La precandidata a presidenta eligió el humor para un hecho que no le causó ninguna gracia: que María Eugenia Vidal y Facundo Manes se hayan pronunciado a favor de su contrincante en las PASO, Horacio Rodríguez Larreta. "Son dos votos", retrucó la dirigente y sus seguidores la aplaudieron. Si fuera solo eso, no se explicaría por qué los bullrichistas se dedicaron un día entero a decirle de todo a Vidal ("empleada del mes", "vendida", etcétera). La exgobernadora recogió el guante y dijo que entendía que no compartieran su decisión, pero que solo expresó su voto. También dijo que en privado les va a decir "algunas cosas".
Fue un día de furia para el PRO, a partir de que se conoció el tweet donde Vidal apoyaba a Larreta. Los primeros en salir fueron los más cercanos a Bullrich, que la castigaron a Vidal por presuntamente incumplir su promesa de ser neutra. Incluso, en esa línea, se sumó el expresidente Mauricio Macri: dijo que era importante cumplir las promesas y que Vidal se había "desperfilado" con sus últimas acciones. Luego, sin mediar ni un minuto de reflexión, Macri salió a aclarar que no la había cuestionado. Inmune al principio de contradicción.
Dos empanadas
Pero faltaba la palabra de Bullrich. Si hubiera que guiarse por las palabras de su jefe de campaña, Juan Pablo Arenaza, quien fustigó a Vidal por ser la "empleada del mes", se podría interpretar que el nivel de furia de Bullrich era alto.
No obstante, recurrió a un chiste para sacarse el tema de encima: “Son dos votos, así que nosotros estamos tranquilos. Vamos a ganar por
más que eso”, dijo y la aplaudieron todos los que la rodeaban, que también estallaron en risas. Entre los que se reían estaba su candidato a gobernador Néstor Grindetti.
En el entorno de Bullrich hay mucho enojo y decepción con Vidal. Pensaban que ella, al igual que Macri, iban a evitar decir públicamente a quién iban a apoyar. Además, señalaban, Vidal estuvo durante un tiempo muy cerca del armado de Macri-Bullrich y lejos de Larreta. Quizás lo que quebró esa relación fue que Bullrich no aceptara a Cristian Ritondo como candidato a gobernador (curiosamente, Ritondo fue uno de los que cuestionó a Vidal, aunque luego también morigeró sus críticas). O que Macri y Bullrich no promovieran a Vidal como candidata de consenso en la Ciudad de Buenos Aires.
Leona en libertad
Vidal viajó a Córdoba, donde estuvo con algunos de los candidatos. También dio algunas entrevistas: en todas repitió que había tomado la decisión de decir a quién iba a votar y que era un acto democrático. "Quiero votar en libertad. Valoro la experiencia de Horacio, es importante haber gobernado a millones. Respeto mucho a Patricia, se ha ganado el espacio en Juntos por el Cambio. Que elija a Horacio no va en detrimento de Patricia, sino de tener la libertad de decir por quién voto”, sostuvo Vidal, en plan de no confrontar.
Y le dedicó parte de sus declaraciones a Macri: "Lo que hice no fue más que expresar mi voto, que es la esencia de la democracia y de la libertad. Puedo entender que haya personas, como Mauricio, que están en desacuerdo. Lo que tenga para decirle de sus críticas lo voy a hacer en privado y en persona. No por las redes ni por los medios", dijo para contrastar con aquellos que eligieron cuestionarla en público y sin ningún prurito.
Mientras tanto, las críticas en las segundas filas siguen circulando. Para muestra está Maximiliano Corach, que forma parte del armado de Larreta y que acusó a Bullrich de ser cada vez más parecida al oficialismo.
"Están terriblemente enojados los cultores del pensamiento único, que linda es la democracia, la libertad de expresión y los valores de juntos por el cambio.
Que parecidos están a...", tuiteó Corach.