HAZME EL FAVOR 6 puntos

No Hard Feelings; Estados Unidos, 2023

Dirección: Gene Stupnitsky.

Guion: Gene Stupnitsky y John Phillips

Intérpretes: Jennifer Lawrence, Andrew Barth Feldman, Laura Benanti,

Matthew Broderick.

Estreno en salas de cine y, a partir del 17 de agosto, disponible en Flow.

Ella necesita un auto. Él necesita una novia”. La frase promocional de Hazme el favor –extraño reemplazo del “Sin resentimientos” del título original– describe gráficamente el concepto central del segundo largometraje de Gene Stupnitsky, que recuerda a las comedias sexuales de los años '80 y '90, en particular aquellas centradas en las ansiedades del debut sexual masculino. Con su desprejuiciada pero problemática Maddie Barker –una joven de 32 años con problemas económicos, chofer de Uber y mesera en temporada alta–, Jennifer Lawrence vuelve a lucir sus cualidades para la comedia. Maddie perdió a su madre hace tiempo y las deudas se apilan en el buzón de casa; la misma casa familiar que está dispuesta a defender a capa y espada ante la inminencia de un desalojo, empujado en parte por el explosivo desarrollo inmobiliario de la ciudad costera de Long Island donde vive desde que tiene uso de razón.

Cuando el auto de Maddie es incautado –por uno de sus tantos ex–, le llega la más extraña de las propuestas: seducir al introvertido y tímido Percy (Andrew Barth Feldman), un adolescente de 19 años que está a punto de ir a la universidad y cuya vida social es prácticamente inexistente, a cambio de un Buick en muy buen estado. Como explican los ricachones padres del chico, interpretados por Laura Benanti y Matthew Broderick, la idea es salir en varias citas, entablar intimidad, sacarlo del caparazón y, de ser posible, prepararlo sexualmente para el futuro. Así, la experimentada treintañera y el inexperto nerd se transforman en la pareja más despareja que pueda imaginarse. Los primeros cuarenta minutos de Hazme el favor son los mejores, los más alocados, con una Lawrence seductora pero nada delicada, frontal y guarra a la enésima potencia. Además de aguerrida, como demuestra una escena en la cual, completamente desnuda en la playa, se defiende a los golpes sin necesidad de ayuda.

El gag alrededor de la letra de “Maneater”, de Hall & Oates, que Percy malinterpreta de manera rotunda, tiene un corolario inesperadamente emotivo en otra secuencia, cuando el guion comienza a abandonar su bienvenida obscenidad por la sensibilidad y los sentimientos. Es que debajo de las capas externas, Hazme el favor no es otra cosa que una comedia sobre la amistad, los traumas y la necesidad de contar con el otro ante las dificultades de la vida. Es entonces cuando la película corre el riesgo de transformarse en algo diferente a la propuesta original. En parte lo hace, aunque Stupnitsky logra en cierta medida darle forma a una comedia astuta que ilumina con humor ciertos aspectos del choque entre millennials y centennials. Como cuando la protagonista ingresa en una fiesta de adolescentes y, sorprendida ante las actividades que tienen lugar detrás de las puertas cerradas, luego de algunos segundos de reflexión se pregunta “¿Pero es que ya nadie coge?”.