En la mitología griega, la Hidra era un monstruo acuático temible que tenía la virtud de regenerar dos cabezas por cada una que perdía o le era amputada. Laura Cantore, doctora en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de Córdoba, compara la violencia económica hacia las mujeres con la hidra. Su capacidad de reproducirse y de colarse en todos los intersticios de las relaciones familiares, es uno de los factores que hace que esté naturalizada y recién en los últimos años se empiece a hablar de ella. “Podés tener una pyme, puede ser un kiosquito, quiero ver cuál es el lugar de la mujer en esa pyme y en ese kiosquito, y si es el mismo que el del varón”, asegura.
Cantore es además posdoctorada en Géneros (UCES), y es directora de la primera Diplomatura de Violencia Económica con perspectiva de género (Universidad Nacional de Villa María y Fundación Una Puerta) del país. En esta entrevista desglosa las distintas modalidades de la violencia económica, que es transversal a todas las clases sociales.
-En los últimos años se ha empezado a instalar el concepto de violencia económica hacia las mujeres, pero es un concepto que abarca distintas modalidades…
-Un amigo dice que es el ojo de la hidra, porque cuando te metés en la violencia económica, te metes con el poder económico. Yo soy abogada, o sea, siempre trato de partir de la ley y de la Constitución. Hay un bloque constitucional de derechos humanos que equivalen a la Constitución misma, tienen la misma jerarquía, donde se defiende a la mujer, se sugieren acciones positivas y donde se habla de violencia económica, entre otras formas de violencia. Y eso luego es reglamentado por la ley 26.485, donde además se describe que es la violencia económica. Resulta que en el año pasado nosotros nos viene a ver Dolores Etchevehere…
-¿A quiénes?
-A la Fundación Una puerta, que presido. Dolores Etchevehere nos planteó toda su situación y nos pidió que interviniésemos como testigos expertos. Es la primera vez que se habla en la jurisprudencia argentina de violencia económica. Hasta el ante año pasado había un solo fallo en la República Argentina sobre violencia económica. La violencia económica, como una forma específica de violencia, pese a estar específicamente contemplada en el bloque constitucional de derechos humanos, es algo de lo que no se habla, nada.
-¿Ese fallo es relativo a Dolores Etchevehere o era previo?
-Es un fallo sobre Dolores Etchevehere. Pareciera ser que ser víctima de violencia económica, es que no te den plata o que hubo algún tipo de privación económica, y es muchísimo más complejo que eso. Como ex funcionaria del Poder Judicial yo estaba harta de ver violencia económica, pero, y acá viene otro detalle interesante de la ley, los sistemas de normas tienen como dos aspectos: una cosa son las normas jurídicas y otra cosa son las prácticas. Las normas jurídicas existen, existen para cuidarte, pero en las prácticas todo está naturalizado. Por ejemplo, en el caso de Etchevehere está absolutamente naturalizado… sirve para poner en luz la situación de tantas otras mujeres, no hace falta que tengas una fortuna. Es transversal, podes tener una pyme, puede ser un kiosquito, quiero ver cuál es el lugar de la mujer en esa pyme y en ese kiosquito, y si es el mismo que el del varón. Venimos recibiendo muchas mujeres que están con este tema de violencia económica. Y digo más, en una intersección con violencia económica y violencia sexual, es decir, a mayor capacidad adquisitiva las violencias y los sometimientos son peores.
-Desde la fundación impulsaron una diplomatura en violencia económica con perspectiva de género.
-Con la Universidad Nacional de Villa María, el año pasado, y fue la primera en el país. De lo que estamos tratando de trabajar, porque es algo de lo que no se habla, es de la violencia económica intrafamiliar. Porque estamos acostumbrados a pensar en un estado que te oprime y no sé qué y no sé cuánto. El tema es cuando te oprimen en tu propia casa. Cuando te oprimen con tu propia sangre.
-¿Y qué pasa con eso?
-Bueno, el año pasado cuando Santiago O’Donnell abre la diplomatura, y habla de las mujeres de la familia Macri, aparece muy claramente el tema. Estos hilos de poder, con lugares de pertenencia y de no pertenencia de las mujeres, hacen que haya esa violencia económica en lugares donde si hay algo que no existe, son los problemas económicos. Y sin embargo, lo económico se convierte en este instrumento de sometimiento y de ‘te doy’, ‘te dejo’, ‘dame’, ‘no me da’, ‘te permito’, ‘no te permito’, etcétera. Y esto es muy interesante porque estos lugares dejan a la mujer en el lugar de indefensión aprendida.
