La llegada esta semana de los principales candidatos presidenciales a Santa Fe, sin duda marcará el ritmo político de la provincia en la que muchos creen, sobre todo el peronismo, que los comicios del próximo domingo pueden significar un envión muy importante para las generales de septiembre. Alrededor del candidato más votado en la provincia, Maximiliano Pullaro, especulan que la influencia de Sergio Massa para los candidatos santafesinos del PJ “es relativa” y sostienen que “Massa ya tuvo un candidato propio acá y la verdad es que muy bien no le fue”; en relación a la baja cantidad de votos que obtuvo Oscar “Cachi” Martínez como precandidato a diputado provincial. Si bien es cierto que Martínez es de los hombres más cercanos al ministro de Economía de la Nación e hizo campaña como “el candidato de Massa”, es difícil trasladar el mismo escenario para los cargos ejecutivos.
Sí es sabido que el clima nacional de crisis económica tuvo algo que ver con los resultados del peronismo en las primarias de Santa Fe. “Resulta muy cómodo echarle toda la culpa a (Omar) Perotti y su gestión, pero la verdad es que hubo un combo negativo alrededor de todo lo que tuviera relación con el peronismo”, han señalado en estos días, ya con más calma, los dirigentes más experimentados del movimiento. Aunque la fallida liquidación de sueldos a los docentes a una semana de las elecciones y en medio de un proceso paritario, motivó que el candidato Marcelo Lewandiowski pidiera como Carlos Bilardo en el 86 “dejemos de dársela a los de amarillo porque vamos a perder”.
El tema fue tironeado el jueves en la Cámara de Diputados donde la oposición se tentó con sacar algún tipo de rédito político del paso en falso y el oficialismo se defendió sólo con la rápida reacción al reconocer el error y enmendarlo en 24 horas. Pero el daño ya estaba hecho y por ahora no se sabe si fue el despiste de una gestión en retirada o el complot de algún funcionario de carrera que no pertenece al peronismo.
En todo caso, lo que más se le sigue reclamando a Perotti puertas adentro es haber acomodado todo el tablero electoral para él. Llevar hasta el límite la negociación con Lewandowski que tuvo que demorar largamente el inicio de la campaña y no ponerse al hombro el proselitismo en las primarias donde sólo se concentró en la promoción de la lista de diputados provinciales que él mismo encabeza. Demasiado tarde para lágrimas y habrá que ver cómo se mueve el gobernador en esta etapa. Por ahora, se lo vió más junto a Lewandowski en las numerosas inauguraciones de obras y programas que se vienen sucediendo.
También hay señalamientos al “comando de campaña” si es que alguna cosa así está funcionando del lado del peronismo. Los principales dirigentes insisten en que lo que parece un desorden sin cabeza “es en realidad una estrategia en la que cada uno cumple su rol”. No es tan fácil percibir desde afuera esa sensación. Sí se advierte que unos tienen más compromiso que otros con la fórmula de gobernador y vice.
Pullaro por su lado no hace olas y recorre la provincia en silencio. Es ganador de todas, está del lado de Horacio Rodríguez Larreta que necesita más del candidato ganador que viceversa y no tiene todos los puentes rotos con Patricia Bullrich que ya digirió la estruendosa derrota de Carolina Losada y sabe que juega en Santa Fe sólo con el escaso poderío del PRO local que nunca termina de ser claro ganador en las elecciones y se ve cada vez más desplazado por los radicales de tierra adentro.
Si Massa es también en Santa Fe el candidato individualmente más votado como lo perfilan unas cuantas encuestas se abre otro escenario para las generales provinciales de septiembre ya que supondría un peronismo absolutamente encolumnado en un escenario bipolar absoluto. Aún así, no le convendría a los candidatos provinciales subirse hasta el tope las medidas porque puede resultar después ser foto carné. En septiembre, con más o menos viento de cola, serán Lewandowski contra Pullaro y nada más.
La lista de candidatos a diputados nacionales es otro cantar. Es la categoría donde más se vota al sello, y el peronismo alcanzó la unidad detrás de la nómina que encabeza Germán Martínez. El que vote a Massa en Santa Fe, tira de la sábana seguro y los cortes prácticamente no existen.
Enfrente, los cabeza de lista atravesarán una interna mansa donde también serán clave los candidatos presidenciales: Juan Cruz Cándido con Rodríguez Larreta, Juan Carlos Núñez con Bullrich y Esteban Paulón con Juan Schiaretti; entre los principales.
No se gana siempre igual
Perotti fue el candidato más votado en su categoría pero no se puede decir que es un claro ganador. Habrá que ver en las generales si ratifica sus votos y después dentro de la Cámara misma, si obtiene los acuerdos necesarios para presidirla. Son muchos pasos de acá al 10 de diciembre.
Lewandowski ganó claramente su interna, pero quedó muy lejos de su adversario y tiene que engordar mucho desde atrás para llegar a septiembre realmente competitivo. La performance de Massa el domingo que viene será clave para ver si cuenta con el seguimiento de todo el peronismo, pero aún así no será definitivo.
El intendente de Rosario Pablo Javkin ganó ajustadamente su interna y se notó un amplio porcentaje de votantes que rechaza su gestión. Pero también se impuso la presidenta del Concejo María Eugenia Schmuck y el candidato a senador departamental Ciro Seisas. Entonces, Javkin ganó ajustadamente pero junto con sus dirigentes de máxima confianza. No sólo son los números, también son los armados y las estructuras. Sabido es, la política es la disciplina que más hace tambalear a las matemáticas.
Juan Monteverde es la esperanza “blanca” del peronismo, qué duda cabe. Su acuerdo con Roberto Sukerman y el Movimiento Evita fue todo ganancias hasta ahora. En las generales será voto a voto con el actual intendente que cuenta con el apoyo de una fuerza sin nombre y sin candidato nítido pero que siempre está presente en Rosario: El antiperonismo.