Las últimas medidas que el gobierno anunció a fines de julio, cotejadas por el FMI, buscan resguardar los dólares que genera y necesita el país pero tendrán fundamentalmente efecto sobre los precios. Así lo advirtieron las principales cámaras empresarias del país, desde la Unión Industrial Argentina (UIA) hasta la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC). Mayores precios pero no menores importaciones, anticipan los empresarios que será el efecto inmediato.
“El que trabaja de importador o compra insumos para fabricar difícilmente dejará de hacerlo por una suba en el precio”, expresa un empresario de la rama textil. Así, estiman que los cambios en el dólar PAIS para gravar a las importaciones de bienes y servicios con una alícuota del 7,5 por ciento se trasladarán a los precios de manera más o menos generalizada.
“En el caso de los alimentos de la canasta básica, que están exentos de esa alícuota, igual un efecto habrá, ya que hay insumos químicos importados que intervienen en la producción y también material para el packaging que es importado”, ejemplifica otra fuente. El caso más difundido será el de los fletes, servicio que se remarcará con un 7,5 por ciento e incide en todas las importaciones.
Los primeros sondeos privados advirtieron que, en ramas como la electrónica e indumentaria, se observaron importantes remarcaciones durante la primera semana de agosto que tienen que ver con estas medidas. Un asesor de grandes empresas industriales confirma que “las nuevas medidas traccionan sobre los costos y se están viendo listas de precios con comportamientos muy variadas, de acuerdo al rubro de actividad.”
No sólo el impuesto PAIS sobre las importaciones sino el dólar diferencial para el complejo maicero y las economías regionales fue cuestionado por las principales entidades fabriles del país. La UIA, CAME y CAC cuestionaron la ampliación del “dólar agro” pidiendo por la unificación cambiaria.
“Si bien el Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) y servicios vía el SIRASE está saliendo, hay una incertidumbre general que hace difícil manejar la escasez y la previsibilidad necesaria para los negocios”, advierte otra fuente del sector industrial. “La incertidumbre política y económica no favorecen a la inversión porque el empresario se vuelve reticente a arriesgar”, agregan.
“Hubo un proceso de sustitución de importaciones que en parte explica la buena dinámica de la producción industrial, pero también hay fabricaciones nacionales que indefectiblemente requieren insumos importados”, sostiene otro empresario. Y si bien últimamente las ventas han ido aminorando, “no se puede hablar de una recesión profunda, los sectores como el automotor y el consumo masivo siguen traccionando”, señalaron.
A nivel estadístico, el último relevamiento de CAME arrojó una caída acumulada del volumen de ventas minoristas de 1,8 por ciento en el primer semestre del año. Mientras que al mes de mayo los datos de Indec muestran un crecimiento acumulado de la producción industrial del 2,2 por ciento (que contrasta con el 5,3 registrado a mediados del año pasado).
Balance en dólares
En materia de importaciones, las estadísticas muestran una desaceleración en la tasa de crecimiento a partir de la segunda mitad de 2022; período que coincide con la asunción del nuevo equipo económico, el fortalecimiento en la política de administración de las divisas y una desaceleración en la actividad económica. Pero en términos comparativos las importaciones se encuentran en 2023 en niveles cercanos al 2022 que fue un año récord.
Sin embargo, en lo que va de 2023 y pese a que la actividad industrial se sostiene, las importaciones acentuaron su caída. Y si bien el grueso se explica por combustibles y lubricantes, también cayeron las compras de insumos y bienes de capital. Mientras que las últimas perdieron básicamente por cantidades (9 por ciento interanual), las importaciones de bienes intermedios cayeron por el efecto precio (6 por ciento interanual). Y por el lado de los bienes de consumo se observa una tendencia similar: 5,3 por ciento abajo en precio y 0,5 por ciento en cantidad.
Es decir se mantienen firmes las compras al exterior de insumos industriales y bienes de consumo final al tiempo que se estancaron las de máquinas, y combustibles (por un efecto de 28 por ciento abajo en precio y 19,5 en cantidad).
Por el lado de las exportaciones, el gobierno de Alberto Fernández tuvo dos buenos años, 2021 y 2022 y dos malos años que fueron 2020 y 2023 debido a la pandemia y la sequía, básicamente. Durante los años de bonanza crecieron al 36 por ciento promedio y retrocedieron 20,6 por ciento en el ciclo descendente. Actualmente promedian los 5.600 millones de dólares al mes.
Los últimos datos oficiales disponibles arrojaron una caída de las ventas externas totales del 29,6 por ciento en valores en el segundo trimestre de 2023, explicada por una merma de los precios del 12,2 por ciento y de las cantidades del 19,8. Las ventas de productos primarios medidas en cantidades retrocedieron 42,2 por ciento, las de manufacturas de origen agropecuario cayeron 19,5 y las de origen industrial, 6,6 por ciento. A contramano van aumentando las exportaciones de combustibles y lubricantes un 21,4 en volúmenes. Ya sin efecto de la guerra ruso-ucraniana, se observa una caída en los precios de exportación.