“Ya no sé a quién pegarle el grito”, confiesa Milagro Sala desde su arresto domiciliario en San Salvador. “Tengo 19 causas y cada vez me hostigan más”, advierte la dirigente de la Tupac Amaru, presa por orden del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales hace casi ocho años y a quien los fiscales que responden al caudillo radical pretenden llevar a una cárcel común, pese a los estudios de la Fundación Favaloro que recomiendan su traslado urgente para operarla en Buenos Aires. “Están dejando que poco a poco me muera”, dice con voz serena, al mismo tiempo que alerta sobre el “atropello a la democracia” que se vive en Jujuy y pide que “por favor nos ayuden a denunciar y a cuidar a los jujeños”. “Me da mucha indignación porque creí que esto no iba a pasar después de haber recuperado hace casi cuatro años un gobierno nacional y popular, pero aun así esto sigue muy fuerte”, admite su frustración ante la pasividad del gobierno nacional.
Sala habló poco antes de que el juez de ejecución Emilio Cattan suspendiera una audiencia sin nueva fecha donde se pretendía devolver a la prisión a la líder de la Tupac. La defensa pidió la "nulidad de la audiencia" porque la eventual decisión que pudiera tomar significaría "empeorar las condiciones de detención" y, por otra parte, recusó a la médica Ana Molina, ofrecida como testigo por la acusación cuando en realidad es perito de parte.
Milagro intervino ayer como oradora en la cuarta audiencia pública de la Defensoría del Público que conduce Miriam Lewin, destinada a las provincias del NOA, que se desarrolló en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Jujuy. La jornada estuvo marcada por los reclamos sobre vulneraciones a la libertad de expresión en los pagos del actual precandidato a vicepresidente, que comparte fórmula con Horacio Rodríguez Larreta, e incluyó relatos de la represión del 17 y el 20 de junio último en el marco de las marchas contra la reforma exprés de la Constitución provincial.
Presentada por Lewin como “referente de la organización barrial Tupac Amaru y que atraviesa una situación de acoso judicial”, Sala tomó la palabra por videoconferencia desde su casa, luego de que varios oradores reclamaran su libertad. “Jujuy fue un laboratorio en 2016”, recordó en referencia a la estrategia de Morales para “disciplinar” a las organizaciones sociales. “Algunos creían que la persecución terminaba cuando metían presa a Milagro y a las organizaciones que no quisieran negociar con Morales” pero se equivocaron, porque a medida que el gobernador copó el Superior Tribunal de Justicia y “sacó entre gallos y medianoche la famosa ley de contravenciones” comenzó a avanzar contra diversos sectores. Ya no sólo “sindicatos que pedían aumento salarial, organizaciones que pedían plato de comida” sino también “contra los pueblos originarios”, que describió como un obstáculo para quienes pretenden arrasar con el litio y demás recursos naturales.
“Pareciera que estuviésemos viviendo en las peores épocas del ‘76”, comparó con la última dictadura, y mencionó como ejemplo las “las camionetas 4x4 que le prestan empresarios de la construcción o de la minería para poder reprimir y secuestrar compañeros, torturar”, y añadió que “hasta el día de hoy algunos no han aparecido”. “Esto que pasa en Jujuy creíamos que nunca más iba a pasar”, destacó. “Sentimos que ya no hay democracia, que el atropello que genera Morales y los jueces y fiscales de la mano de la policía, es un atropello hacia la democracia”, destacó. “Me da mucha indignación porque creí que iba a parar la mano, que esto no iba a pasar más en nuestro país después de haber recuperado hace casi cuatro años un gobierno nacional y popular, pero sin embargo, aun así, esto sigue muy fuerte”, reiteró.
En su caso, destacó que tiene 19 causas en curso y que pese la trombosis y los problemas renales que sufre, más la condición de paciente terminal de su marido, Raúl Noro, los fiscales que responden a Morales buscan llevarla de nuevo a la cárcel.
Sala recordó que los médicos de la Fundación Favaloro pidieron su traslado para hacerle dos intervenciones pero “hasta el día de hoy no tengo respuestas”. “Corro el riesgo de perder una pierna y corro el riesgo también de muerte”, contó con serenidad, y aclaró una y otra vez que no pretende victimizarse sino “estar bien de salud para poder acompañar a mi marido en los últimos momentos de su vida”. Describió a Noro, con quien vive hace 25 años, como “excelente persona, buen compañero, un amigo, marido, que me dio una felicidad muy grande en mi vida, y lo quiero despedir como se merece”.
Alertó también sobre “muchos jujeños que han sido perseguidos”, dijo que no son sólo tres quienes han perdido un ojo por la represión porque “en los hospitales no han querido recibir a nadie si no era con orden judicial” y “hay muchos más heridos” de los que se conocen. “Les pido en nombre de la democracia que por favor nos ayuden a denunciar y a cuidar a los jujeños. Yo siento que ya estoy, pero hay muchos jujeños que han sido psicológicamente dañados, que están bastante mal y necesitan compañía de psicólogos, psiquiatras, necesitan acompañamiento”, reclamó, en nombre de “todos ellos que no pueden tener una cámara enfrente como yo”.