El nombre de Liz Moore no aparece en los créditos de 2001 Odisea del espacio el clásico de Stanley Kubrick que Greta Gerwig celebra en el amanecer de Barbie, sin embargo, Liz fue una de las creadoras de las máscaras que usaron los actores que interpretaron a los primates del monolito, de los cráteres lunares en yeso (junto a artistas del departamento de arte como Joy Seddon) y quien en otoño de 1967 esculpió en arcilla al icónico feto cósmico (Star Child) porque a Kubrick no lo convencían las tomas de un bebé vivo acostado sobre un terciopelo negro.
Con rasgos de Keir Dullea (el actor que lo interpreta) la obra de casi setenta y cinco centímetros tuvo su versión final en fibra de vidrio con ojos móviles y se convirtió en la pieza estrella de las exhibiciones itinerantes que le rinden honores a Kubrick y a la película.
Elizabeth Moore era británica, estudió dibujo y escultura en la Kingston Art School de Londres y fue una de las creadoras ineludibles en los departamentos de arte de la industria cinematográfica, una industria que vive en deuda con las mujeres. Tenía dieciséis años cuando algunas de sus pinturas aparecieron en una película: Liz pintó los retratos de Nancy Kwan, la actriz que interpreta a Suzie en El mundo de Suzie Wong.
Unos años después, en un documental, fue Liz quien apareció usando un bikini envuelta en un plástico trasparente que la protegía del polvo mientras esculpía a Los Beatles. Los arcones venturosos también guardan algunas fotos, en una está acostada y simula dormir desnuda al lado de su Beatle favorito, Paul (busto en tamaño real), y en otras el músico es su copiloto en una moto o en un auto burbuja de tres ruedas: “Liz lleva su propia versión de McCartney a donde quiera que vaya”.
Tras el éxito del feto cósmico, Liz volvió a trabajar con Kubrick en La naranja mecánica (1971), esa vez sí apareció en los créditos porque fue ella quien esculpió los cuerpos de las mujeresmesa que aparecen en el Korova Milk Bar. Las estilizadas mujeres desnudas en cuatro patas convertidas en mueble serviles inspiradas en la obra de Allen Jones fueron hechas por Liz a pesar de que Kubrick quería que fuera Jones quien las hiciera. El fin de la historia es siempre el mismo, como Jones pidió mucho dinero, el director de arte de la película, John Barry, le encargó el trabajo a Liz, a quien le pagaron muchísimo menos.
Los chismes del set dicen que Kubrick volvió a llamarla para trabajar en Barry Lyndon (1975) pero no sabemos si Liz lo hizo, en los créditos tampoco aparece. A Liz la esperaba Star Wars episodio IV, Una nueva esperanza, la película que se estrenó cuando Liz ya había muerto. Durante los meses que trabajó en la producción de Star Wars esculpió varios bocetos, los cascos de los soldados imperiales, el traje dorado para C3P0 a partir de un cuerpo moldeado del actor Anthony Daniels y el prototipo en arcilla del casco Stormtrooper: “después de algunos cambios menores compartidos con Brian Muir, George Lucas quedó satisfecho con el resultado final, se había creado el icónico casco Stormtrooper”.
La película se estrenó en mayo de 1977 y Liz murió el 13 de agosto de 1976 en Holanda, en un accidente de auto mientras trabajaba en el departamento de arte de Un puente demasiado lejos (A Bridge Too Far, 1977), la película de Richard Attenborough. En unos días iba a cumplir treinta y dos años. John Richardson, el diseñador de efectos especiales de la película y quien estuvo a cargo de los efectos especiales de James Bond, Aliens y Harry Potter entre otras (más de cincuenta) era quien viajaba con ella y quien manejaba el BMW.
El mal agüero que se hamaca en la maldición de La profecía (Richardson había supervisado unos meses antes los efectos especiales de esa película) pintarrajea la noticia de su muerte y convierte a la escultora en la novia decapitada y en una de las víctimas de la película maldita. Esa metamorfosis oportunista no es eterna, eterna es la idea de la arcilla que alguna vez fue amasada.