El Juzgado Federal N° 2 de Salta procesó a los militares retirados Luis Dubois y Héctor Salvador Girbone por la desaparición del conscripto Víctor Mario Brizzi, quien fue visto con vida por última vez el 8 de marzo de 1976, cuando cumplía el servicio militar obligatorio en el Regimiento 5° de Caballería de la ciudad de Salta. 

A ambos la jueza Mariela Giménez les atribuyó los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada y homicidio agravado y a cada uno les trabó embargo sobre sus bienes hasta cubrir la suma de un millón de pesos.

En esta causa se investigaba también al militar Marcelo Ricardo Ranfagni y al policía retirado Víctor Hugo Bocos, pero Ranfagni falleció y en cuanto a Bocos, de 70 años de edad, el proceso se suspendió "por incapacidad sobreviniente". En su caso está acusado por el asesinato del estudiante, cuñado de Brizzi, Víctor Manuel Cobos, cometido el 25 de septiembre de 1976, también en la ciudad de Salta. 

Brizzi, que estudiaba derecho y militaba en la Juventud Peronista, fue visto con vida por última vez en los cuarteles de la Guarnición Ejército Salta, el 8 de marzo de 1976, cuando fue retirado del campo de entrenamiento por Ranfagni, con la excusa de que su padre se encontraba gravemente enfermo y se le iba a permitir ir a verlo. Sin embargo, "jamás regresó ni fue visto nuevamente con vida", destacó la magistrada, quien consideró que “lo cierto e indubitable es que las circunstancias fácticas (previas, concomitantes y posteriores) de modo, tiempo, lugar, móvil, ocasión y personas -propias de este caso-, impiden desvincular del hecho a los imputados Dubois y Girbone, al tiempo que permiten reafirmar su intervención objetiva y subjetiva en la desaparición del soldado conscripto Brizzi". 

Dubois, que ya cuenta con 80 años de edad, era oficial de Logística en el Destacamento de Exploración de Caballería Blindada de la Guarnición Ejército Salta en el momento de la desaparición de Brizzi. Exactamente, estuvo en este puesto entre el 3 de enero de 1975 y el 16 de noviembre de 1976. Su superior era el coronel Carlos Alberto Mulhall, que ya fue condenado por este hecho igual que el también militar Joaquín Cornejo Alemán, que era subjefe del Ejército en Salta. 

Girbone, de 68 años, era Jefe del Escuadrón de Servicios y Jefe de la Agrupación Instrucción. Testimonios de otros miembros del Regimiento sostienen que estaba a cargo de la incorporación de soldados en 1976; que si un conscripto no regresaba del franco el Jefe de Agrupación Instrucción debía informar en el parte diario. Girbone tenía a su cargo la organización y supervisión de los conscriptos en la instrucción. 

Para esa fecha Ranfagni tenía el grado de subteniente y estaba a su cargo la instrucción de los soldados de la clase 55. 

Gravedad singular e inusitada 

La jueza sostuvo que el hecho de que Brizzi fuera desaparecido desde el propio Ejército "le confiere al caso sub exámine una 'gravedad singular e inusitada' en orden a su trascendencia social, jurídicopolítica, institucional y jurídico-penal". Consideró en este sentido que se incurrió en una "flagrante violación del deber institucional de cuidado, resguardo y protección"

La desaparición forzada de un soldado conscripto del Regimiento, donde "residía por estricto deber cívico", "cumpliendo la carga pública de servir a la Patria a través del servicio militar obligatorio, en horario de formación y a la vista de sus camaradas" o incluso si hubiera sucedido durante la noche, "resulta de una desfachatez total", insistió la magistrada, para quien la criminalidad de la conducta de Ranfagni, Dubois y Girbone, queda expuesta "en la silente y asumida 'indolencia' ulterior de los nombrados, quienes omitieron cualquier tipo de 'conducta debida', diligente y proactiva dirigida a investigar el hecho y dar con el paradero de Brizzi". En cambio, solo realizaron actuaciones administrativas afirmando que el joven había desertado. 

