En la previa a las elecciones primarias hay dos datos que en Economía siguen de cerca y que serán centrales luego de conocer los resultados del próximo domingo. La referencia es para la inflación, que se conocerá un día después de los comicios, y las fluctuaciones que ha tenido el dólar blue en el sprint final de las PASO. Dos indicadores que serán claves para la estabilización del escenario de aqui a fines de año.
Respecto al tema de precios, fuentes muy cercanas al ministro de Economía, Sergio Massa, aseguraron a Página I12 que "no hubo una gran suba" en julio, en relación a los números de junio. Para ponerlo en contexto, el INDEC registró 6 puntos de IPC ese mes, y ahora se especula con que debería estar algunos puntos por encima de ese indicador, pero por debajo del 7 por ciento, que es el número que casi todas las consultoras están dando como el correspondiente a julio.
Naturalmente, producto de remarcaciones por la suba del dólar blue y los mayores impuestos a las importaciones, se vería una suba mayor a la de junio en el rubro Alimentos, y el impacto del alza de la carne (que explica un 25 por ciento del IPC de Alimentos) se estaría dando recién en agosto. El IPC Nacional de julio se dará a conocer el 14 d agosto, el lunes siguiente a las PASO, y tiene alguna lectura coincidente con el IPC que acaba de dar a conocer el organismos estadístico de la Ciudad de Buenos Aires.
Sin dudas, ambos muestran que hay una aceleración de precios, pero con detalles diferentes que también sirven para especular con el IPC de INDEC que se viene: por caso, en junio, el IPC CABA había reportado un alza de precios de 7,1 por ciento. Ese mismo mes, el INDEC dio un inflación de 6 por ciento. Este lunes, el IPC CABA de julio arrojó una suba de 7,3 por ciento, por lo que el IPC INDEC no debería estar demasiado por encima de los 6 puntos.
Vale aclarar que el Indicador de Precios de la Capital Federal pondera rubros de manera diferente al INDEC, pesando mucho más segmentos como servicios, alquileres de vivienda y hoteles y restaurantes, que en el la faz nacional tienen menor impacto.
Qué pasa con el verde y con el azul
El lunes, mientras hacía campaña y seguía los mercados, el ministro de Economía, Sergio Massa, se enojó bastante con lo que cree es una corrida al dólar blue generado por sectores que especulan electoralmente en contra del Gobierno. Horas más tarde, la titular de la Cámara de Diputados y mujer fuerte en la mesa de Massa, Cecilia Moreau, lo dijo públicamente en declaraciones radiales.
Es que en las últimas dos semanas, el Gobierno trabajó para estabilizar los dólares financieros y no hubo grandes sacudones por fuera del Blue, que es un mercado chico que se mueve con muy pocas manos. De hecho, hubo jornadas, según cuentan en Hacienda, en la que se retiró adrede -vía dos grandes mayoristas- la oferta para sacudir el precio al alza.
En Economía afirman que el precio "es demasiado alto y artificial" y que más allá de las debilidades de las reservas del Banco Central, el movimiento que se ve en estos días es netamente especulativo. De algún modo, esa teoría la sostiene la distancia de más 70 pesos que hay entre el dólar informal y el MEP, la variante bursatil que se puede comprar en volúmen y sin restricciones.
"Nos pulsean para que devaluemos, está claro", se sinceró ante este diario otro alto funcionario de Hacienda. Pero el Gobierno se juega demasiado en las PASO y el post PASO como para cumplirle el deseo a los mercados y a la oposición, que ya avisó que si gana devaluará, pero prefiere que alguien le haga la tarea con antelación para evitarse el mal trago si es que llegan al poder en octubre. Las presiones siguieron incluso hasta última hora del martes: el mercado abrió con el dólar en 596, bajó a 591 en cuestión de minutos, luego subió a 593, para bajar rápidamente a 590 y a 10 minutos del cierre de la rueda volió a los 596 iniciales. Un juego visible de tensión política.