En medio de un brote de dengue, identifican en la Argentina mosquitos resistentes a insecticidas. A través de un estudio, integrantes del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) confirmaron que los insectos presentan "mutaciones genéticas que los hacen tolerantes a dosis normalmente letales". Los mosquitos fueron identificaron en el Área Metropolitana de Buenos Aires y en localidades del noroeste del país.
Sheila Ons, investigadora del Conicet, explicó que "hay tres genotipos o variedades genéticas" del mosquito Aedes aegypti, transmisor del virus del dengue: "El sensible, individuos que son alcanzados por el efecto del insecticida y mueren por volteo; el R1, que tiene una mutación que los hace resistentes pero en un nivel bajo y el R2, que presenta dos mutaciones y se asocia a una resistencia alta".
"En los asentamientos urbanos del Gran Buenos Aires encontramos poblaciones de R1, que en muchos municipios incluso superan en cantidad a las de sensibles. La situación en el noroeste es más complicada: allí detectamos grupos de R2", explicó la experta. Y agregó que "cuanto más se usan los insecticidas, evolutivamente se va seleccionando el genotipo resistente y de a poco van quedando solamente los individuos con esta ventaja genética, que a su vez tienen descendencia con una mayor proporción de resistencia". Esta noticia se da en medio de un brote de dengue que entre julio de 2022 y julio de este año acumula 129.150 casos, con 65 decesos.
Ons subrayó que "era de esperar que la situación de Brasil tuviera una correlación aquí", ya que ese país tiene una "extensa y muy estudiada presencia de poblaciones del insecto altamente resistentes a los productos químicos más utilizados".
Por su parte, María Victoria Micieli, también investigadora del Conicet, señaló que "siempre tenemos que estar mirando lo que sucede en países vecinos del norte de Sudamérica porque el dengue es un problema regional".
Micieli afirmó que "una vez que se encuentran resistencias" como las constatadas en el estudio, "hay que repensar las campañas y analizar la posibilidad de alternar los insecticidas químicos con métodos biológicos, trampas-cebo, entre otras".
"No siempre la fumigación es una solución, y tampoco se hace en cualquier época u hora del día. En muchas plazas, parques y barrios cerrados se fumiga durante todo el año o antes del verano de modo 'preventivo', pero eso no funciona. Aquí el pico de actividad de las hembras de Aedes aegypti es en febrero y marzo, y echar veneno fuera de ese período solo favorece la resistencia genética a los químicos", enfatiza la científica.
En el país, los únicos productos autorizados para uso sanitario son los piretroides, conocidos por ser muy efectivos contra los insectos y al mismo tiempo de baja toxicidad para humanos y otros mamíferos.