Un lugar de encuentro, debate y reflexión sobre la literatura argentina. Esta es la “médula” cultural de la 25ª Feria Internacional del Libro de Rosario, que empezará el miércoles 2 y se extenderá hasta el sábado 12 de agosto en el Centro Cultural Fontanarrosa, con el eje en las “Lecturas del presente. A 40 años del regreso de la Democracia”. Esta edición, organizada por la Municipalidad de Rosario y la Fundación El Libro, tendrá apertura a cargo de Selva Almada. Durante diez días se desplegarán homenajes a Quino, María Elena Walsh, Tomás Eloy Martínez, Rosario Bléfari y Elsa Bornemann. Además de poder recorrer los tres pisos con más de 50 stands de librerías y editoriales de Rosario, Santa Fe y de todo el país, habrá talleres literarios, presentaciones de libros, lecturas y diversas actividades -como la celebración de los 100 años de la Escuela de Frankfurt- en las que participarán Juan José Becerra, Gabriela Cabezón Cámara, Dolores Reyes, Alejandra Kamiya, Tute, Leonado Oyola, Osvaldo Baigorria, Dani Umpi (Uruguay), Juan Pablo Meneses (Chile), Julián López, Iosi Havilio y Alexandra Kohan, entre otros.
El origen de la escritura
“Mi intervención irá por temas y asuntos sobre los que vengo pensando hace tiempo”, cuenta Almada a Página/12 y anticipa lo que será su discurso de apertura en la Feria. “Aunque es un tipo de texto diferente a los que suelo escribir, en el fondo la escritura siempre surge de lo mismo: preguntas que me hago, la escritura como un intento de responderlas y siempre el mismo maravilloso resultado: nunca se responden si no que esas preguntas abren más preguntas. Me gusta eso: que no haya certezas, poder dudar, merodear un asunto, incluso contradecir cosas que dije antes o que diré en unos años”, agrega la autora de El viento que arrasa, Ladrilleros y No es un río. En sus palabras inaugurales le interesa seguir reflexionando sobre la escritura y la lectura, “dos procesos que están entramados, que se influyen todo el tiempo, que dialogan, se interpelan”. Y también la escritura y la lectura como acto colectivo: “cómo circulan, cómo hacemos para que lo que llamamos literatura argentina sea cada vez más federal”, destaca la escritora entrerriana, que nació en la ciudad de Villa Elisa hace cincuenta años y vive en Buenos Aires hace veintitrés .
Al día siguiente de la inauguración, el jueves a las 18, se realizará el homenaje a Tomás Eloy Martínez en el que se hará hincapié en la recuperación de su legado en el periodismo narrativo, con la participación del cronista y escritor chileno Juan Pablo Meneses y Ezequiel Martínez, director de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y albacea de la obra de su padre. A diez años de la muerte de Elsa Bornemann, el sábado a las 16, llegará el turno del homenaje a la autora de Un elefante ocupa mucho espacio, libro de cuentos prohibido por la dictadura cívico militar, con María Fernanda Maquieira (directora editorial de Loqueleo), Beatriz Actis y Silvia Schujer. El mismo sábado, a las 17, Tute, Flor Balestra y Eduardo Risso estarán a cargo del homenaje a Quino.
El primer fin de semana de la Feria se completará el domingo con el homenaje a María Elena Walsh en la explanada del Centro Cultural Fontanarrosa, a las 16. “Al Este y al Oeste”, se titula la propuesta con El Cuarteto Áureo (dirigido por Paolo Ferrara), la Orquesta de niñ@s y jóvenes AMR (dirigida por Marita Durá), el Taller de Canto AMR (Coordinadora Noelia García), junto a Myriam Cubelos, Vanesa Baccelliere, Ainara San Juan, Gisela Stival y Luciano Jazmin, quienes recorrerán las canciones más emblemáticas de la creadora de “Manuelita, la tortuga”. A tres años de su muerte, la obra de Rosario Bléfari, cantante, compositora, escritora, actriz y artista sigue interpelando a muchas personas. El domingo a las 18 la recordarán, es decir la volverán a pasar por el corazón, la poeta, editora y librera Daiana Henderson, la artista visual y poeta Claudia del Río, y la artista plástica y poeta Virginia Negri.
Promover y difundir la lectura
“Las ferias del libro y los festivales son sucesos muy importantes para la vida cultural de las ciudades y las regiones donde ocurren”, plantea Almada. “Hay muchos lugares del país donde no hay librerías o donde las pocas que hay se sostienen con una oferta acotada a un cierto tipo de libros. Entonces, las ferias y los festivales aparecen como un espacio para la bibliodiversidad: editoriales locales, editoriales independientes, autores y autoras emergentes, charlas que acerquen a las lectoras y los lectores, nuevas propuestas, talleres. También me parece fundamental que las ferias tengan contacto estrecho con las escuelas, que haya actividades en las bibliotecas de la ciudad, me parece que es importante aprovechar estos eventos que ocurren una vez al año para promover y difundir la lectura. Y en este sentido me parece destacable el Programa de Ferias del Ministerio de Cultura de la Nación”, concluye la escritora.