"iAló, Lali, querida / Ay, sí, mi amor, pero honradísima /Placer, placer, placer atravesar generaciones / Y que, me estoy en calzoncillos, en medias /¿Cómo no voy a estar en tu voz, reina?/ Estoy en un museo y estoy viva /Sí, mi amor, contá conmigo en todo, honradísima del numeral ¿Quiénes son?”. Con estas palabras Moria Casán acepta la invitación de Lali Espósito a participar de su canción e inaugura el que probablemente sea el videoclip musical del siglo para la comunidad LGTBIQ local. O, al menos, el videoclip que tienen la virtud de reunir a dos de los iconos femeninos pop de las sexualidades diversas más paradigmáticos de los últimos tiempos en Argentina.
Beyonce cantándole “The Way We Were” a Barbra Streisand en el ámbito del Kennedy Center Honors en el año 2007. Lady Gaga luciendo un Valentino Azul lavanda similar al de Judy Garland en “Nace una estrella” versión 1954 en los Globos de Oro 2019 o abrazándose a Liza MInelli en la entrega de los Oscar del año pasado… Son algunos antecedentes recientes a nivel global de lo que constituye un hecho inédito vernáculo: dos mujeres que en vida se elevaron al cielo de diamantes, estrellas y purpurinas de gays, lesbianas, trans y travestis reunidas en un hecho artístico y donde una de ella rinda tributo a la otra.
Porque, entre otras cosas, la canción y el videoclip “¿Quiénes son?” es un homenaje donde Lali recoge algunos de los hitos discursivos de la lengua karateca y los estilos que, durante alrededor de medio siglo. erigieron a Moria como símbolo de la libertad sexual y como el gran puto argentino, tal como a ella le gusta autoproclamarse. En efecto, el clip condensa en poco menos de tres minutos, dichos antológicos y vestuarios, ampulosos y sensuales de TutankaMoria que tiene uno de sus clímax con una entrada escénica de la artista evocando sus tiempos como vedette en el teatro de revistas. A su vez, el furcio inicial de Moria de suplantar "hashtag" por "numeral" solo habla de la perdurabilidad de su figura a través de las décadas.
Lali se suma al show con transparencias similares a la Casán, peluca oscura y flequillo. Así munidas, ambas se calzan los imprescindibles lentes oscuros, se montan a un auto amarillo estilo Tarantino y toman las rutas con reminiscencias a unas Thelma y Louise actuales e intergeneracionales que, lejos de marchar al Tánatos, van a la marcha, a la disco como amichas cómplices o simplemente rumbo al Eros, a la vida. En el camino, mientras desparraman voluptuosidad y desparpajo con una coreografía increíble e impecable, le tiran flores a los haters al ritmo del sample del audio de Moria destinado a hacerse célebre que repite “¿Quiénes son?”.
Finalmente, para coronar el acontecimiento, Lali y Moria comparten un cigarrillo de marihuana -literalmente un porro glamoroso de oro- mientras el plano detalle muestra sus uñas esculpidas. De esa manera Lali, que en los últimos años le cantó a los tríos eróticos, al poliamor, al pansexualismo y que se coronó saliendo del clóset, se rinde frente a la fundadora de la discoteca “Gaysoline” y a la mujer pionera que defendía valientemente a las identidades y sexualidades alternativas en tiempos oscuros cuando éstas eran perseguidas o patologizadas.
Desde el momento de su lanzamiento en las redes de la reina actual de la música pop, la canción que formara parte del disco “Lali” es un boom con cantidades de reproducciones que se miden por millones. Con la canción y el videoclip decididamente Lali y Moria hacen historia y construyen mística. Probablemente los próximos días, meses y años encontrará a nuestra comunidad tarareando las estrofas que, en términos de orgullo, no dudo en predecir tendrá estatus similar a clásicos del orgullo gays, lésbicos y trans tales como "Soy lo que soy";
"Falta, ¿qué te hace falta?
Me da ternura como llorás (¿quiénes son?)
Luces, te faltan luces
Solo proyectás oscuridad (¿quiénes son?)
Que si fumo, que si vivo, que si digo, que si bebo
Que si a tantas me he besado
Mi carácter cuestionado
Te quedaste en el pasado
Likes pendientes están colgados
Que se calle el decorado."
Lali y Moria cantan juntas. Y sí, al decorado no le resta otra más que callarse.