Al menos diez personas murieron este miércoles en un operativo policial contra el narcotráfico en un complejo de favelas en Río de Janeiro, con lo que asciende a 45 el total de víctimas fatales de los últimos seis días en incursiones policiales en barrios precarios. El operativo en el Complexo da Penha, un conjunto de favelas ubicado en el norte de Río de Janeiro, se suma a los ocurridos el domingo en el estado de San Pablo y el jueves en Bahía, donde murieron 16 y 19 personas respectivamente.
La acción en Río tuvo como objetivo "localizar y detener a integrantes de grupos criminales" del denominado Comando Vermelho, un grupo narco surgido de las cárceles, cuyos líderes tenían prevista una reunión para el miércoles, según informaciones de inteligencia que condujeron la acción policial. Como en otros casos, la fuerza informó que los agentes "fueron atacados a tiros" por individuos armados y se produjeron enfrentamientos. En las redes sociales, los vecinos de Vila Cruzeiro registraron la presencia de vehículos blindados y helicópteros.
"Once sospechosos fueron socorridos" y trasladados a un hospital, pero "nueve de ellos no resistieron" las heridas, según el comunicado. Entre los muertos hay dos líderes de bandas criminales. En principio las autoridades habían reportado nueve víctimas fatales pero por la tarde agregaron otra. Además se sumaron dos nuevas como producto de la operación del domingo en Guarujá, San Pablo, según el portal de noticias G1.
¿Reacción proporcionada o abuso?
Los operativos policiales, habituales en las barriadas populares de Brasil, se multiplicaron en la última semana, comandados por la Policía Militar que depende de los gobiernos de los estados. En San Pablo el detonante fue el asesinato a tiros del policía Patrick Bastos Reis, de 30 años, durante un patrullaje en el municipio de Guarujá, en la Baixada Santista, a unos 60 kilómetros de la capital paulista.
En respuesta se desplegó la denominada Operación Escudo contra el crimen organizado, que dejó hasta el momento 16 muertos desde el fin de semana, informaron las autoridades. El gobernador paulista, Tarcísio de Freitas, dijo que el narcotráfico había "tomado" la Baixada Santista, una región formada por nueve municipios cercana a San Pablo.
Freitas, exministro del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, justificó la represalia a los sospechosos que "se enfrentaron" a la policía, y negó que las fuerzas de seguridad hayan cometido excesos. "La policía reacciona y reaccionará para repeler la amenaza", planteó Freitas en rueda de prensa. El ministro de Justicia de Brasil, Flávio Dino, dijo en cambio que la reacción de las fuerzas de seguridad no le parecía "proporcional en relación con el crimen cometido".
El sospechoso de disparar y matar al policía militar, detenido el domingo, fue identificado como Erickson David da Silva, quien al parecer está vinculado con una banda de narcotráfico de la región. Pese a la captura del sospechoso y de otras nueve personas, habitantes del municipio denunciaron que los uniformados están "torturando y matando a todos" y que prometieron asesinar a 60 personas más en distintas favelas de la ciudad, según medios locales.
En la tarde del miércoles se realizó una protesta contra la violencia policial en Guarujá, mientras que otra fue convocada para el viernes frente a la Secretaría de Seguridad Pública de San Pablo. La autoridad estatal afirmó en un comunicado que la operación "sigue para sofocar el tráfico de drogas y desarticular el crimen organizado" que opera en el litoral.
La organización Human Rights Watch exigió a la Fiscalía una investigación "independiente y exhaustiva" para aclarar las circunstancias de las muertes y pidió que se analicen las imágenes de las cámaras que cargan los agentes durante las operaciones. La defensoría del pueblo paulista antes abusos policiales aseguró haber recibido denuncias de abusos e incluso torturas por parte de los agentes, aunque la Secretaría de Seguridad Pública volvió a argumentar que no existen evidencias de esas conductas.
El exdefensor del pueblo Benedito Mariano criticó que el gobernador de San Pablo y el actual secretario de Seguridad Pública celebraran las muertes tras el operativo. "Fue un acto precipitado. Considero que cualquier manifestación ante la investigación que hace la propia policía es mala", aseguró Mariano, quien agregó que "la acción del Estado no puede ser por venganza, sino racional".
En otra señal de que el clima en la región sigue tenso, dos policías más fueron baleados el martes en la ciudad de Santos y resultaron heridos, aunque están fuera de peligro. La violencia se replicó paralelamente en Bahia, un estado gobernado por el Partido de los Trabajadores (PT) del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
El viernes, siete "sospechosos" murieron en un operativo en la localidad de Camaçari, 50 kilómetros al norte de Salvador. El domingo hubo otros ocho fallecidos en una incursión en Itatim, 200 kilómetros al oeste, y otros cuatro murieron en un barrio de Salvador.
En 2022 Brasil registró 6.429 muertos a manos de la policía, según datos de la ONG Foro Brasileño de Seguridad Pública. Sobre ese total de fallecidos, 1.464 corresponden a Bahía, 1.330 a Río de Janeiro y 419 a San Pablo. La cifra equivale a 17 decesos por día y es un 1,4 por ciento inferior a la del año anterior.