La psicoanalista y directora del Centro de Investigación y Tratamiento de la Adicción al Juego “Entrelazar”, Mariela Coletti, explicó los problemas que conllevan la adicción al juego a la persona enferma y a su entorno si no se lo trata a tiempo.
En diálogo con AM750, Coletti afirmó que el juego "se puede convertir" en una adicción, aunque aclaró que por eso "tenemos que diferenciar lo que es juego social o lo que puede ser para una persona una afición".
"Una actividad se puede volver una adicción cuando se convierte en un factor de sufrimiento tanto para la persona que lo vive como para su entorno. Cuando las actividades que le proporcionaban satisfacción o que podía sostener como trabajo o amigos a una persona, empiezan a ser condensadas por actividades como ésta es algo que se está transformando en una adicción y es gradual", señaló.
En el mismo sentido, la profesional apuntó a que hay "mayor accesibilidad y más directa" gracias a la tecnología y "la falta de la regulación de la actividad por parte de los Estados de los países".
"Es la pulsión más pura"
Muchas veces no se entiende qué es lo que lleva a un ludópata a tener esta "pulsión", como sí de alguien que tiene una adicción a alguna sustancia. La psicoanalista aclara este tema: "Tenemos aquí la pulsión más pura, porque se trata de la propia persona que entra en esa dinámica adictiva con una actividad, no con una cosa. Lo que se ve es que lo que se activa es algo interno".
No obstante, expresó que "no se produce porque sí ni en cualquier persona, aunque lo que encontramos muchas veces es que hay una búsqueda de una pasión ahí donde la vida se presenta sin sentido".
"Las adicciones, en general, tienen efecto de tapón de las angustias del malestar de la vida. En el caso de la ludopatía tiene un plus: una búsqueda de algo más, no tanto de algo para tapar, como si la vida fuera un poco mediocre para esa persona y la pasión que se le activa jugando no la encuentra en cualquier lado, por eso es un hábito difícil de dejar", remarcó.
Por último, indicó que, tanto familiares, como amigos, el entorno en sí mismo "debe sentarse a hablar" con la persona porque es "la mejor manera de ayudar".
"Hay que sentarse a hablarlo porque mientras más se espera, más se agrava. Muchas veces en la ludopatía se detecta un optimismo patológico, una supercreencia de que va a poder revertir, controlar, entonces eso le juega en contra porque, ante la evidencia de que no es así, cree que la próxima vez sí va a poder y se convierte en un infinutm", desarrolló.
"Hay que saber que hay grados de gravedad, que hay posibilidad de recuperarse, pero para todo eso hay que sentarse a hablar del tema y hay que sacarle ese tabú, ese costado prejuicioso y secreto que tiene", concluyó.