El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, llamó a retomar de forma urgente la cooperación en la Amazonía, en la apertura de la IV Cumbre de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), en la ciudad de Belém.

"Nunca fue tan urgente retomar la cooperación" para "enfrentar los desafíos" que enfrenta la mayor selva tropical del planeta, en un contexto de "severo agravamiento de la crisis climática", señaló el mandatario al inaugurar la reunión presidencial.

Las tres propuestas de Lula

Lula, anfitrión de la cita, dijo que la cumbre trabajará con "tres grandes propuestas".

La primera será impulsar "una nueva visión de desarrollo sostenible en la región", que combine la protección de la naturaleza con "empleos dignos" y la "defensa de los derechos" de la población que vive en el bioma, que roza los 50 millones de personas. También destacó la importancia de "combatir el crimen" organizado, que transformó a la selva en una ruta estratégica para el narcotráfico.

En segundo lugar se plantearán medidas para el "fortalecimiento" de la OTCA, creada en 1995, el "único bloque del mundo con una visión socioambiental". De esta forma, "podremos asegurar que la visión de desarrollo sostenible tendrá una larga vida", añadió.

Por último, sentarán una posición conjunta de cara a la próxima COP28, que se celebrará en noviembre en Emiratos Árabes Unidos.

"Son muchas las Amazonías, representadas aquí. La Amazonía de los bosques, de los trabajadores, de los pueblos indígenas" y sus "saberes ancestrales", resaltó Lula.

La cumbre en Belém

Esta es la cuarta reunión de mandatarios de la OTCA y la primera desde 2009 de este bloque creado en 1995 y formado por ocho socios: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.

A la Cumbre que se celebra en la capital del estado brasileño de Pará está previsto que acudan todos los jefes de estado, salvo Guillermo Lasso (Ecuador) y Chan Santokhi (Surinam), que declinaron la invitación por razones de política interna.

Este martes la reunión está limitada a los ocho países del bloque y el miércoles ampliarán las conversaciones a los países invitados, entre ellos Indonesia, República del Congo y República Democrática del Congo, poseedores de grandes superficies de selva tropical.

En esa cumbre ampliada también estarán presentes San Vicente y Granadinas por ejercer actualmente la Presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), así como Francia, por la Guayana Francesa, Alemania y Noruega, contribuyentes del Fondo Amazonía, que impulsa proyectos sostenibles en la región.

Una declaración amplia

Este lunes, los ministros de Exteriores y Medioambiente se encontraron a puerta cerrada para ultimar los detalles de la Declaración de Belém, que en un principio constará de unos "130 puntos" e incluirá un plan para conservar la selva en pie.

El objetivo es encontrar un punto de equilibrio entre salvaguardar el ecosistema, clave para reducir las emisiones de carbono generadas por la tala de árboles y mantener el régimen de lluvias de Suramérica, y dar condiciones de vida dignas a sus habitantes a través de la llamada bioeconomía.

"Hay una comprensión de todos los presidentes de que la Amazonía no puede alcanzar el punto de no retorno", declaró a los periodistas la ministra de Medioambiente de Brasil, Marina Silva, en la previa de la cumbre.

Reclamos ambientales

La comunidad científica y representantes de las organizaciones no gubernamentales participaron de los Diálogos Amazónicos, que entre el viernes y el domingo acogieron debates sectoriales sobre los desafíos del bioma.

Sus demandas se resumen en tres puntos: establecer un plazo para acabar con la deforestación, proteger el 80 % del bioma a través de nuevas áreas protegidas y tierras indígenas, y declarar la Amazonía en situación de emergencia climática.

Brasil y Colombia ya han prometido acabar con la tala ilegal de árboles hasta 2030 y trabajan para que el resto de socios de la OTCA asuma ese objetivo u otro similar ajustado a la realidad de cada país.

En 2022 la deforestación en todo el ecosistema aumentó un 21 % frente a 2021, la cifra más alta desde 2004, según datos del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina, con Brasil, Bolivia y Perú al frente de la estadística.

El Gobierno del presidente colombiano Gustavo Petro busca también sentar las bases para frenar los proyectos de explotación de combustibles fósiles en la Amazonía.