Un buen día, Silvia Fontana fue a ver a Chicha Mariani. Tenía que retirar de su casa el prólogo que Abuela de Plaza de Mayo fundadora había escrito para el libro de su compañero, Walter Docters, sobreviviente de la última dictadura. “Fue Chicha la que me dio el empujón. Ay Silvia, me dijo, qué bueno sería que haya 30.000 libros uno por cada uno de los desaparecidos”. Así se animó a escribir “Lili. Historia de una detenida desaparecida”, un libro que es más que la biografía de su hermana, Liliana Fontana, secuestrada embarazada durante la última dictadura cívico militar. Siete años después de su primera publicación, el auditorio de la Comisión Provincial por la Memoria será escenario de la presentación de la edición ampliada de esta historia.
“Yo no soy escritora, ¿pero por qué no? Chicha tenía razón, los desaparecidos no son un número, tienen nombre, tienen apellido, tienen una identidad y una historia”, concluyó Fontana en diálogo con Página/12, al rememorar aquel primer paso en la escritura del libro sobre su hermana, que va a presentar por primera vez en La Plata el jueves 3 de agosto desde las 18. Estará acompañada de Miguel Angel D'agostino y Araceli Gutiérrez, sobrevivientes del terrorismo de Estado.
D’agostino fue una de las personas que acompañó a Fontana en la reconstrucción de la historia de su hermana porque compartió con ella cautiverio en el centro clandestino Club Atlético, primer destino de Liliana. El libro fue una especie de rompecabezas de la vida de Liliana Fontana que su hermana decidió escribirla cronológicamente. “La vida en Entre Ríos, la mudanza a Buenos Aires, la militancia en el centro de estudiantes de la secundaria, luego la militancia compartida en Juventud Revolucionaria y finalmente en lo que luego fue el Frente Revolucionario 17 de Octubre”, relató.
Liliana fue secuestrada el 1 de julio de 1977, estaba en la casa que compartía con su pareja, Pedro Sandoval, en Caseros, Conurbano bonaerense. Estaba embarazada de dos meses y medio. Para construir este capítulo fueron importantes las compañías de D’Agostino, de Ana María Careaga y Delia Barrera, otras sobrevivientes del Atlético. También el relato de Marta Álvarez para reconstruir el paso de Liliana por la ESMA. “No sabemos si efectivamente Pedro nació ahí, pero siempre supimos que teníamos que buscarlo”, puntualizó Fontana. El hijo que Liliana parió fue apropiado por el agente de Inteligencia de Gendarmería Nacional Víctor Rei y restituido en agosto de 2006. Su abuela, la mamá de Liliana y de Silvia, Chela Deharbe de Fontana, buscó a ambos incansablemente, desde Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, junto a Silvia.
El libro fue editado en 2016, años después de la condena que recibió Rei por la apropiación de Alejandro Sandoval Fontana y de la sentencia en el juidio por el Plan Sistemático de Apropiación de bebés. La primera presentación fue en la ESMA, "en el pabellón de familiares, proque es donde me encuentro representada", y en Entre Ríos. La edición nueva, que contiene síntesis de los juicios que culminaron luego, entre ellos el cuarto tramo de circuito ABO en el que Silvia testimonió por el caso de Liliana, así como el que revisó los vuelos de la muerte que partieron con prisioneros de la Armada –ESMA Unificada–, entre otros datos, será presentada por primera vez en la CPM, un organismo que, entre tantos proyectos de memoria, despliega por estos días la reconstrucción de las biografías de víctimas del terrorismo de Estado secuestrados en Buenos Aires. En esa faena está colaborando Fontana, a partir de la experiencia lograda con el libro de su hermana.
“Yo quise hablar de mi hermana para poder hablar de todas las Lili, de todas las compañeras desaparecidas secuestradas, torturadas, violadas, para plasmar un poco el plus negativo que tuvo ser mujer dentro de un centro clandestino”, explicó. En ese sentido, y más allá del género, Silvia apunta a difundir “y a invitar, a través del libro y del trabajo en la CPM, a que los familiares de detenidos desaparecidos, hermanos, hijos, escriban su historia, y así seguir cumpliendo el deseo de Chicha”, concluyó.