La magistrada afirmó que su convicción respecto de Dubois y Girbone en este hecho se sustenta también "la llamativa circunstancia espacio-temporal en que sucediera el hecho, así como la posterior pasividad e indiferencia de los altos mandos con jerarquía intermedia y superior en la Guarnición Ejército Salta", que consideró "inequívocamente indicadoras y denunciadoras de la 'criminalidad castrense' de aquella desaparición del conscripto Brizzi y de la implicación en el hecho de los mandos superiores e intermedios del Regimiento 5° de Caballería de esta ciudad; fundamentalmente, de los aquí imputados: Luis Dubois y Héctor Girbone". En el mismo sentido anotó "la ulterior naturalización institucional de ese gravísimo hecho", la que consideró "debida, en gran medida, a la relativa sistematicidad, habitualidad y 'normalidad' (entendida como 'frecuencia o cotidianidad') de hechos semejantes en instalaciones o dependencias de las fuerzas armadas y de seguridad del Estado".

Muerte violenta 

En el procesamiento, se destaca que si bien el cuerpo de Víctor Brizzi no fue ubicado, "ello no descarta ni permite negar el hecho lógicamente evidente de su muerte violenta a manos de terceras personas, pues nunca más se supo absolutamente más nada de él". Es más, "todos los elementos de convicción reunidos a lo largo de la investigación", son indicativos de la desaparición y muerte del conscripto, ratificó. 

La magistrada recordó que Brizzi militaba en la JP, igual que su cuñado Enrique Cobos, a quien había ido a buscar el grupo de tareas que el 25 de septiembre de 1976 mató a tiros a un hermano menor, Martín Cobos. 

En el caso de Brizzi fue apartado de su grupo en el Ejército y luego de su desaparición se trató de hacer creer que había desertado y "no se tomaron medidas desde la órbita militar pertinente (a la que pertenecían los encausados Dubois y Girbone) para ubicar o conocer el destino o paradero de un soldado conscripto que se hallaba 'bajo bandera'", insistió Giménez. Y dado que la última vez que fue visto fue el 8 de marzo de 1976, concluyó en que "su secuestro, desaparición y muerte habría ocurrido" entre esa fecha "y los días subsiguientes". Todo esto "permite inferir razonablemente la existencia de un plan urdido de antemano por la superioridad militar (integrada por Carlos Mulhall y Cornejo Alemán, entre otros) para hacer desaparecer a Brizzi y darle muerte, con intervención y participación plural de personal subalterno (Dubois y Girbone, entre otros)", concluyó.

La magistrada recordó que la lógica histórica "tantas veces tristemente comprobada en materia de crímenes de lesa humanidad", indica que "el destino final del desaparecido fuera la muerte violenta". Y en el caso de Brizzi, con todas las circunstancias que rodearon su desaparición, "su muerte es razonable y fundadamente presumible". Además, en ese proceso que "terminó con su vida, intervinieron más de tres personas", además de Ranfagni, Dubois y Girbone, sino también otros jefes del Ejército que ya fueron juzgados y condenados. 

Testigos directos 

En la Megacausa Salta (o Fronda, como la referencia el Juzgado Federal 2) se aportaron testimonios de otros conscriptos, entre ellos declaró Rodolfo Villalba Ovejero, que presenció el momento en que Brizzi fue sacado del grupo que entrenaba. 

Otros, como Pastor Rubén Torres, lo conocieron y se enteraron después de su desaparición. Torres estudiaba abogacía y en el servicio militar había sido asignado a realizar tareas administrativas, recordó que se enteró que un estudiante de abogacía había desertado, que había recibido una llamada diciendo que tenía un problema familiar, pidió permiso para salir y no regresó, y que en el orden del día se publicó que Brizzi había desertado. Torres, que también tenía militancia política, describió el servicio militar como "un calvario", porque "en esos años se podía desaparecer". 

Ya en esta causa declaró Rubén López que cumplía el servicio militar al mismo tiempo que Brizzi, a quien conocía porque eran compañeros en la universidad y en la militancia política. También refirió que vio el momento en que se lo llevaron, y añadió que fue Ranfagni quien lo buscó con la mentira de la enfermedad de su padre.