La Amazonía brasileña perdió 7.952 kilómetros cuadrados de vegetación entre agosto de 2022 y julio de 2023, una caída del siete por ciento frente a los 12 meses anteriores, gracias a las acciones de fiscalización implementadas por el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, informó este jueves el Gobierno.
Se trata de la menor área devastada en el bioma en cuatro años, luego de que entre agosto de 2019 y julio de 2020 -año en que llegó al poder Jair Bolsonaro, un defensor de la explotación económica de la Amazonía- fueran destruidos 9.216 kilómetros cuadrados de vegetación.
Cambia la tendencia
El buen dato de este año, que se mide de agosto a julio por el régimen de lluvias en la región amazónica, se produjo principalmente gracias a la fuerte caída del 42,5 por ciento acumulada en los siete primeros meses de 2023, coincidiendo con la llegada de Lula al poder el 1 de enero. Esa cifra revirtió la tendencia de aumento de la devastación registrada en los últimos meses del Gobierno de Bolsonaro, que creció un 54,1 por ciento interanual entre agosto y diciembre de 2022.
"La meta buscada en ese inicio del Gobierno a través de las acciones iniciadas y la acciones de campo permitió de forma incuestionable cambiar la curva y pasar de aceleración en la deforestación para la disminución de la misma", aseguró el secretario ejecutivo del Ministerio de Medio Ambiente, João Paulo Capobianco, durante una rueda de prensa.
Según el funcionario, julio es el peor mes de la Amazonía, porque es cuando se registran las menores precipitaciones y es el mes más propicio para actividades de devastación. Y en cambio, este año se alcanzó un récord histórico al derrumbarse la deforestación un 66 por ciento en el mes.
El Cerrado
Mientras tanto El Cerrado, el segundo bioma más grande de Brasil y una zona con una importante producción agrícola, perdió 6.359 kilómetros cuadrados entre agosto de 2022 y julio de 2023, con lo que alcanzó el nivel más alto en la historia del país, informaron este jueves fuentes oficiales.
Se trata de peor resultado para desde que el sistema de Detección de Deforestación en Tiempo Real (DETER) empezó a medir la devastación en el ecosistema entre 2017 y 2018. Los datos, divulgados por los ministerios de Medio Ambiente y Ciencia y Tecnología, contrastan con los de la Amazonía.
"Tenemos una ganancia en la Amazonía y un gran desafío en el Cerrado", dijo la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, al comentar los resultados en la rueda de prensa.
La ministra reiteró que el Gobierno ya identificó cual es la problemática en el ecosistema y dijo que en el segundo semestre se incrementarán los controles.
El Cerrado es la región de sabana que circunda la Amazonía y donde los hacendados tienen más facilidades para desforestar, incluso legalmente, debido a que los propios órganos regionales de defensa ambiental concedían las licencias sin mayores estudios.
El aumento de la deforestación en El Cerrado ha sido constante en los últimos años. En los primeros siete meses de 2023 ha subido un 21,7 por ciento, frente al mismo período de 2022, y solo en julio creció un 26.
Organizaciones ambientalistas han expresado su preocupación con el bioma y exigen un mayor esfuerzo del Gobierno para frenar su devastación. "Los datos apuntan a una situación muy crítica de destrucción en el Cerrado. estamos ante un escenario muy preocupante y con varios reportes de impactos negativos, como pérdida de recursos el agua y la biodiversidad, además de todo el proceso violento de expulsión de las comunidades locales, que está asociado a la deforestación del bioma", dijo Ana Carolina Crisóstomo, de WWF-Brasil, en un comunicado.
La ONG Instituto Sociedad, Población y Naturaleza (ISPN) también esperaba un aumento en la deforestación del Cerrado y señaló en una nota que, para frenar la tendencia, será necesario "un fuerte diálogo, una mayor integración y transparencia de los datos y, necesariamente, un mecanismo para verificar el cumplimiento"
Pilar del gobierno
La lucha contra la deforestación de la Amazonía es uno de los pilares del Gobierno de Lula, que no ha ahorrado esfuerzos para enfrentar a quienes practican actividades que acaban con la selva, como la minería ilegal y la extracción y comercialización ilícita de madera.
Al llegar a la presidencia por tercera vez, el pasado 1 de enero, el líder progresista heredó un lamentable panorama en el bioma, donde la deforestación de disparó un 60 por ciento durante el Gobierno de Bolsonaro, frente al cuatrienio anterior, niveles que no se veían en 15 años. Solo en 2022 fueron destruidos casi 20.000 kilómetros de vegetación en la Amazonía, el área de mayor biodiversidad del planeta y la principal reserva hídrica del mundo.
Por ser tan importante para el planeta, Lula convocó para los próximos 8 y 9 de agosto una cumbre de los ocho países amazónicos que busca concretar una posición unificada sobre la preservación del bioma, que será presentada en la próxima cumbre del clima (COP28), en noviembre.