Edinson Cavani jugará el próximo miércoles sus primeros minutos como futbolista de Boca. Y por fuera de la enorme (y a veces desproporcionada) expectativa que ha provocado su llegada, se sigue discutiendo si el delantero uruguayo es la incorporación más relevante de la historia del fútbol argentino y el extranjero de mayor jerarquía que alguna vez haya llegado a nuestra canchas. Cada uno tiene su idea y la fundamenta.
En verdad, Cavani es sólo el último eslabón de una larga cadena de jugadores procedentes de otros países que han nutrido a Boca a lo largo de sus 118 años de gloriosa existencia. Hubo otros como él antes que él. Algunos defraudaron o por lo menos no dieron lo que de ellos se aguardaba. Otros triunfaron y dejaron una marca indeleble en el corazón de los hinchas. Son estos, ordenados cronológicamente según fueron apareciendo en el equipo.
1) Delfín Benítez Cáceres
El machetero paraguayo armó una notable delantera boquense con Francisco Varallo y Roberto Cherro, clave en el bicampeonato de 1934 y 1935. Goleador de raza, hizo 116 goles en 175 partidos y es el séptimo artillero de la historia de Boca. Después siguió haciendo goles en Racing (65 entre 1939 y 1941) y Ferro (20 entre 1942 y 1944). Con 191 tantos, es el 11º goleador del ciclo profesional.
2) Domingos da Guía
Un zaguero brasileño de excepción. Esbelto, elegante y técnico. Quitaba y salía jugando en épocas en las que los defensores rechazaban o tiraban la pelota afuera. Llegó a Boca en 1935 y ese mismo año ganó el campeonato. Jugó también en 1936 y luego volvió a Brasil donde fue campeón carioca con Flamengo y Vasco da Gama, y estuvo en la Selección que participó del Mundial de Francia en 1938. También salió campeón con Nacional de Montevideo y es uno de los muy pocos jugadores que lograron títulos en Argentina, Brasil y Uruguay.
3) Severino Varela
Llegó desde Peñarol de Montevideo en 1943 ya en el último tramo de su carrera. Y con un arreglo singular: viajaba los jueves para hacer la práctica de fútbol con sus compañeros y volvía los domingos luego de los partidos a trabajar como empleado del Estado. La boina blanca con la que jugaba lo distinguió rápidamente. Tanto como su estilo efectista y tribunero pero tremendamente eficaz. Se hizo querer por sus goles decisivos ante River que le dieron a Boca los títulos de 1943 y 1944 y a fines de 1945 no aceptó el contrato que le ofrecieron y se fue. Hizo 46 tantos en tres temporadas y dejó un recuerdo breve pero imperecedero.
4) Orlando Pecanha de Carvalho
¿Que pasaría en el fútbol argentino si Boca contratara a un jugador que tres años antes había sido campeón del mundo? Eso sucedió en 1961 cuando el presidente Alberto J. Armando decidió traer a este zaguero fuerte, seguro y dúctil que venía de ganar con Brasil el Mundial de Suecia en 1958 y en torno del cual se armó la defensa de los equipos campeones de 1962 y 1964. Jugó 120 partidos con la casaca azul y oro y anduvo tan bien que a principios de 1965 se lo llevó el mismísimo Santos de Pelé.
5) Paulo Valentim
Es él máximo goleador de Boca en el Superclásico ante River: hizo 10 entre 1960 y 1964. Y con eso conquistó a la tribuna y ya no se bajó de la historia. Llegó como centrodelantero titular de la Selección brasileña en el Sudamericano de 1959 (no fue campeón del mundo en Suecia un año antes) y no defraudó: jugaba directo, sin adornos, iba a los papeles, entraba al área y era gol. Anotó 71 goles con la divisa azul y oro (67 locales y 4 por la Copa Libertadores de 1963). Con uno de penal a Carrizo en la Bombonera, definió el título de 1962. También salió campeón en 1964.
6) Julio Meléndez
Quizás, el mejor número 2 de todos los tiempos de Boca. En la galería de los grandes ídolos, el peruano impuso respeto sin pegar, sólo a partir de su velocidad, su intuición, su formidable recuperación y su limpieza para ganar en los mano a mano. A tanto llegó su idolatría que la hinchada cantaba "es el peruano y su ballet". Jugó entre 1968 y 1972 y salió campeón de los Nacionales de 1969 y 1970 en la cancha de River. En ambos casos, los hinchas entraron y lo llevaron en andas. Un fenómeno.
7) Roberto Cabañas
El paraguayo pareció nacido para jugar en Boca. Por carácter y espíritu ganador, pero también por fútbol. Combativo y provocador, los domingos defendía con el cuerpo y la pelota lo que había dicho en la semana. Interpretó muy rápidamente el sentimiento xeneize y por eso, se hizo querer por la hinchada. Jugó entre 1991 y 1994 e hizo 18 goles (12 locales y 6 internacionales).
8) Sergio "Manteca" Martínez
El ídolo de Cavani. El jugador que lo convirtió en futbolista. Astuto para moverse en el área y certero para definir, llegó de Peñarol en 1992 pedido por el profesor Óscar Washington Tabárez y convirtió 87 goles (80 locales y 7 internacionales), cuatro de ellos a River. Ganó el Apertura '92, del que fue goleador con 15 tantos al igual que en el Clausura '97 y debió irse de Boca cuando asumió Bilardo y renovó todo el plantel.
9) Óscar Córdoba
El colombiano fue el arquero de los grandes triunfos de la era Bianchi en Boca: ganó las Libertadores de 2000 y 2001 luego de haber atajado penales en las definiciones con Palmeiras y Cruz Azul. Tambien jugó (y ganó) la final Intercontinental de 2000 contra Real Madrid en Tokio y logró tres títulos locales (Apertura '98 y 2000 y Clausura '99). Manos de hierro y mente de acero.
10) Jorge Bermúdez
Otro que pareció nacido y criado para jugar en Boca. El Patrón llegó en 1997 junto con Córdoba y Mauricio Serna pero recién se afirmó cuando asumió Bianchi y le confirmó la titularidad. Fue un zaguero tradicional de juego fuerte y sin concesiones, si pasaba la pelota, no pasaba el hombre y viceversa. A veces, hasta mas allá del reglamento. También participó de los grandes éxitos del primer ciclo de Bianchi y silenció el Morumbí de San Pablo cuando, ante Palmeiras, convirtió el penal decisivo que le dio a Boca la Copa del 2000.