Página/12 en Brasil

Desde Brasilia

La presencia de efectivos de la Policía Federal fue reforzada en el estado de Pará, donde el mandatario del Partido de los Trabajadores (PT) se encontraba este sábado, tras el arresto de un estanciero sospechoso de planear un magnicidio que coincidiría con la cumbre de jefes de Estado amazónicos anunciada para el próximo martes en Belém, capital de ese estado. "Le voy a disparar a la barriga" a Lula, amenazó el hacendado Arilson Strapasson detenido en la mañana del jueves en la ciudad paraense de Santarém. Ese día a la misma hora era interrogado en Belém un agente de seguridad privada cuya identidad no fue revelada, por haber manifestado similares intenciones asesinas a través de las redes sociales.

"No les temo"

Lula reaccionó durante un acto: "Ustedes conocen la noticia de que la policía detuvo a un ciudadano en Santarém que dijo que iba a matarme, y a otro en Belém que también dijo que iba a matarme. Si yo tuviera miedo no hubiera nacido, si tuviera miedo no sería presidente de la República. Mi madre decía perro que ladra no muerde", .

Hablando ante cientos de seguidores de la Amazonia, Lula elevó la apuesta al prometer que dejará de utilizar automóviles blindados y seguirá abrazandose con "pueblo" a pesar de las intimidaciones sucedidas en vísperas de la cumbre en la que se reunirá con los representantes de siete gobiernos de la región, incluyendo sus colegas Gustavo Petro, Nicolás Maduro y Luis Arce.

Bolsonaristas

Está por verse si las amenazas contra Lula fueron anuncios de potenciales asesinos o sólo se trató del alarde de dos mitómanos. Lo cierto es que a estos dos casos se sumó una tercera amenaza registrada días atrás contra el vicepresidente Geraldo Alckmin, según reveló el canal GloboNews.

Frente a semejante escenario, el Ministerio de Justicia, la Agencia Brasileña de Inteligencia y la gobernación de Pará resolvieron incrementar las alertas. La Amazonia es una región donde abundan las organizaciones delictivas y los simpatizantes armados: estancieros, policías, militares y paramilitares seguidores del expresidente Jair Bolsonaro.

Pará se ubicó en los primeros lugares de la lista de asesinatos de campesinos sin tierra e indígenas durante la administración bolsonarista, entre 2019 2022. Los crímenes políticos se superponen a los delitos ambientales en la Amazonia brasileña, una región de 4,5 millones de kilómetros cuadrados, equivalentes a casi el 60 % del territorio nacional.

Punto de no retorno

La deforestación, causada principalmente por incendios intencionales y la tala ilegal de bosques, se disparó un 73 por ciento en los tres primeros años del gobierno de Bolsonaro, período en el que fueron destruidas cerca de 35 mil hectáreas de selva.

De haber continuado esta política de tierra arrasada, se corría el riesgo de llegar a un punto de no retorno ecológico, a través de una emisión de carbono superior al que pueden absorver los bosques, acelerando el calentamiento global.

Aún así, la semana pasada Bolsonaro aseguró que los incendios en la selva son una invención de las "narrativas" de las ONGs, los países del "norte" y del gobierno "entreguista" del PT. Y defendió una vez más la explotación de minerales en tierras indígenas. Además recordó haber impulsado una serie de proyectos respaldados por su aliado Donald Trump, en pos de la modernización: un planteo ecocida.

Bolsonaro no hizo más que reciclar las vetustas tesis de la dictadura que mató a cerca de ocho mil indígenas – a causa de enfermedades, destierro forzado y asesinatos según reseño la Comisión de la Verdad en 2014- para llevar el "orden y el progreso" a la selva. Repitió las mismas ideas planteadas por él ante la Asamblea de la ONU en 2019 cuando ofendió al nonagenario cacique Raoni Metuktire de la etnia Kayapó.

Más allá de los discursos, el Tribunal Penal Internacional de La Haya sigue analizando una denuncia contra el dirigente de extrema derecha por "genocidio" debido a una serie de medidas en perjuicio de los pueblos originarios como alentar la penetración de buscadores de oro y diamantes en las reservas y retacear el envio de medicamentos a las aldeas durante la pandemia del coronavirus.

En contrapartida el cacique Raoni --de fluida relación con Lula a quien acompañó al ascender la rampa del Palaco del Planalto el 1 de enero-- participó este viernes en los debates previos a la conferencia presidencial de la semana próxima en Belém.

