alem. Entre nubes de tabaco y pilas de libros viejos, "la hija de Luján" jugaba mano a mano frente a los viejos muchachos con tan sólo siete años. Cuenta Carolina: "Era muy chica y estaba metida entre los grandes, preguntando y pidiendo que me enseñen a jugar. Mi papá me llevaba de noche a la biblioteca donde él jugaba con sus amigos, ya que no había otro espacio para que una nena pudiera jugar al ajedrez. Empecé a ir y a mi familia le hacía un poco de ruido, pero no había muchas opciones. Eran todos tipos grandes y yo jugaba con ellos, no había otros niños. Mi infancia fue muy particular, pero tengo lindos recuerdos".
"El ajedrez es un ambiente reservado históricamente para los hombres. Al día de hoy, se estima que la población ajedrecista es de 800 millones de personas, y las mujeres seguimos siendo menos del 10 por ciento. Somos muy pocas y se ve en los torneos, donde de 400 jugadores, sólo somos 15 mujeres."
Tras varios meses de jugar junto a los amigos de su padre, el Club Alem abrió una escuela de ajedrez en un horario convencional y Luján asistía a la salida de la escuela primaria. Al poco tiempo comenzó a competir mensualmente en la FAOGBA, que hoy preside. "Las vueltas de la vida me llevaron a que, después de jugar siempre ahí, hoy la gestione junto a un grupo de compañeros. La Federación tiene 40 años y yo 38, por lo que en su momento, cuando yo competía, éramos pocos participantes", explica. Con sólo 8 años, la ajedrecista ganó el trofeo en su primera competencia, donde competían jóvenes de hasta 20 años.
Al hilo llegó su primera participación en un torneo argentino Sub10, en la provincia de Córdoba. "Hasta ahí había jugado torneos locales y parecía una papita, pero fui al campeonato argentino y me fue tremendamente mal, en lo deportivo y en lo anímico. En mi casa me llegaron a preguntar si lo disfrutaba realmente, pero les dije que sí, que quería entrenar y mejorar. Entonces empecé a tomar clases particulares y a tener entrenamientos de alto rendimiento", cuenta Luján. Los resultados estuvieron a la vista rápidamente, ya que en su segunda participación en un Torneo Argentino fue la campeona no sólo del femenino, sino del absoluto, que comprendía varones y mujeres.
Su alto rendimiento hizo que, previo a comenzar la escuela secundaria, Carolina obtuviera la mejor ubicación en torneos infantiles panamericanos y mundiales. Pese a ello la joven, que por aquel entonces se había mudado nuevamente a Caseros, contaba con un típico anhelo de la región: participar de los Juegos Bonaerenses.
"Es un torneo muy especial para mí. Yo era muy chica y había jugado internacionalmente, pero quería jugar los Bonaerenses. Esperé a cumplir 12 años y cuando me dio la edad participé. Mi deseo era porque todos querían jugarlo, como 'guau, los bonaerenses'; de hecho intenté con otros deportes para llegar a las finales de Mar del Plata. Pasaba los límites y excedía el mundo del ajedrez. Hay muchos otros deportes y en ellos está el espíritu que mueve los juegos, de los cuales tengo muy lindos recuerdos". La espera de Luján tuvo sobrada recompensa: Jugó cuatro bonaerenses y ganó cuatro medallas de oro, consagrándose en la categoría Juvenil pese a ser menor. "Lo hice porque te daban un viaje a Europa de premio, pero no me lo dieron porque vino la crisis del 2001", recuerda entre risas. Señala que, en uno de los Bonaerenses obtenidos, le entregaron la placa a la deportista más destacada de todos los Juegos.
También le dice a este diario que le parece "una experiencia espectacular para las juventudes" el hecho de "participar de todo el trayecto de los bonaerenses", tanto a nivel local, como regional y provincial. "Más allá de lo deportivo, se destaca lo que refiere a lo social. Me encanta que se sigan haciendo y siempre trato de formar parte. He dado clínicas, charlas, y durante un tiempo integré el Consejo Asesor de Deportes, cuando Teresa García era Secretaria del área", señala Luján.
