El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó que si el problema de Brasil fuera él no tendría problemas en matarse, y acusó a parte del Poder Judicial de actuar como un partido político que busca inhabilitarlo de cara a las elecciones presidenciales de 2018. Lo dijo en Salvador, capital del estado de Bahía, en el inicio de la caravana que lo llevará por nueve estados de la región nordeste como parte de su campaña proselitista.
“No sirve terminar con Lula. Los problemas no acaban terminando con Lula. El problema no es Lula, son los millones de brasileños que no aceptan el retroceso. Si yo fuera el problema, yo mismo me mataba”, dijo Lula en un discurso en el estadio Fonte Nova, de Salvador, punto inicial de su caravana en ómnibus.
El ex presidente es favorito en las encuestas para las elecciones del próximo año pero su candidatura depende del Tribunal Regional de Porto Alegre, que debe absolverlo o confirmar la condena por nueve años y medio de prisión que le dictó por corrupción el juez Sérgio Moro, de la Operación Lava Jato. Si el tribunal confirma la condena antes de setiembre de 2018, Lula no podrá ser candidato.
“Hay juristas que están diciendo que si a mí me habilitan a competir, el golpe que sacó a Dilma Rousseff del poder el año pasado no cierra”, dijo más temprano en declaraciones a la radio Metropolitana de Salvador.
“El equipo de fiscales, comisarios y el juez de Lava Jato se está transformando en un partido político, que actúa en conjunto con la TV Globo. Y ya no pueden volver atrás con la mentira, porque deberían explicarle a la sociedad la persecución en mi contra”, dijo Lula.
Incluso, afirmó que la TV Globo está a favor de la salida de Michel Temer, “porque quiere encontrar un candidato potable contra Lula”.
Lula dijo que busca con la caravana llevar el mensaje de que es capaz de “reconquistar la confianza y la credibilidad para recuperar la economía para el pueblo en el país”.
El ex mandatario, en la entrevista, tuvo definiciones reveladoras sobre la política interna y elogió la capacidad del actual ministro de Economía, Henrique Meirelles, quien había sido su jefe del Banco Central.
Lula contó que recomendó a Meirelles para ser el ministro de Economía de Rousseff, pero aclaró que “como ejecutor de otra política económica, dirigida al pueblo, aprovechando su buena imagen en el mercado”, cuando en 2015 el entonces gobierno se dispuso a hacer ajustes en el gasto público. La frase que Lula pronunció sobre matarse la dijo al compararse con Tiradentes, líder de un fracasado levantamiento anti imperial en Minas Gerais en el siglo XVIII, que fue decapitado.
La visita de Lula estuvo marcada por la disputa política: un juez de Salvador hizo lugar a un pedido del conservador Demócratas para impedir que a Lula le sea otorgado el titulo de doctor honoris causa en la Universidad Federal del Recóncavo Bahiano por haber sido condenado por la Justicia. La medida fue repudiada por la comunidad académica. Al llegar a Salvador, mientras se trasladaba anoche, cinco personas fueron detenidas portando armas durante un acto de repudio a Lula que reunió a 30 manifestantes.