Martín Llaryora tiene motivos para festejar eufórico. Será gobernador de Córdoba, tramitará la transición con Juan Schiaretti co- fundador del peronismo cordobesista. Termina el mandato como intendente de la capital provincial y tramitará la transición con su vice Daniel Passerini. Envidiables limbos hasta el 10 de diciembre, para nada frecuentes. El hombre lanzó una catilinaria contra los “pituquitos de Recoleta” que quisieron darle cátedra sobre política provincial. Se consagró como tendencia en minutos, se sostuvo toda la semana. Perdurará, será remera. Tanto como la deriva humorística del aspirante radical a la intendencia Rodrigo de Loredo autor de la frase “los hice venir al pedo”. Interpeló así a la plana mayor de Juntos por el Cambio (JxC) comandada por Patricia Bullrich y el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, dos pituquitos disímiles en apariencia y en monsergas, pero análogos en cosmovisión.
La caterva cambiemita (que incluyó a provincianos ilustres de Jujuy, Mendoza y Corrientes) se mandó a Córdoba para celebrar un triunfo que no fue. En grupo, nunca unidos. Creyeron en las encuestas, craso error diría el politólogo Pompeyo. De Loredo quizá aspire al sitial humorístico que supo ocupar el senador Luis Juez en el pasado remoto. Hace una semana no consiguió una sonrisa de quienes lo entornaban: parecían una versión afeada de “El entierro del conde de Orgaz” pintado por El Greco. La maratón de votaciones depara risas y mufas repartidos, cada semana. Nadie tendría que agrandarse demasiado porque como en el fútbol hay revancha cada domingo.
“Pituco” es una bella palabra en desuso. Proviene del viejo lunfardo o del lenguaje cotidiano del siglo pasado. Llaryora refirió que escuchó a su padre despotricar contra los pituquitos de Recoleta.
Requerido y regañado por los medios dominantes, Llaryora explayó un discurso más interesante que el vocativo con el que imantó atención acaso motivado por el clima militante. Desarrolla entonces demandas concretas, tradicionales aunque discutibles como todo. El cese de las retenciones a la producción agropecuaria, primero. La injusta distribución de la ayuda federal. El ministro de Economía provincial Osvaldo Giordano explicó este punto en un hilo de twitter.
Llaryora recuerda que Córdoba está subrepresentada en el número de diputados nacionales, establecido por la Constitución de 1994 en su artículo 45. Debe actualizarse “después de cada censo”. Con apego a la Carta Magna, acotemos, Córdoba y Santa Fe elegirían más diputados y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) menos. Detalle a considerar: la provincia más perjudicada por dicha injusticia es Buenos Aires. El historiador Sergio Wischñesky describe el relegamiento a los bonaerenses en un notable artículo publicado en Página/12. “La ley Bignone y el voto calificado”. La actualización con los censos se omitió desde 2001 inclusive hasta hoy. Si se honrara el mandato legal a Buenos Aires le corresponderían 97 diputados en vez de 70.
El reparto de la coparticipación es una de las fallas estructurales de la Constitución de Santa Fe. Hija del Pacto de Olivos, plena de claroscuros, hasta de mala praxis. El reparto discrecional desde Nación una facultad que convoca a polemizar. El federalismo, una característica de nuestro estado nación, un sistema que rige en una minoría de los estados en la aldea global, en América preponderantemente. Como el presidencialismo, digamos todo.
Un periodista de “La Nación” con fama de serio se entretuvo mostrando en un canal de derechas una mansión de Llaryora en San Francisco. Insinúa que vale mucho, hay tufillo a denuncia de corrupción. La tele garpa fácil, las denuncias se tornan creíbles para el público amigable o distraído: no hace falta andar investigando, buscar títulos de propiedad… tareas cargosas ajenas al periodismo in the pendiente. La vivienda no es de Llaryora sino de Luis Juez. La fake news se desnuda en cuestión de minutos, en una de esas ya surtió efecto. El emisor se retracta, pide disculpas. Llaryora las admite rápido. El episodio cierra de manera extraña, no frecuente.
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Miente u oculta que algo quedará: Tampoco es frecuente que los ministros de Salud de las veinticuatro provincias firmen un documento avalando el desempeño y la trayectoria de su par nacional, Carla Vizzotti. Suscribieron un comunicado en un encuentro del Consejo Federal de Salud (COFESA). Replicaron a una tapa mendaz de diario Clarín dedicada a Vizzotti. Se atacó a una funcionaria que funciona, laburadora 7x24, tenaz, didáctica, sencilla, nada soberbia. Los pares reivindicaron su conducta, los hay de todos los colores políticos. El comunicado-desmentida no fue acogido en las ediciones ulteriores del diario del Multimedios ni de su cadena informativa. El consejo de Goebbels se reformula en este siglo: oculta, oculta, que algo no se verá.
La libertad de expresión es garantía constitucional, incluye la posibilidad de macanear, de editar a piacere, de mentir incluso. Tanto como la de señalar las trampas, los bolazos, la mala fe, la gama de métodos negacionistas de la derecha nativa.
