La diversidad de formatos audiovisuales permite experiencias novedosas, a veces surgidas en circunstancias no premeditadas. Así es el caso de Parte de una religión, la miniserie –estrenada el 27 de julio– que por estos días es el contenido más visto en Flow. El guion escrito, durante la pandemia, por Santiago Gobernori y Mariano Rosales propone sus enredos dialógicos en tres episodios de 20 minutos, protagonizados de manera luminosa por el grupo actoral que ellos mismos integran junto a Nicolás García Hume, Alan Sabbagh, Julián Lucero, Valeria Lois, Malena Medici, y Julián Doregger. Con dirección de Lucía Valdemoros, Parte de una religión ya promete segunda temporada.
Alrededor de un asado entre amigas y amigos, las situaciones surgen casuales y equívocas. El rumbo se vuelve imprevisto, y una pátina de comedia atraviesa los hechos en un crescendo que envuelve, sea por el destino del argumento como por la cantidad numérica de personajes: cada uno con características de alguna manera pegadas a las del otro, en consonancia y contraste. Hay algo de sonrisa contrariada, sostenida por el gran nivel de actuación.
La dirección de Lucía Valdemoros se demuestra ágil, atenta y en sintonía con lo que sucede. “Es una comedia un poco absurda e incómoda, donde lo que te causa gracias y te hace reír no deja de ser delirante. Y alrededor de temas que pueden ser una pavada, muy cotidianos, junto a otros más profundos o tabú; como sea, todo se maneja con la misma intensidad”, refiere la directora a Rosario/12. Valdemoros ya tiene un perfil ligado a este tipo de trabajos, habida cuenta de ser codirectora, junto a Malena Pichot, de la serie Tarde Baby (2018). “La idea de la serie surgió del grupo, durante la pandemia, también a partir de las limitaciones del momento; por eso, se pensó en una única locación, para que fuera más fácil de realizar, y se hicieron ensayos por Zoom. Cuando se abrió el encierro, salimos a filmar. Pero la soltura y la naturalidad logradas tienen mucho que ver con el elenco talentosísimo que tenemos, también porque ya se conocen y venían trabajando juntos en otras oportunidades”, continúa.
Martín Granados (Obol Film Club), productor ejecutivo de Parte de una religión, agrega: “Cuando llegó la pandemia, Santiago Gobernori y Mariano Rosales empezaron a escribir y nos avisaron que querían filmar apenas terminara el encierro, y así fue. El 15 de octubre de 2020 nos largamos a filmar y realizamos los 3 capítulos, con un total de 60 minutos”. “Filmamos a dos cámaras y estuvo bueno, permitió agilizar y optimizar el tiempo, y capturar las reacciones de lo que pasa gracias al plano y contraplano. Los chicos y las chicas improvisan bastante, es lo lindo que tiene la serie, algo que se dio naturalmente en el rodaje. Las conversaciones entre ellos cuentan con el disfrute dado por la mera conversación, cuando se da una opinión o se está en contra por el solo hecho por discutir. Y surgen así los malentendidos, a partir de cómo se dice una cosa, o por cosas dichas que parecen una pavada”, comenta Valdemoros.
-¿Cómo les está resultando la experiencia de acceder a una plataforma?
Martín Granados: -Para nosotros es un triunfo haber entrado en una plataforma como Flow, porque nos da visibilidad. Hace una semana somos el contenido más visto, ya no somos solo el nicho del grupito de amigos del “off”, sino que lo está viendo un montón de gente que lo disfruta; y está bueno, porque permite salir de los estereotipos o de las formas fáciles, por más conocidas, de hacer reír. La producción fue cien por ciento independiente; en 2020, de hecho, Flow no estaba. Apostamos por un contenido y tuvimos una suerte increíble. Cuando querés filmar algo y formar equipo, necesitás como mínimo 20 personas, y al salir a buscar gente, lo habitual es que todos estén ocupados, como sucede con los actores y actrices. Pero cuando nosotros lo hicimos, cuando se abrió el encierro, a quien llamabas te decían que sí, que estaban disponibles. En ese momento teníamos tres capítulos y fue lo que se hizo. E implementamos algo que venían haciendo amigos como Male Pichot y Julián Lucero con Leonor y lo que harían también con Finde (ambas películas dirigidas por Esteban Garay Santalo): les copiamos el formato de vender entradas para que la gente pudiera acceder al contenido de manera privada. Para nuestra sorpresa, esto nos permitió recuperar un poco el dinero que se había invertido, dándonos cuenta de que podíamos producir algo de manera independiente. Hace un tiempo el grupo se propuso liberar el contenido y apareció la posibilidad de hablar con Flow. Nos pareció una buena oportunidad, y fuimos para adelante.
Al término del tercer capítulo, Parte de una religión promete un “continuará”. La directora adelanta que “hay más capítulos para una segunda temporada que ya está escrita, pero estamos esperando el momento para filmar. La idea es tener un poco más de recursos y más que nada tiempo, que es un poco lo que nos faltó, para las escenas y el armado. Los personajes se van a duplicar y redoblamos la apuesta, pero seguiremos manteniendo ciertas características de la serie, que son su marca general. Ahora que no estamos en pandemia, ¡estamos más complicados de agenda!”. “Queremos continuar trabajando con gente amiga como Pablo Fusco, Martín Lups, Julián Kartun, Manu Fanego, Male Pichot. Ojalá tengamos pronto la posibilidad de hacerlo, ya sea de manera independiente o a través de alguien que apueste por la serie”, concluye Granados.