La tercera temporada de Only Murders in The Building (estreno el próximo 8 de agosto) abrió una sucursal inmobiliaria. Es decir, el último homicidio a resolver por Charles (Steve Martin), Oliver (Martin Short) y Mabel (Selena Gómez) no tiene lugar en el edificio Arconia del Upper West Side neoyorquino. La escena del crimen, valga la redundancia, es un escenario de Broadway. La comedia siempre medió el tono de un Hitchcock displicente con un Neil Simon del nuevo siglo, con grandes dosis de enredos y ridiculez, pero nunca se había animado a subirse a las tablas -y las bambalinas- de un teatro como lo hace en estos diez episodios.
“El mundo es un escenario y blah blah blah”, asegura uno de los protagonistas. ¿La víctima? Se la conocía desde el cierre de la temporada anterior: Ben Glenroy (Paul Rudd), una estrella de acción de Hollywood, cuyo debut teatral fue interrumpido por su propia muerte en una obra dirigida por Oliver y con Charles en el elenco. Pero el mayor distintivo de la nueva trama es la inclusión de Meryl Streep como Loretta Durkin, una actriz que tenía todo para triunfar y nunca lo hizo. Y por eso va a estar en la mira de los detectives aficionados, hacedores de un podcast de true crime y lectores de la Playbill.