Ana se despierta atada y amordazada en el baúl de un auto. Al llegar a un destino incierto descubre que fue secuestrada por una banda de trata de personas, que la obligará a prostituirse. La chica, estudiante universitaria, intentará que alguien la ayude a huir de su cautiverio, pero a medida que el tiempo transcurra comprenderá que su propósito será muy difícil de alcanzar.

Esta es la base argumental de la película Sin salida, basada en hechos duros y reales, que se terminó de rodar hace unas pocas semanas en distintas locaciones de CABA y del conurbano bonaerense. La ficción audiovisual tomó como punto de partida casos verídicos ocurridos en el país en los últimos años, aunque no refleja uno en particular. El director no quiere difundir su imagen: se llama Who. En 2017 filmó su ópera prima Soy tu karma y en 2019 fundó Vaso Entertainment, empresa dedicada a la producción de cine y series. 

El filme pone el foco en las complicidades y el entretejido que sostienen la trata de personas con su consecuente anulación de la libertad personal y social. Está protagonizado por Minerva Casero, quien adelantó algunos detalles de su personaje. La acompañan en la ficción Laura Novoa, Gustavo Bassani, Fabián Arenillas, Viviana Puerta, Ailín Salas, Pablo Mónaco, Roxana Randón, Gabriela Groppa, Juan Chapur y Esteban Kukuriczka. El estreno del filme se prevé para diciembre de este año.

“Ana proviene de un ambiente privilegiado, algo que se va difuminando y va perdiendo importancia en el contexto de la trama, lo que subraya que esto puede pasarle a cualquier chica, sin importar de donde venga. Ella es una joven muy valiente, que va ganando experiencia y corazón a medida que las dificultades avanzan. La suya es una historia de supervivencia”, adelanta Minerva, quien estudió en un colegio japonés, se dedica también a la música y formó parte del reparto de la película Iosi, el espía arrepentido.

No es la primera vez que Who, realizador de Sin salida, se involucra en la temática del tráfico de personas, En Causalidad (2021), le dio espacio al submundo del comercio de órganos dentro del sistema sanitario. Allí una joven acordaba un encuentro con un hombre mediante una aplicación de citas, bebe un líquido por el que pierde el conocimiento y es llevada a un hospital.

En su nueva realización, luego de un arduo casting, el director eligió a Minerva “porque comprendió de entrada el peso emocional y la magnitud del trabajo a realizar. Es una actriz que demostró estar preparada para enfrentar el desafío”.

Minerva pasó sus primeros años en el barrio de Agronomía y luego se mudó con su familia a una casa frente al mar en Puerto Madryn. Vivió en el sur hasta que comenzó el colegio. Jugaba en la playa, montaba a caballo, siempre en contacto con la naturaleza. Un poco antes de terminar el secundario, a los 16 años, comenzó a actuar en la tele con un papel secundario en Esperanza mía hasta que la convocaron para protagonizar Heidi por Nickelodeon.


La trata: el estado de las cosas

La trata de personas es un fenómeno global: más de 130 países han reportado casos. Es una de las actividades ilegales más lucrativas en el mundo, después del tráfico de drogas y de armas. Según cálculos de las Naciones Unidas más de 2,5 millones de personas están siendo explotadas ahora. Se estima que, por cada víctima identificada, existen 20 más sin identificar.

En el sistema capitalista y periférico de la Argentina, la trata es un delito desde que se abolió la esclavitud. Ninguna persona puede ser obligada a trabajar ni a quedar sujeta a ninguna de las formas de la servidumbre. Sin embargo, más allá de la letra legal, ocurre.

Según las últimas estadísticas, las provincias que registran mayores denuncias son Ciudad de Buenos Aires, Neuquén, Mendoza, Tierra del Fuego y Río Negro. Estos datos no implican que esas locaciones sean aquellas donde existe más tráfico sino a la difusión y uso de la línea telefónica gratuita 145, donde atienden personas capacitadas del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el delito de Trata de Personas.

Casero cuenta que, durante la filmación, “traté de no enroscarme, porque es muy difícil representar historias semejantes si todo el tiempo te remitís a lo real, aunque después de rodar, me sentía cansada por tantas escenas de llanto y de violencia”.

Al tratarse de una temática tan cruda, el trabajo actoral “fue de gran complejidad, mucho se apoyó en mi resistencia física, corría, me caía, era difícil ser cuidadosa con el cuerpo, además de que era invierno y hacía mucho frío”, continúa.

Who, también coguionista, se embarcó en una extensa investigación para abordar la película. “Me sumergí en numerosos casos reales que giran en torno a esta terrible realidad. Profundicé en testimonios impactantes de gente que lucha para erradicarla y que brinda apoyo a las víctimas. En estos relatos reales encontré la inspiración para crear la película, tratando de reflejar lo más fielmente posible la complejidad y gravedad de la problemática. Mi deseo no es sólo entretener, sino dar una herramienta para la concientización y el combate contra esta forma de explotación humana. Ojalá pueda dejar una huella profunda en el espectador”.

Sin salida se propone poner de relieve la necesidad de tomar medidas para prevenir y erradicar la trata, “buscando dar voz a historias a menudo silenciadas y contribuir a un cambio social en torno a este grave problema, nacional y mundial. Es crucial que la sociedad en su conjunto conozca la existencia de la trata, se movilice y empuje a los líderes gubernamentales a tomar medidas concretas, fortaleciendo y mejorando la legislación y las políticas destinadas a enfrentar este delito”.

“Además, prosigue Who, “es esencial fortalecer y mejorar la legislación y las políticas destinadas a combatir la trata de personas, lo que incluye la sanción y aplicación de leyes más estrictas para castigar a los traficantes y proteger a las víctimas. También se debe asegurar que las instituciones pertinentes estén debidamente capacitadas y equipadas para enfrentar este delito”.