DOBLE DISCURSO 5 puntos

Argentina, 2023

Dirección y guion: Hernán Guerschuny.

Intérpretes: Diego Peretti, Julieta Cardinali, Rafael Ferro, Jorge Suárez, Víctor Laplace.

Disponible en Amazon Prime Video.

Luego de pasar fugazmente por un puñado de salas la semana pasada, en pleno apogeo del "efecto Barbenheimer", la nueva película del argentino Hernán Guerschuny desembarca en la plataforma de su principal socio productor, Amazon. Se trata, a todas luces, de una nueva encarnación del género predilecto del director de El crítico y Una noche de amor, la comedia romántica travestida, esta vez oculta detrás de una sátira al mundo de la política. Con guiños a la realidad argentina, sí, pero no tanto: la obligación de llegar a cientos de mercados posiblemente generó cierta universalización de las zonas grises (y también las negras, desde luego) de un acotado universo de candidatos presidenciales en plena campaña electoral. Guerschuny cuenta con el talento sobradamente probado de Diego Peretti para la comedia con sordina, y el actor vuelve a demostrar que es capaz de sostener él solito cualquier papel que se le ponga a disposición.

En Doble discurso, Peretti es El Griego, un consultor y coach de políticos retirado que decide volver al ruedo ante las presiones económicas que lo aquejan (y una obsesión por la filatelia que se impone como típico recurso de guion, sin envergadura pero vehemente). Separado y amargado, al tipo la vida le pasa un poco por el costado, y ni siquiera la relación con su pequeño hijo parece interesarle demasiado. La inesperada muerte del presidente de la nación, interpretado por Luis Margani, acelera el adelantamiento de las elecciones y ahí es cuando aparece Ricardo Prat (Rafael Ferro), un exdeportista de elite con muchos fans pero poco cerebro para las faenas políticas, el candidato del imaginario Partido Libertad Ciudadana, de cuña conservadora. Su principal contrincante pertenece al Frente Progresista Unido, aunque en la carrera por desenmascararlo y destruirlo también compite la periodista de investigación Camila Hewell (Julieta Cardinali), dispuesta a demostrar la íntima ligazón de Prat con la corrupción sistemática de sus padrinos en el partido.

A lo largo de unos algo extensos 113 minutos, las luchas mediáticas se entrelazan con la posibilidad de revivir un romance o bien comenzar uno nuevo, mientras El Griego le dicta literalmente a su “pichón” las palabras que deben salir de su boca. Así sea en una entrevista frente a las cámaras de televisión o cerca de la ducha. El ritmo es ameno, y todos y cada uno de los rubros artístico-técnicos resultan impecables (incluido un excesivo y barroco plano-secuencia volador en la Casa Rosada), pero en varios momentos Doble discurso revela que su verdadera lucha es por adquirir un alma cinematográfica genuina, mientras avanza por caminos ya recorridos por otras películas de manera previsible y algo cansina. La breve escena que transcurre en un pueblo del interior, sacudido por un proyecto de minería a cielo abierto, desnuda los límites del relato como producto de diseño: un grupo de manifestantes se conmueve ante las palabras de Prat y cambia de opinión y postura en cuestión de segundos. El fin justifica los medios (del guion), como podría afirmar alguno de los personajes más oscuros del film, que deviene en historia de redención y vuelta al origen, de cuando los ideales eran defendidos contra el viento, la marea y las tentaciones económicas.