Hay quienes piensan que nuestro cuerpo hoy en día ya no puede pensarse separado de la tecnología, que está presente en nuestro cotidiano de manera holística. Este tipo de debates comenzaron a aparecer en las conversaciones que mantenían tres artistas y docentes, Gregorio Navarro, artista de Claypole, Candela Moyano, oriunda de Adrogué, y Camila Guardia, oriunda de Lomas de Zamora. Los tres conurbanenses comenzaron a reunirse periódicamente para desentrañar estas preguntas. De esos encuentros nació el Laboratorio Tecno-Corpóreo, una propuesta en forma de taller para la UNA Multimediales que trata de unir las máximas de la expresión corporal con los fundamentos de la tecnología. Se trata de un recorrido de 12 encuentros que comienza este 25 de agosto. 

"Hoy en día se piensa a la tecnología como una limitación o desde la obsolencia, mientras que nuestro cuerpo está totalmente mediado por la tecnología. Eso da un puntapié posible para entre todos pensar cómo pensar nuestro cuerpo. Por ejemplo, si estoy todo el día sentado en la computadora, eso remite instantaneamente a nuestro cuerpo, mi columna, mi espalda", afirma Gregorio Navarro, estudiante de la Licenciatura de Artes Multimediales de la UNA y artista de criptoarte y modelado 3D. Le gusta definirse como alguien que hace changas, "porque es algo del conurbano que me remite a mi abuelo". 

Él es la pata tecnológica, mientras que sus dos compañeras y amigas traen a escena el cuerpo, segundo protagonista de este proyecto. Y con el cuerpo, la zona sur, lo comunitario y la pedagogía.

"Lo que vemos es una necesidad de acercarnos a las herramientas para poder democratizarlas desde nuestros cuerpos, desde lo más primitivo, de una manera sensible", afirma Camila Guardia, estudiante avanzada de la carrera de Danza con mención en Expresión Corporal de la Escuela de Danzas Tadicionales de Lomas de Zamora, profesora de danza urbana y educadora popular. Actualmente, trabaja en un barrio obrero de Lomas donde intenta acercar la expresión corporal a las danzas urbanas y poder tener una visión sociocomunitaria de la danza.

"Con respecto a la danza, está también como esa idea o esa idea de que la formación del bailarín es individual, es meritocrata, es como el esfuerzo de una sola persona, cuando en realidad cada bailarín se forma de modo colectivo, atravesando distintos grupos, distintas instituciones, distintos profes y profesoras, que van siendo parte de esa formación que vas desarrollando. Por eso creemos que desde lo colectivo es de donde creamos nuestro arte, y desde ese lugar ponemos a dialogar nuestras disciplinas y discutimos con estas ideas", afirma Cami. 

"Queríamos plantear como una propuesta donde la gente pueda venir a que pensemos entre todos una forma de crear alguna obra o cualquier idea que se tenga, que se pueda llevar ese proceso a cabo y llevarse tal vez como una obra en proceso", afirma Candela Moyano, compañera de la facultad de Camila y además estudiante de la Tecnicatura de Tango. Además, es docente de tango en la UNDAV para adultos mayores detro del programa UPAMI. Ella completa los tres amigos que serán docentes del Laboratorio Tecno-Corpóreo, que busca ser un espacio de encuentro, reflexión y aprendizaje no convencional. 

Tres amigos intervenidos por la tecnología.

Ser formados por otros y formar otros sujetos en el conurbano sur trastocó completamente sus experiencias y les permitió reivindicarse y reconocerse dentro de ese territorio. "Pensamos mucho en reconocernos como trabajadores del arte detro de esos territorios para poder descentralizar el arte. Sobre todo pensando en la danza, uno de los espacios que presenta muchísima precarización y la necesidad de ejer redes en el momento en que nos formamos y en el momento en el que trabajamos, desde los lugares de los que venimos", afirma Cami. 

Los tres militan dentro de su barrio, a su manera, y consideran que sus orígenes conurbaneses fueron fundamentales para empezar a pensar este proyecto. Si bien por el momento se les dió la oportunidad de llevar a cabo el taller en la UNA, su esperanza y planeamiento es poder llevar a sus barrios su laboratorio, para brindar las mismas herramientas en sus propios territorios.

