Der Traum Ein Leben

El diálogo ocurrió en Adrogué. Mi sobrino Miguel, que tendría cinco o seis años, estaba sentado en el suelo, jugando con la gata. Como todas las mañanas, le pregunté:

-¿Qué soñaste anoche?. Me contestó:

-Soñé que me había perdido en un bosque y que al fin encontré una casita de madera. Se abrió la puerta y saliste vos.

Con súbita curiosidad me preguntó:

-Decime ¿qué estabas haciendo en esa casita?

Francisco Acevedo, Memorias de un bibliotecario, 1975

El sueño de Chuang Tzu

Chuang Tzu soñó que era una mariposa y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que había soñado ser un hombre.

Herbert Allen Giles, Chuang Tzu, 1889

La secta del Loto Blanco

Había una vez un hombre que pertenecía a la secta del Loto Blanco. Muchos, deseosos de dominar las artes tenebrosas, lo tomaban por maestro.

Un día el mago quiso salir. Entonces colocó en el vestíbulo un tazón cubierto con otro tazón y ordenó a los discípulos que los cuidaran. Les dijo que no descubrieran los tazones ni vieran lo que había dentro.

Apenas se alejó levantaron la tapa y vieron que en el tazón había agua pura y en el agua un barquito de paja, con mástiles y velamen. Sorprendidos, lo empujaron con el dedo. El barco se volcó. De prisa lo enderezaron y volvieron a tapar el tazón.

El mago apareció inmediatamente y les dijo:

-¿Por qué me habéis desobedecido?

Los discípulos se pusieron de pie y negaron.

El mago declaró:

-Mi nave ha zozobrado en el confín del Mar Amarillo. ¿Cómo os atrevéis a engañarme?

Una tarde, encendió en un rincón del patio una pequeña vela. Les ordenó que la cuidaran del viento. Había pasado la segunda vigilia y el mago no había vuelto. Cansados y soñolientos, los discípulos se acostaron y se durmieron. Al otro día la vela estaba apagada. La encendieron de nuevo.

El mago apareció inmediatamente de nuevo y les dijo:

-Por qué me habéis desobedecido?

Los discípulos negaron:

-De veras, no hemos dormido. ¿Cómo iba a apagarse la luz?

El mago les dijo:

-Quince leguas erré en la oscuridad de los desiertos tibetanos y ahora queréis engañarme.

Esto atemorizó a los discípulos.

Richard Whilhelm, Chinesische Volkmaerchen, 1924.

Estos textos pertenecen a la antología Cuentos breves y extraordinarios que fueron seleccionados en colaboración por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares y que acaba de publicar Sudamericana.