La coalición cambiemita celebra de antemano el desembarco en la Rosada como hizo con las victorias en las PASO santafesinas o en las provinciales cordobesas. A veces sale bien, en otras no.
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Apareció el nieto 133, júbilo y silencios: “Apareció el nieto 133” se divulga, se cuenta a los amigos, a la familia. La sonrisa, la ternura y el orgullo llegan juntos, enseguida. La expresión podría engañar pero es genuina. “Apareció” desafía, enfrenta y en parte doblega a la desaparición de personas. El número es una clave para dejar constancia de la infatigable epopeya de las Abuelas de Plaza de Mayo. Estela Carlotto, cuidadosa del peinado, risueña a más no poder, bella y querible, baila con el bastón en la mano. Le cantan “abuela, lá, lá, lá”. Es una mujer milagrosa, ejemplar, seguramente la máxima autoridad moral de la patria.
La lucha por la vida, la identidad, la memoria y la justicia recorrió todos los estadios, superó incluso a las leyes de la impunidad y a los indultos de gobiernos democráticos.
Nada menos plano que las historias de vida reconstruidas. Todas únicas, trazadas por la búsqueda infatigable, por la no violencia, por la nobleza.
Los movimientos de derechos humanos sobrellevaron el ostracismo que quisieron imponerle tantos gobiernos, derrocharon templanza.
Este diario, como es regla, saludó en su tapa el momento histórico que corona una noble tradición nacional. Lo resaltó en consonancia con su línea editorial, sus valores fundacionales, su ideología. En paralelo otros medios lo menospreciaron en sus ediciones o en las transmisiones en directo de la ceremonia. Minga de mención en las tapas, coberturas despectivas, minimalistas . Reflejan su ideología, sus líneas editoriales, sus sentimientos. Allá ellos.
Intérpretes taimados o cándidos se preguntan por qué la bandera de los derechos humanos queda en manos de los organismos, del kirchnerismo, de la izquierda. Hay una contestación evidente: porque ustedes confrontaron y confrontan con esas banderas. La recepción al nieto 133 es reveladora. Se cuentan con los dedos de una mano los cambiemitas (asumidos o culposos) que celebran la jubilosa nueva. Nadie de primera línea. Por ahí no se enteraron porque leen la prensa hegemónica que (se repite) oculta lo quiere negar.
Volvamos a la competencia electoral.
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Tácticas de campaña: Schiaretti definió un doble desdoblamiento en Córdoba imaginando que ganaría las dos competencias bien cerca de las elecciones nacionales. Los resultados servirían de trampolín para su candidatura nacional. La movida contenía riesgos, dado la legitimidad acumulada por el intendente Llaryora para la gobernación. La lógica era unificar. Incluso se tejieron teorías conspirativas en la misma provincia. En la víspera los propios criticaban en tono casi audible la movida de Schiaretti. Se fundaban en los vaticinios de los sondeos, la religión sin ateos entre la dirigencia política.
La maniobra resultó, las tácticas electorales se leen con criterio resultadista, bilardismo puro.
Ustedes son muy chicos y pueden no recordar pero Schiaretti amagó un acuerdo, no muy precisado, con JxC. Rodríguez Larreta acunó la tentativa. Patricia Bullrich y el expresidente Mauricio Macri la vetaron con éxito.
Con las barajas disponibles ahora, Schiaretti se hizo ver, con el apoyo de Llaryora. El gobernador saliente afronta el clásico desafío del peronismo federal, frustrado hasta hoy: gravitar en las competencias nacionales. El trágicamente fallecido gobernador José Manuel de la Sota, fundador y emblema del cordobesismo, jamás pudo saltar esa valla. Fue candidato a vicepresidente de Antonio Cafiero: perdieron a manos de Carlos Menem en la memorable interna abierta peronista de 1988. Sonaba como posible candidato del expresidente Eduardo Duhalde en 2003, el entorno decidió que “no medía” en las encuestas. En 2015 compitió en PASO presidenciales con el ahora ministro de Economía Sergio Massa quien lo superó. Luego Massa quedó tercero, detrás de Daniel Scioli y de Mauricio Macri.
Schiaretti aspira a remontar esos precedentes ladeado por Florencio Randazzo, el viudo de su propia fallida candidatura a presidente ocho años atrás. Habrá que ver.
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La maratón que viene: Lo mejor en los años electorales son las votaciones populares, cuya variedad jamás puede complacer a todos… ni a este cronista. El cuarto oscuro propaga datos certeros sobre los territorios plenos de color local y de señales difíciles de descifrar para la escena nacional. Reales siempre, no como las emanaciones de los sondeos. Ora gaseosas, ora dudosas, eventualmente certeras.
Hoy la población de Chubut elige gobernador y otras autoridades locales (ver nota de María Cafferata). Será el último comicio previo a las PASO del 13 de agosto.
En septiembre votarán en Mendoza, Chaco y Santa Fe donde se disputaron Primarias provinciales (PASO) que arrojaron guarismos favorables a candidatos cambiemitas. El veredicto final se conocerá cuando finalicen los escrutinios; hay favoritismos marcados en Córdoba y en Mendoza.
Todas estas historias continuarán a paso redoblado.