Virgilio en las calles de Nueva York

El nombre de Simpson Kalisher puede no ser del todo conocido en esta zona del mundo y quizás tampoco en Estados Unidos, donde acaba de fallecer a los 96 años. Sin embargo, The New York Times le dedicó un extenso obituario, donde lo califica como “un reportero gráfico perspicaz cuyas escenas callejeras captaron el panorama de la vida urbana estadounidense en las décadas de 1950 y 1960”. Nativo del Bronx, Kalisher “fue uno de los últimos sobrevivientes de esa generación de dinámicos fotógrafos callejeros de Nueva York nacidos en la década de 1920 y empleados al principio por las revistas, un grupo que incluía a Robert Frank, Diane Arbus y Garry Winogrand”, comentó Luc Sante, quien escribió el prólogo del libro de Kalisher The alienated photographer, publicado en 2011. Allí describe al fotógrafo como “nuestro Virgilio a través de este tiempo, dando la impresión en cada cuadro de recordar un pasado rico mientras también percibe el contorno de un futuro anárquico” a través de fotos que “parecen sintetizar mil pensamientos dispersos en el aire”. Trabajó como freelance para la agencia Scope Associates a principios de la década de 1950. El fotoperiodismo de la época “carecía de los valores que esperaba expresar en mi propio trabajo”, explicó en un libro de memorias (que no tuvo circulación comercial porque lo pensó sólo para sus hijos). En parte esto sucedía porque “las fotografías en las revistas sólo servían como ilustraciones para los pies de foto que en realidad contaban la historia”. “La fotografía es difícil solo porque es muy fácil”, agregó. Y explicó: “Por ejemplo, cuando vi una serie de fotografías de las manos esbeltas de Georgia O'Keeffe adornando productos industriales (siempre eran redondos), se me ocurrió fotografiar las manos de un trabajador negro lavando uno de los neumáticos del Hudson de 1947 de mi padre”. Esa, dijo, fue su primera fotografía de protesta.

Los placeres del rey

Un nuevo documental sobre Jean-Michel Basquiat comenzará a producirse en estas semanas, dirigido por la cineasta Quinn Wilson, quien lo anunció en sus redes sociales. Además de productora creativa, Wilson (que es muy conocida en Hollywood y ha trabajado con Dita Von Teese, King Princess y Ziwe, entre otras) es una activista por los derechos queer y de las personas afroamericanas. Así que ese sesgo estará presente en King Pleasure, el nombre del documental en ciernes. La familia del artista otorgó el acceso total a material de archivo y obras de arte originales, lo que según Wilson permite “que sea una combinación de películas caseras, cuadernos, fotografías, animaciones y entrevistas nunca antes vistas”. De hecho, las hermanas de Basquiat, Lisane Basquiat y Jeanine Heriveaux, y su madrastra, Nora Firtzpatrick, fueron las curadoras de la reciente muestra King Pleasure, que presentó más de 200 de sus piezas, tanto en Nueva York como en Los Ángeles. Para eso estuvieron estudiando las pinturas, dibujos, fotografías, películas VHS, la colección de esculturas africanas, juguetes y recuerdos del muchacho díscolo y de talento incombustible que ha puesto en alto el nombre de la familia. “Con las chicas Basquiat descubrí una historia que rompe la narrativa de lo que sabemos sobre él. Así que espero hacer justicia a la historia de su vida y arrojar luz no sólo sobre Basquiat como artista, sino como un hombre”, se entusiasmó Wilson.

Bad Bunnies en expansión

Todo empezó dos años atrás, cuando una vecina de Wilton Manors –un suburbio de Fort Lauderdale– dejó sueltos en su patio a unos pocos conejos. El problema es que ahora el vecindario está lleno de conejos que andan a sus anchas y han ocupado unas 81 casas, según la policía local. ¿Qué hacer con el bicherío? Están los que proponen soluciones de fondo a base de rifles y serpientes hambrientas. Otros creen que es posible convivir con estos conejos que se caracterizan por la gran mata de pelo que llevan en torno a la cabeza (de allí lo de “cabeza de león”). Y están también los que están empezando a organizarse en clave rescatista. Es el caso de East Coast Rabbit Rescue, una organización sin fines de lucro que logró rescatar 19 conejos en estos días; entre ellos, tres conejas preñadas. El gran problema han sido los residentes, dice la presidenta de ECRR, Monica Mitchell. “Nuestra esperanza era rescatar hasta 45 animales por día. Pero, desafortunadamente, encontramos muchos problemas porque los habitantes del barrio son muy hostiles y nos impiden el paso”, dijo. Un oficial del Departamento de Policía de Wilton Manors estuvo presente durante la misión para brindar protección a los rescatistas, pero Mitchell le pide a la ciudad que haga más. “Es necesario que nos acompañen para decirles a los vecinos ‘ustedes deben permitir que el rescate se haga’. Y nadie se está ocupando de eso”, contó. Una solución sería relocalizar a los vecinos más que a los apacibles animalitos.

El sabor de la victoria

En 1935, los empresarios que compraron la fábrica encargada de producir la cerveza Modelo se pusieron tan contentos que en todos los diarios de México publicaron la frase: “La victoria es nuestra”. El slogan se mantuvo a lo largo del tiempo y ahora se renuevan las razones para festejar. Sucede que Modelo se convirtió en la cerveza más vendida en Estados Unidos, destronando a Bud Light, que venía ocupando el podio en los últimos treinta años. El mes pasado, Modelo representó el 8,7 por ciento de las ventas minoristas de cerveza en Estados Unidos, en comparación con el 6,8 por ciento de Bud Light, según datos de Nielsen IQ analizados por la consultora Bump Williams. Los factores del triunfo incluyen una creciente preferencia entre los consumidores estadounidenses por esta cerveza, aunque sea importada y más cara. También, campañas publicitarias que buscan atraer consumidores jóvenes no hispanos a la cerveza mexicana. En la ecuación tampoco hay que dejar de lado la avanzada conservadora que enfrentó Bud Light luego de que Dylan Mulvaney, una influente modelo transgénero, publicara un video en Instagram el 1 de abril promocionando un concurso de Bud Light. Lo que la compañía vio como un guiño progresista fue leído como una transgresión imeperdonable por los compradores habituales de la marca y hasta algunos congresales republicanos salieron a boicotearla públicamente. “La mayoría de la gente en la industria cervecera asumió que Modelo superaría a Bud Light en algún momento”, dijo Bart Watson, economista jefe de la Asociación de Cerveceros, un gremio que representa a más de 6000 cervecerías estadounidenses. “Era una cuestión de cuándo, no de si”. Además, los gustos de los consumidores cambiaron: “Las cervezas artesanales y las importadas, como Modelo, se han beneficiado de ese cambio”, agregó Watson. Los consumidores más jóvenes tienden a buscar algo diferente que la generación anterior, afirmó Nadine Sarwat, analista de de Bernstein Autonomous, una empresa de investigación de mercado: “No te gusta beber lo que beben tus padres”, argumentó. El panorama incluye la intervención del mismísimo Barack Obama, que en 2012 evitó la fusión de Modelo con otros grupos económicos para evitar la concentración de precios. El éxito se completa con un cambio demográfico donde los los hispanos constituyen al menos el 19 por ciento de la población de Estados Unidos frente al 13 por ciento en 2000. Así que ellos pueden decir que la victoria de Modelo también es suya.