Puede decirse que Lalo de los Santos habita el paisaje musical a la manera de un juglar. Su huella está, se respira. Desde Pablo El Enterrador a sus discos solistas, el trayecto en Buenos Aires, el afecto por Rosario y su lírica sensible, el músico nacido en la ciudad en 1956 dejó un legado que persiste, que alumbra con su hálito a quienes siguen en este tren de hacer música desde acá.
La hermosa novedad de estos días es la que anuncia el sello Melopea Discos: un álbum triple con el título Lalo De Los Santos - Grabaciones Completas 1956/2001, integrado por Canciones Rosarinas (1996) + 2 bonus tracks, Homenaje (2001) + 2 bonus tracks, y Participaciones, Rarities & Amigos (2023). Según el texto que acompaña la edición: “Este álbum triple reúne las grabaciones como solista de este notable compositor, cantor, guitarrista, bajista y arreglador, así como algunas de sus participaciones en álbumes de otros artistas. Es nuestro humilde aporte para mantener vivo su recuerdo, sus canciones y su voz, mientras se cumplen 22 años de su partida”.
Las palabras del sello de Litto Nebbia tienen complemento con un texto escrito por el padre del rock argentino, que figura también en la web: “Alguna noche del ’83 regresando al hotel luego de la actuación, se me aparece un flaco con un walkman y me dice… «Vos no me conocés… Yo te admiro mucho… Me gustaría hacerte escuchar un tema mío.» Acto seguido me pasa los auriculares y dispara su casete… Escucho una hermosa canción, escrita justamente para el lugar que nacimos, con muy buena armonía y una interpretación vocal muy dulce y pura… «Bárbaro… Le digo… Venite la semana que viene a Buenos Aires que hacemos un disco».
Consultado por Rosario/12 con motivo del lanzamiento, Nebbia responde: “El álbum triple de Lalo de los Santos incluye todas las grabaciones que produje de él, más una serie de participaciones donde Lalo es músico invitado, o bien temas para otros labels discográficos que nos cedieron licencia. También alguna canción que le pertenece, interpretada por amigos que lo admiran”.
-Escribiste un texto sobre Lalo, y figura en la web de Melopea, pero yo igual te pregunto: ¿cómo te gusta recordarlo?
-Lalo fue una persona muy talentosa, muy cariñosa, un don de gente. Lo conocí durante 1983 cuando hicimos ese gran concierto en Rosario, Rock Rosario ‘83, junto a toda la gente tan conocida hoy como La Trova Rosarina. Era devoto admirador de Los Gatos. La noche que lo conocí se me acercó a la madrugada, en la puerta del hotel donde parábamos por el centro de Rosario, y me hizo escuchar un demo de su ahora legendaria canción, “Tema De Rosario”. Me encantó y lo invité para encontrarnos la semana siguiente, para producirle un álbum. De allí en más, siempre estuvimos ligados de alguna manera.
Ese primer álbum fue Al final de cada día (RCA, 1984), con participación de Charlie Bustos, la inclusión de “Tema de Rosario”, y un repertorio propio donde brillan dos excepciones: “Silbándole a la luna” de Fabián Gallardo, y “Mi primer retrato” de Fito Páez. Luego vendría Hay otro cielo (RCA, 1986), también con producción de Nebbia; y Canciones Rosarinas (Melopea, 1996). Al año siguiente, llegaría el disco Rosarinos (Barca Discos, 1997), en compañía de Jorge Fandermole, Adrián Abonizio y Rubén Goldín. Lalo de los Santos fallece prematuramente en 2001, víctima de un cáncer; Melopea edita entonces Homenaje 1956/2001: Antología de grabaciones inéditas con lo Mejor de su Composición, ahora recuperado junto a Canciones Rosarinas, ambos con sendos bonus tracks. Un tercer disco, con grabaciones inéditas y rarezas, completa la novedad: “El álbum triple está lleno de músicos que aparecen invitados. César Franov, Rubén Juárez, Raúl Barboza, Alejandro del Prado, Juan Carlos Ingaramo de Los Músicos del Centro, entre tantos otros”, adelanta Nebbia.
-Al pensar en Lalo de los Santos, se me aparece la imagen de un trovador tal vez solitario, cuya música influyó mucho más de lo que se supone, ¿qué pensás?
-El material de Lalo siempre tiene una altura bien alta de interpretación, en cuanto a calidad musical y emocionalmente. Un cantorazo, gran guitarrista y eximio bajista eléctrico. Pero además, por sobre todas las cosas, una persona de una gran humildad. Fue muy divertido convivir con él, por su humor y sus ocurrencias. Creo que en Lalo se sintetizan las maneras, el estilo, del compositor rosarino urbano. Desgraciadamente, se marchó muy joven. Pero siempre brilló.
También y no menos importante, vale recordar su pasión por Central, como lo afirman el tema dedicado a Aldo Pedro Poy, “Vuela Aldo, vuela” –incluido en Canciones Rosarinas–, y su participación en Música para Canallas (1999), el proyecto musical de Abonizio que reunió, entre otros, a Joaquín Sabina, Roberto Fontanarrosa, María Fiorentino y Edgardo Bauza.