Con sólo 15 años, la mayor de tres hermanos fue campeona a nivel nacional en la categoría Mayores y se ubicaba entre las mejores 20 Juniors a nivel mundial. Luján incrementó su actividad profesional, daba clases, hacía actividades de difusión, y recibía dinero gracias a los auspicios. Al terminar la escuela secundaria, la ajedrecista tuvo que elegir entre anotarse en la universidad o dedicarse de lleno al ajedrez. Y no dudó: "Me fui a Europa, jugué torneos y me empezó a ir bien, me convertí en Maestra Internacional Absoluta, siendo la única mujer de Argentina en lograrlo. Los títulos de maestría no tienen nada que ver con la enseñanza. Uno escucha Gran Maestro, Maestro Internacional, pero son títulos que se van haciendo en partes. Tenés que conseguir normas, las cuales se logran en determinados torneos con performances realmente buenas. En Argentina no hay torneos de ese calibre, y por eso completé mi título en Europa. A partir de ahí empecé a ganar dinero gracias a los premios, las contrataciones de diversos clubes y las clases, ya que desde muy chica entreno a otros jugadores y jugadoras".
"Generalmente estuve en España, pero jugué en cientos de ciudades de todo el mundo. Entre los 18 y los 27 años estuve yendo y viniendo, vivía seis meses en cada continente, pero en un momento paré y decidí quedarme en la Argentina. Tenía un costo emocional estar tanto tiempo afuera y sola, el ajedrez es un deporte individual donde la mayor parte del tiempo estás en soledad, y siendo mujer es más difícil por todos los riesgos que nos toca vivir".
A la hora de analizar el presente del ajedrez a nivel nacional, Luján destaca que "en Argentina faltan muchísimas cosas, principalmente apoyo económico e institucional". "El apoyo sirve para poder entrenar, para viajar a competir y para tener la cabeza tranquila. El ajedrecista debe pensar solamente en jugar, y no en que no puede pagar un pasaje, un entrenador o en que su familia tenga que hacer miles de sacrificios. Esa tranquilidad, que en muchos países existe, acá no pasa. Hay muchos deportes que son profesionales en cuanto a la dedicación pero no en cuanto al reconocimiento", remarca Luján, mientras señala que "en la Argentina tenemos jugadores y jugadoras con muchísimo potencial que ya están teniendo logros importantes y que dependen de ese apoyo".
La ajedrecista, que además de presidir FAOGBA es coordinadora de Ajedrez de la UNTREF, asegura que "el apoyo del Estado es importante y siempre está, en menor o mayor medida", pero que "el que se hace muy necesario es el del sector privado, el de los auspicios y las marcas". "A nivel mundial, vemos a Messi y a Ronaldo jugando al ajedrez en un baúl de Louis Vuitton, y la serie más vista de Netflix es 'Gambito de Dama'. Estamos todos de acuerdo en que es buenísimo, pero con todo lo que el ajedrez tiene de positivo, igualmente el apoyo no llega. Convoco a que las dirigencias trabajen en pos de ello, porque si desde la entidad madre no se hacen las cosas bien, con planificación y cercanía, es muy complicado. La dirigencia de la Federación Argentina es nefasta, y lo ha sido durante muchos años, y por eso parte de mi deseo es que la nueva generación tenga todo el apoyo que la mía no tuvo", sostiene Luján.
Y afirma: "Hoy por hoy, mi objetivo es seguir jugando lo más que pueda y seguir disfrutando, pero anhelo lograr que la carrera de los ajedrecistas argentinos sea más sencilla. A mí y a mis antecesores y antecesoras, nos ha costado muchísimo desarrollarnos en el ajedrez siendo argentinos, por lo cual, esa es una de mis metas. Para los que quieren incursionar en la competencia, el único secreto es entrenar y dedicarle mucho tiempo a conciencia. Son horas y horas de entrenamiento, como en todos los deportes. Cuando uno es profesional, serio y comprometido, los resultados llegan".