"Creo que gracias a de dónde venimos y a los territorios que habitamos venimos también un poco a discutir con esta falsa idea o mito de que si no tenés el último iPhone o la última cámara no podés crear una obra de calidad, y que en realidad esa búsqueda se puede dar con las tecnologías que estén a mano, y no creer que solo hay una única forma o una única estética de contar una obra de arte", afirma Candela. 

Mediados por la influencia de la danza según la expresión corporal, una disciplina que parte del posicionamiento político y didáctico de que cualquier persona puede bailar, los vecinos, artistas y docentes emulan conceptos entre las disciplinas que buscan relacionar, y saltan de una a otra con total comodidad. 

"La cuestión del laboratorio surgió como una forma también de decir estamos construyendo, estamos construyendo este momento histórico atravesado por la tecnología. Creemos que el arte construye contextos, historia, entonces no vamos a llevar ninguna posta, nada absoluto. Al contrario, la idea es que podamos construir entre las personas que participen y también compartir los posicionamientos de nuestros posicionamientos políticos, de donde hablamos y de dónde venimos cuando decimos eso", afirma Camila.

"Lo comunitario también tiene que ver con la facilitación de una herramienta, y de formar formadores, formarnos de manera comunitaria para hacernos, apropiarnos de esas herramientas de trabajo, porque son las nuevas herramientas del mañana. Esta es una oportunidad de ser canales de difusión, donde podemos difundir y ampliar esas redes de trabajo. Nos interesa que ese conocimiento no esté en un único lugar centrado, sino en muchos lugares y muchas personas difundiendo su trabajo", afirma Gregorio. 

Los tres creen en la potencia del autonocimiento del propio cuerpo para solventar la relación con el mundo circundante. Sobre todo, pensando en futuros artistas. "Tecnología también es un tenedor porque nos ayuda a comer, un pincel, una pastilla. Nos interesa un montón mediar entre el cuerpo y la herramienta que utilizamos, para intentar de llegar a decir lo más genuino o el concepto más primitivo que querramos decir, o cómo ese concepto también se puede transformar cuando estamos mediados por esa tecnología", afirma. 

A pesar de que aceptan que "hay mucha gente muy calificada pensando cómo la tecnología está afectando nuestros cuerpos", no descartan que el lugar que tienen para pensarlo pueda ser igual de interesante o funcional. "Pensamos mucho cómo poder romper también con el esquema de que el discurso le pertenezca como a una sola dirección, a un poder tan hegemónico, y poder plantear otros discursos en esos lugares, así como también los medios masivos de comunicación. ¿Cómo generar otras alternativas en este contexto desde nuestros lugares?", afirma Cami. 

"La idea del laboratorio es que es un camino en proceso, que las personas se puedan conectar entre sí quizás viniendo de mundos muy distintos. Quizás que un biólogo se conecte con alguien que hace performance, ahora que se habla mucho de bioarte. A mí me encanta también resaltar la búsqueda de un refugio, intentar juntarnos para generar pequeños espacios que puedan refugiarnos, y que ese refugio se vaya expandiendo", afirma Gregorio.

Al acercarse la fecha de inicio al taller, los docentes piensan qué alumnos ideales les gustaría tener en esta primera aventura sobre pensar juntos. "A mi se me ocurre que sean personas que estén predispuestas, que estén abiertas a que algo los atraviese, y a poder generarar un diálogo. Ayer justo nos llegó un mensaje de una persona preguntándonos si tenía que tener experiencia en danza, y bueno, la respuesta es no. La idea es poder crear lenguaje en el laboratorio, pero también quien trae sus propios conocimientos puede enriquecer la propuesta. Pero con tener un cuerpo es suficiente. Todos son bienvenidos", afirma Gregorio. 

Con esta premisa, quedan todos invitados a sumarse al laboratorio experimental de los conurbanenses. Todavía hay tiempo de sumarse a través de la página, llenando el formulario.