Al instante de poner un pie en la galería Hache nos sumergimos en el incomparable mundo de Dani Umpi: superabundancia de colores, paletas y textos en una serie de collages. Son, o eran, recortes periodísticos, revistas del corazón, fotos carnet, logos, símbolos, banderas del orgullo y manuscritos que conforman vestidos, cuadros y murales. La mirada se desespera ante la imposibilidad de abarcarlo todo.
Maldito Duende, curada por Gachi Hasper y montada bajo el diseño de Osías Yanov, devora por completo las dos salas del espacio: en la primera cuelgan fantasmagóricamente unos enormes vestidos-parangolés, armados con recortes de revistas, palabras, rostros, productos y noticias dispuestos en una cuidada paleta de colores en composé que confirman la relectura de Umpi sobre la obra del artista brasileño Hélio Oiticica, cultor del movimiento neoconcreto de Río de Janeiro y destructor, con sus propias obras como herramientas, de los límites de la pintura en los años sesenta, especialmente a partir de sus propios parangolés: túnicas, vestidos y otras prendas de diversos materiales que debían ser activadas por el movimiento del cuerpo humano develando, además, los mensajes políticos y libertarios que tenían ocultos en sus pliegos en plena dictadura militar en Brasil. Estas piezas de Umpi, invitan a recorrerlas e ingresar parcialmente en ellas con la posibilidad de experimentar un momento de intimidad similar al de aquellos vestidos de mamá probados en la soledad de la infancia frente al espejo disidente, y también como un llamado a la reflexión sobre los ropajes del consumo capitalista inagotable que portamos a diario, interpelando así nuestra identidad forjada por la publicidad, el consumo, eslóganes, fetiches y titulares: la ropa como una dialéctica magistral de la necesidad de vestirse-desvestirse constantemente. En la segunda sala, cuadros y murales superpoblados de rostros silenciados, serializados, cientos de logos que auspician esa belleza parametrizada, frases hechas de recortes y trazos de fibra que dificultan intencionalmente su lectura y evocan, entre otras palabras, presentaciones de chongos en Grindr o el increíble discurso enunciado por la multifacética artista mezzosoprano y activista trans Manuela Trasobares en la televisión española en 1996, quien en medio de un debate plagado de lugares comunes sobre la identidad sexual se levantó a los gritos para llamar a la lucha y unidad trans en favor de la lujuria, el sexo y la libertad del deseo mientras comenzaban a volar vasos de vidrio, carpetas y papeles por todo el estudio, protagonizando una de las escenas televisivas más hermosas y memorables de todos los tiempos.
La letra de Maldito Duende, la canción de Héroes del Silencio -luego versionada por Raphael- que Dani Umpi eligió para bautizar su rompecabezas infinito, nos invade tácitamente durante todo su recorrido junto a los extraños movimientos y el estilo camp de su cantante Enrique Bunbury: “He oído que la noche es toda magia y que un duende te invita a soñar. Amanece tan pronto y yo estoy tan solo y no me arrepiento de lo de ayer”.
Martes a sábado de 14 a 19 en Hache, Loyola 32.