En su afán por captar el voto de la ultraderecha, Patricia Bullrich parece haber dado un paso en falso al haber hablado de militares “injustamente presos” durante una visita a un centro de veteranos de la Guerra de Malvinas en Punta Alta. Los dichos de la precandidata presidencial de Juntos por el Cambio generaron una ola de repudios por parte de organismos y militantes de derechos humanos que leyeron en la dirigente del PRO una impugnación al proceso de verdad y justicia por los crímenes cometidos durante los años del terrorismo de Estado. “Decir eso es negar lo que les hicieron a nuestros hijos y familiares”, contestó Taty Almeida, referente de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.
Durante una recorrida por el partido de Coronel Rosales, Bullrich se entrevistó con un grupo de veteranos de Malvinas, a quienes les prometió trabajar para que subsanen las “injusticias”. Antes había dicho, que a algunos de los que combatieron en las islas “les achacaron una historia” y terminaron “injustamente presos”.
Una primera interpretación de los dichos de Bullrich podría ser un mensaje corporativo para los militares que estuvieron en Malvinas y que enfrentan imputaciones por haber torturado a su propia tropa –conformada por conscriptos que estaban muertos de hambre y de frío–. Sin embargo, por estos hechos –pese a que la fiscalía imputó a 78 personas y la justicia llegó a procesar a cuatro– no hay detenidos porque la Cámara Federal de Casación Penal impide las investigaciones al decir que no son crímenes de lesa humanidad o graves violaciones a los derechos humanos –lo que los volvería imprescriptibles–.
La interpretación generalizada fue que la exministra de Seguridad hablaba de los genocidas que actuaron en los campos de concentración de la dictadura y que después estuvieron en el conflicto bélico. Entre ellos están Alfredo Astiz o Jorge Acosta, dos emblemas del grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
“Es lamentable que una persona que se presenta como candidata a presidenta sea tan ignorante”, sostiene Taty Almeida. “Ignora los tratados internacionales sobre los crímenes de lesa humanidad y la desaparición forzada e ignora por qué los militares genocidas están presos. No puede justificarse lo que estos genocidas les hicieron a nuestros hijos y después a nuestros soldaditos en la guerra”, añade la integrante de Madres.
“La mayoría de los caídos en Malvinas eran soldados conscriptos y muchos integrantes de las fuerzas que actuaron en los centros clandestinos de detención tuvieron, en Malvinas, una actitud cobarde, sin defender a la patria como ellos prometieron”, apunta Carlos Pisoni, referente de H.I.J.O.S Capital, que remarca que hay todavía un manto de impunidad para quienes fueron a torturar en las islas. “Hay que dejar de naturalizar los dichos de Bullrich y el hecho de que hay un sector de la dirigencia política que está de acuerdo con la amnistía a los genocidas y hoy pelea un voto duro de derecha que simpatiza con esas ideas. La manifestación contra el 2x1 fue contundente en tanto la sociedad defendió las políticas de memoria, verdad y justicia y defendió que los genocidas sigan pagando por los horrores que cometieron”, resalta Pisoni.
“Una provocación y una falta de respeto”. Así describe la legisladora Victoria Montenegro (Frente de Todos/Unión por la Patria) las expresiones de la precandidata a presidenta. “Es claro que, pese a los avances del negacionismo, hay un pueblo que jamás permitiría la impunidad de quienes cometieron estos crímenes –condenados por toda la humanidad, no solo por la sociedad argentina”, dice la nieta que restituyó su identidad gracias a la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo. “Nuestra respuesta tiene que ser en las urnas y reforzar nuestra política de memoria –como lo hicimos al encontrar al nieto 133”.
La abogada Guadalupe Godoy, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos (LADH), entiende que no puede usarse una causa tan sensible como la de Malvinas para exculpar los crímenes del genocidio y aquellos cometidos durante la misma guerra. “Es una muestra más de un negacionismo sobreactuado por parte de una conversa”, denuncia.
Para Graciela Lois, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Bullrich muestra un desprecio por la justicia y dice que se quiere desandar todo lo que se hizo en materia de juzgamiento. “¿Con qué cara le va decir al resto del mundo que deja libres a los genocidas porque ‘sirvieron a la patria’? No puede tener entidad lo que dice”, sostiene Lois.
“El proceso de Memoria, Verdad y Justicia no está en dudas”, enfatiza Diego Morales, director de litigio del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). “Lo que Bullrich dice es demagógico y tiene un sentido oportunista y electoral. Son delitos imprescriptibles, no se pueden indultar ni amnistiar”.
En una línea similar opina Emanuel Lovelli, coordinador del equipo jurídico de Abuelas de Plaza de Mayo. “Más allá de una cuestión ideológica, Bullrich demuestra una ignorancia del proceso de verdad y justicia que continuó incluso durante el gobierno en el que ella fue ministra de Seguridad”, subraya.
Osvaldo Barros, miembro de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos (AEDD), sostiene que Bullrich efectúa una “defensa clara de lo hecho por los militares durante la dictadura, que ni siquiera es la teoría de los dos demonios”. Desde el Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata señalaron que Bullrich hace apología de la dictadura y recordaron los casos de represores que pretendieron presentarse como héroes de la guerra. Uno de ellos es Julio Binotti, otro célebre integrante del grupo de tareas de la ESMA, denunciado también por estaquear a un soldado.
“A Bullrich se la tragó el personaje y ya no tiene límites”, remarca la diputada Myriam Bregman (FIT-U). “En Malvinas actuaron como lo que son: represores y torturadores contra los soldados. Mientras los pibes morían en el Crucero General Belgrano en un acto criminal, ellos se inventaban galardones para cobrar más dinero del Estado”, afirma la abogada.
“Bullrich sigue reivindicando lo sucedido en la dictadura y aquel que reivindica está dispuesto a repetir”, opina Mabel Careaga, de Familiares y Compañeros de los doce de la Santa Cruz. “Es una persona sumamente violenta. Asusta pensar que pueda ser presidenta de una nación que vivió la crisis del 2001 y el horror del terrorismo de Estado. Una nación que fue testigo hace pocas semanas de la repatriación del avión que se usaba en la ESMA para los vuelos de la muerte. Miembros de ese grupo de tareas, que luego fueron a Malvinas, eran los que decidían a quiénes iban a ‘trasladar’ cada miércoles para arrojarlos con vida al mar. El pueblo argentino no va a bajar las banderas de Memoria, Verdad y Justicia”.