Tal como enseñó Cristopher Walken en Escape salvaje (Tony Scott; 1993), los sicilianos son los embusteros más grandes del mundo y por eso pueden reconocer las diecisiete formas que usan los hombres para mentir (las mujeres tienen veinte). A diferencia de Vincenzo Cocotti, Charlie Cole no presume de su habilidad. La protagonista de Poker Face (estreno el próximo 17 de agosto por Universal+), definida como un “polígrafo humano”, explota su súperpoder porque no le queda otra. Detectar una farsa se ha vuelto para ello un boleto de supervivencia diaria y un estigma que la tiene vagando por todos los Estados Unidos. “No puedo predecir el futuro, no hay nada místico, si alguien está mintiendo a propósito me doy cuenta”, dice esta heroína y detective por inercia en esta producción de Rian Johnson (Entre navajas y secretos, Glass Onion) cuya primera temporada se ha convertido en el gran run run televisivo del 2023.
Lo que pasa en Las Vegas, ésta vez sale de Las Vegas. La pelirroja (Natasha Lyonne de Muñeca Rusa) trabaja en un casino, vive en un motorhome en el desierto, porta la labia picante de Mae West y su dieta tiene como ingrediente fundamental la cerveza en lata. Se nota que ha tenido altas y bajas, es empática con las almas perdidas y que su particular destreza la lleva a meterse en problemas innecesarios. “Sigo siendo una estúpida a la que le va bien”, le dice al dueño del hotel donde trabaja como camarera encarnado por Adrien Brody. El tipo la convoca para hacer ese tipo de cosas que suceden en la ciudad del pecado, en este caso sale muy mal y deberá darse a la fuga. Una tómbola en la que irá conociendo personajes excéntricos mientras se entrometen en homicidios que no tardará en resolver. “Todos mienten todo el tiempo. Es como con los pájaros. Una vez que los escuchas cantar suenan todo el tiempo y no es para cosas importante sino para toda la mierda sin sentido”, explica la mujer.
Poker Face es un producto hecho para el lucimiento de Lyonne (nominada a los Emmy por este papel) con un personaje ambiguo y querible, que lleva la inconfundible carraspera y garbo borrachín de su intérprete. Además de un riquísimo elenco e invitados en el que se destacan Joseph Gordon-Levitt, Chloë Sevigny, Benjamin Bratt, Luis Guzmán, Ellen Barkin, Nick Nolte y Ron Perlman, entre otros. Como una hermana ficcional del de Patricia Arquette en High Desert –con la que esta serie tiene varios puntos en común-, Charlie tiene predilección por los desvalidos, y los lugares donde la gente viste camisas con rayas de tigre, cadenas de oro y pantalones babucha. “Es alguien con un alma soleada que está genuinamente preocupada por la gente y si a eso le añadís el corazón de Natasha, es como un helado de dos sabores riquísimos”, declaró Rian Johnson.
Aquí, el amante de los misterios desanda un subgénero propio de los viejos seriales televisivos como Columbo, Magnum P.I. y Archivo confidencial. Natasha se suma a estos detectives carismáticos, con ropa, auto y latiguillos propios (“¡Mierda!”, exclama cada vez que alguien miente) que enorgullecería a Peter Falk, Tom Selleck y James Garner. “Esos eran programas que no solo querías ver, eran programas con los que querías salir de joda”, graficó Johnson. A la estructura del caso de la semana, Poker Face le añade la estructura detectivesca invertida: el quid aquí no es descubrir a la mente detrás del homicidio, lo cual se sabe desde el inicio, sino cómo Charlie pesca el entuerto. En definitiva, la mentira tiene patas cortas para Charlie. ¿Las suyas? En permanente movimiento por parajes perdidos de los Estados Unidos.