-¿Cómo define esa "indefensión aprendida"?
-Hace muchos años que vengo investigando violencia y tengo dos áreas grandes de experticia: la violencia sexual intrafamiliar y los juicios y los juegos de poder. Y los juegos de poder que hay en la violencia sexual intrafamiliar no son muy diferentes de los juegos de poder que hay en la violencia económica intrafamiliar. Porque una cosa es que tu jefe no te pague bien, esa es una posibilidad. Y otra cosa muy diferente es que tu papá te ponga en un determinado lugar, o tu mamá, tu abuela, tu abuelo, digamos, desde la infancia, y que te hagan creer que vos no sos capaz y que vos no podés. Entonces la violencia económica es mucho más que el dinero, porque en la familia donde hay violencia económica el dinero ocupa el lugar del afecto, el afecto ocupa el lugar del dinero, no es tan discriminado. Se ve mucho eso en las empresas de familia.
-¿Las mujeres son anuladas, como si no pudieran desarrollar sus propias capacidades?
-Depende de la personalidad de la mujer. Yo conozco muchas empresas de familia donde hay mujeres que están allí con una identificación total a la figura del patriarca o del fundador. No hay espacio para el deseo propio. Tenés que hacer esto y si tenés esta línea fálica en términos lacanianos, vas a andar muy bien, ahora si te querés correr un poquito, no vas a andar tan bien. Estadísticamente, sociológicamente, no hay mucho trabajo sobre esto en Argentina. Lo que se ve en las familias con mucho dinero, es que el lugar de la mujer es el lugar de la reproducción y de crear alianzas con otros. Tu lugar en la familia es ‘te vamos a casar con fulanito’. ‘Vos vas a heredar la joya de la abuela y la de mamá y te vamos a cansar con menganito para que te sostenga’ y hacer una alianza con esas familias y seguir. Pero vos no vas a manejar la propiedad de nada, no vas a tener acceso a la propiedad. Esta es una de las características.
-Eso en las clases más altas ¿y qué pasa en las medias y en las bajas?
-Es lo mismo, en otra escala. En tribunales he visto estas discusiones por una cucharita. Lo económico se sustituye por lo afectivo. Entonces este deterioro, esta falta de afecto, va generando hasta suicidios, alcoholismo. Porque no es solo que no tenés plata. Este es el lugar que tenés para ser querida, y si no lo tenés, no podés tener ningún otro lugar. En los divorcios es tremendo lo que pasa, el sometimiento económico que hay durante el vínculo y el que aparece después… Porque cuando la mujer se divorcia no tiene acceso realmente a una compensación económica, pierde su calidad de vida y su centro de vida. El tiempo que tiene que perder una mujer para tener su cuota alimentaria, la compensación, la falta absoluta de información...
-El tema del no pago de alimentos se está haciendo un poco más visible y se empieza a asociar con la violencia económica, pero también es bastante reciente.
-Primer asunto, si bien la ausencia de la cuota alimentaria o el incumplimiento de los deberes de asistencia familiar es algo que afecta directamente a los hijos, se está pulseando con la mujer. Siempre digo hay tres cosas que mantienen una relación: una el amor, otra el sexo y otra la economía. Y cuando alguna de esas cosas se quiebra, cuando estás pulseando y no estás pasándole alimentos a la madre de tus hijos, con quien estás pulseando es con ella, que a su vez tuvo los chicos, a su vez por una cuestión educativa dejó su carrera, a su vez es muy difícil ser mala madre en esta sociedad. O sea, lo que se nos pide a las mujeres, que es ser buenas madres, ser buenas profesionales, ganar dinero, etcétera, etcétera... Es realmente para mujeres maravillas poder hacer todas esas cosas ¿no? Entonces recién se está asociando eso también a la violencia institucional: te quedaste sin proyecto de vida, o ese proyecto se acotó porque te dedicabas a cuidar a tus chicos, a las tareas de cuidado del hogar que tienen un valor, pero siguen estando desvalorizadas... y tenés que pasar toda la vida litigando para tener la cuota alimentaria y la casita.