Delitos múltiples

El estanciero arrestado el jueves en Santarém por urdir un presunto atentado, participó en el intento de golpe Estado del 8 de enero cuando fueron depredados los palacios del Planalto, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal en Brasilia, exigiendo el establecimiento de un régimen militar. El ministro de Justicia y Seguridad Pública, Flavio Dino, dijo el viernes que el gobierno será implacable con quienes insistan en acechar a una democracia en vías de consolidación: "Aún después del fracaso de los actos golpistas de enero todavía existen personas que amenazan matar o agredir físicamente a las autoridades de la República. La Policía Federal continuará aplicando la ley contra los delincuentes.".

Desayuno con el presidente

El encuentro amazónico del próximo martes fue el tema convocante del desayuno ofrecido por Lula a corresponsales el miércoles pasado en el Planalto. Fue el primero compartido con periodistas extranjeros, entre ellos este reportero, en lo que va del su tercer mandato en el que ha dado un peso destacado a la "diplomacia verde", en línea con el propósito de reinstalar al país como una "potencia" ecológica. Junto al mandatario se encontraban el ministro de Relaciones Exteriores, Mauro Vieira, y el asesor especial sobre asuntos internacionales, el ex canciller Celso Amorim y el ministro de Comunicaciones, Paulo Pimenta.

Antes de asumir el gobierno, Lula participó como presidente electo en la cumbre ambientalista COP 27 realizada a fines del año pasado en Egipto y en noviembre viajará a los Emiratos Arabes para estar COP 28. La ONU escogió a Belém como sede de la COP 30 agendada para 2025.

Durante el desayuno Lula repasó varias medidas contra la devastación de la floresta adoptadas en sus primeros meses de gestión y aseguró que será "muy duro" con los invasores de tierras y responsables de otros crímenes como la extracción ilegal de minerales a costa de la seguridad y sobrevivencia de los pueblos originarios.

"Brasil va a cumplir lo que prometió, nosotros vamos a llegar a la deforestación cero en 2030. Pueden escribir eso y guardarlo para pedirme que les rinda cuentas en 2030".

De acuerdo con Lula la preservación del pulmón del mundo es tan acuciante como frenar la guerra en Ucrania, para lo cual reiteró su propuesta de diálogo entre Kiev y Moscú, e impulsar un debate global sobre la desigualdad. "Espero contar con el apoyo del compañero Xi Jinping y Joe Biden" para dar fuerza a la discusión sobre la desigualdad, tema que va a presentar ante la Asamblea de la ONU en septiembre próximo en Nueva York y posiblemente en la cumbre de los BRICS a fines de este mes, en Joanesburgo, Africa del Sur.

Sur Global

Lula cerró el desayuno asumiendo el papel de reportero. Le preguntó a un corresponsal alemán por qué los grandes medios occidentales son en mayor o menor grado omisos frente a la prisión de Julian Assange. "Es una vergüenza que un periodista que denunció las tropelías de un Estado (Estados Unidos) contra otros, esté preso y condenado a morir en la cárcel". No es la primera vez que toca el tema. Recientemente recordó que gracias a Wikileaks Brasil supo del espionaje de la NSA norteamericana contra la ex presidenta Dilma Rousseff y Petrobras.

El ex tornero mecánico trabaja para afirmarse como un portavoz de un sur global que pretende un rol mas protagonico a través del cuestionamiento de la prensa dominante,  tanto como el repudio al FMI por "hundir" a los países endeudados y la defensa del comercio internacional con monedas locales. Y el apoyo a la ampliación de los BRICS a través de la incorporación de Argentina. Pero también, como dijo el miércoles, con el ingreso de Arabia Saudita, propuesta que debe ser poco simpática para Washington.

En lo relativo a la conferencia amazónica del martes próximo , Lula anhela que tenga un carácter más global, para lo cual invitó a los gobiernos del Congo e Indonesia, los países con las mayores selvas tropicales de Africa y Asia.

En ese sentido dijo apostar a que la cumbre sea un "marco" histórico respecto de la reflexión y los planes de acción sobre la Amazonia, un programa elaborado por los gobiernos que representan a los habitantes de esa región de seis millones de kilómetros cuadrados en América del Sur. Y dejar de ser pensados por las metrópolis a las cuales ha responsabilizado como verdaderas causantes del desastre ambiental contemporáneo, en razón de las emisiones de gases contaminantes iniciadas con la revolución industrial.