El obispo Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal católica (CEA) calificó de “delicadísima” la situación que se vive en el orden social porque, dijo “hay muchísimos trabajadores y trabajadoras que no llegan a fin de mes y esto angustia muchísimo”. Recordó el obispo de San Isidro que “hay cientos de trabajadores que trabajan en la economía popular, cartoneros, feriantes, vendedores ambulantes; personas, mujeres que cuidan niños, que realizan distintos servicios, que cuidan personas mayores, que cuidan enfermos, hermanos nuestros que viven de changas, changas de pintura, de albañilería” sin que se les reconozcan derechos.
Hablando en la víspera de la celebración de San Cayetano, santo patrono del pan y del trabajo, el titular de la CEA hizo mención de “tantos trabajos en donde no rige la plenitud de los derechos; están subocupados y muchas veces se ven sometidos al maltrato de opiniones que vienen desde posturas de mente y de corazón de mucha insensibilidad y de mucha incomprensión con respecto a estas situaciones”.
“Cuando hablamos del pan, hablamos de justicia”, señaló Ojea, y recordó a “tantas hermanas y hermanos nuestros que van a acudir no solamente al Santuario de Liniers, sino también a tantos santuarios que están extendidos en todo el país para pedir por el pan y por el trabajo”.
Según el obispo “cuando hablamos del pan, hablamos de un derecho universal de todos los seres humanos”. Y en ese sentido trajo a colación una canción del sacerdote Julián Zini en la que se entona que “ ‘ No es posible morirse de hambre en esta tierra bendita del pan’ ”.
Como suele ser tradicional cada 7 de agosto, pero especialmente cuando las condiciones sociales son adversas, se espera para este año una gran concurrencia de fieles en el santuario capitalino de San Cayetano, así como en otros templos dedicados a la misma devoción en todo el país.
Ojea se refirió entonces a la devoción y ruego popular, pidiendo a todas y a todos que se unan en oración por las intenciones de quienes van a peregrinar hasta la imagen del santo, porque “cuando pedimos trabajo, pedimos por la dignidad, porque el trabajo hace a la dignidad de la persona”.
El trabajo, siguió diciendo el obispo, “no es un objeto de compraventa, no es un objeto de consumo; sino que el que no trabaja siente que está de sobra, que no vale; se siente herido en su dignidad, esa dignidad que solamente le da el ser hijo de Dios”.
Para Ojea “todos nosotros somos hijos de Dios y tenemos este derecho a trabajar”. Y por esa razón –agregó- “en realidad, cuando le pedimos al santo del pan y el trabajo, pan y trabajo le estamos pidiendo paz” dado que “la paz se construye en lo concreto, en el amor a lo concreto”.
Según el presidente de la Conferencia Episcopal “cuando nosotros luchamos de verdad para que todos puedan tener trabajo y para que sean respetados todos los trabajadores, aún aquellos que no pueden vivir la plenitud de todos sus derechos” se está trabajando a favor de la paz.
Siguiendo con su prédica el obispo de San Isidro señaló que “le pedimos al Señor poder construir la paz y recibir esa bienaventuranza de los hijos de Dios: ’Seremos llamados hijos de Dios si construimos verdaderamente la paz’ ”.
El presidente del Episcopado finalizó su reflexión afirmando que “la paz se construye trabajando juntos para que podamos acceder a estos bienes de los cuales es intercesor san Cayetano, el pan y el trabajo”. Y pidió “que Dios nos bendiga en este momento tan difícil, tan duro, que atraviesa nuestro país y que nos ilumine para poder trabajar juntos por el pan y el trabajo, que es trabajar por la justicia y por la dignidad de cada ser humano”.