-Cuando vi el nombre de la fundación, "Una puerta", lo asocié a “un cuarto propio” esa idea de Virginia Woolf, que tiene que ver con la autonomía. Pero todavía cuesta verlo…
-En la infancia tuvimos una educación discriminada, los varones tuvieron más derechos que las mujeres, más acceso a otras cosas, nos buscaron un novio, en la vida de matrimonio nos casamos con el príncipe que nos iba a amar mucho y no sé qué cosa más y sobre todo nos iba a mantener. Esto también es un error, uno debería educar a las hijas claramente en ser autónomas económicamente.
-¿Qué pasa en las sucesiones?
-Al sucesorio llegás con lo que los patriarcas de la familia deciden que llegues. Hablaba con un amiga que es jueza y me decía todos los sucesorios llegan arreglados, a costa de la mujer. Claro. Tienen un acuerdo a costa de la mujer porque también volvió a haber una decisión familiar y ¿qué nos llega a nosotros, a la fundación? Mujeres que se rebelan contra eso.
Decía que la violencia económica está asociada a la violencia sexual, pero a la violencia física también. Cómo se pega en la familia, como se golpea en la familia en nombre de la violencia económica y en nombre de la cucharita que me corresponde, que no me corresponde, no tiene nombre ni apellido. Eso también lo vemos en la fundación muchísimas veces, los niveles de las alianzas. Las alianzas que se crean, por ejemplo, entre las madres que son sostenidas por los hijos varones en contra de la mujer. Esto lo cuenta Dolores en su libro, por ejemplo, cómo a ella le pegaba uno de sus hermanos hasta tirarla en el suelo. Bueno, esto no es un tema solo de Dolores, es un tema de muchas mujeres que son muy golpeadas por sus hermanos, con madres que contestan ‘¿y vos que hiciste? Algo habrás hecho’.
-Usted decía que esto provoca graves problemas de salud e incluso lleva a mujeres al suicidio. ¿También se lo puede vincular con los femicidios?
-Esos son estudios que se están iniciando. Como no está registrada la violencia económica, no hay un vínculo exacto del nivel de tensión que se genera en torno a esa violencia. Acá hace poco mataron y hubo un femicidio, de Milagros Bottone, la mató el papá, en Alta Córdoba y es la demostración clara de que hay todo un sistema de protección que no sirve. Una mujer que tenía botón antipánico, que no funcionaba, llega el ex marido con un brote psicótico, quiere matar a la madre, pero mata a la hija con cuatro balazos. Ahí entre las cosas que estaban exacerbando era el lugar donde él iba a vivir.
El caso de (Nora) Dalmasso ahora están todos sobreseídos, pero la primera hipótesis es que había un problema económico, ella se quería divorciar y había bienes que él no quería dar. ¿Por qué tampoco está estudiada suficientemente la variable? No dejemos de ver que la variable económica siempre es una variable muy irritante en cualquier sistema familiar. ‘Y cuánto me debes y cuánto te debo y a mí me corresponden a mitad y yo puse tanto’, etcétera, etcétera.
-Y además a las mujeres nos han educado para que no manejemos plata…
-Mucho más en el entorno familiar.
-¿Cómo es abordado el tema en la justicia?
-Esto está naturalizado, entonces en los tribunales vos querés reclamar hoy por violencia económica sí, tenés el articulito, tenés la ley, pero no hay dónde, tenés dos a tres espacios donde se pueden ir y después de eso tenés todo un discurso tremendamente cruel, de descalificación. Yo trabajé muchos años en los viejos juzgados de menores, que hoy serían de violencia, de infancia y demás. Y en esa época ahí se tramitaban las causas de alimentos. Entonces, las mujeres eran las locas. Venían y las trataban como si estuvieran celosas porque él se había conseguido una de veinte y no le estaba pasando buena cuota alimentaria. La otra pregunta es: ¿por qué el Estado no actúa de oficio? Cuando esto se puede hacer de oficio, el impedimento, el incumplimiento de los deberes de asistencia familiar.
Si no se cumple en el área civil con la cuota alimentaria o de familia, inmediatamente se debe pasar a la penal, pero eso debería ser de inmediato. Digamos, una mujer no tiene por qué estar lidiando contra los tribunales. No se pagó la cuota alimentaria, de oficio se debería mandar a los juzgados penales y esto sería mucho más efectivo.
-Claro, y mientras las mujeres no cobran y los hijos no comen y se visten como pueden, ¿no?
-Absolutamente. ¿Quién da de comer? ¿Quién da de vestir mientras tanto? Son preguntas que no tienen lugar.