Organizaciones y activistas sociales y feministas se concentraron esta mañana en la puerta del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 15 de la Ciudad de Buenos Aires donde se inició el juicio contra Hernán González Rizzi por del delito de abuso sexual agravado contra su hija Luna, impulsado por su madre, Yama Corín, quien calificó esta instancia como "una conquista.

"Por un lado hay mucha emoción de sentir la conquista de tener efectivamente un juicio, de haber logrado finalmente que él esté en el banquillo de los acusados tras 11 años de lucha, acompañadas como estuvimos todo este tiempo. Eso es muy emocionante porque es reparatorio para todas. Esperamos que exista una condena", dijo a Télam Corín, en la entrada del Tribunal, al que llegó acompañada por amigas y familiares.


La audiencia comenzó este mediodía en la sede judicial de Lavalle 1171, en el barrio porteño de San Nicolás, presidida por la jueza Virginia Sansone, quien integra el tribunal junto con Adrián Martín y Gustavo Pablo Valle.

También estuvo presente la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Ayelén Mazzina, quien ingresó directamente al edificio, sin hacer declaraciones.

En esta primera audiencia se esperaba la declaración del acusado, quien pidió hacerlo de forma virtual, y las de Luna y Corín. "Esperamos que se pueda desarrollar con el acusado presente. Pidió estar de forma virtual y hoy se está viendo si se resuelve. Realmente no podemos creer que tenga la impunidad de atravesar el juicio en el sillón de su casa", subrayó Corín.

A lo largo de las audiencias, que continuarán durante este mes, activistas y funcionarias realizarán distintas actividades en la puerta del tribunal.

Este martes más de 200 personas nucleadas en organizaciones como Mundanas, Insurrectas, Conurbanas transfeministas, la Corrientes Política y Social La Colectiva, el Desborde Educativo y la Mesa contra el Abuso Sexual en las infancias, entre otras, se ubicaron en una plazoleta frente al tribunal, a la espera de la llegada de Yama, Luna y su familia.

"Yama era militante antes de ser mamá y ella encontró en la militancia el abrazo necesario. Entendimos que no puede haber una sociedad sin violencia en una sociedad de la violación como está pasando hoy", dijo a Télam Renata Vismara, integrante de Mundanas, la organización a la que pertenece Corín y acompañó el proceso judicial.

En este sentido, reconoció la importancia de que el reclamo de justicia por Luna sea colectivo: "Sostener la calle es importante porque sin nuestra presencia no va a haber justicia para luna".

Yama es considerada por el activismo como una "madre protectora", una expresión con la que se identifica a las que acompañan a sus hijas e hijos víctimas de violencia sexual.

"Las madres protectoras van a la justicia pensando que va a hacer lo que tiene que hacer, que es encerrar a los violadores, y finalmente la justicia se la pasa buscando excusas para defenderlos. Las madres se empezaron a encontrar en la puerta de los juzgados y a conformarse como sujetas políticas. Formaron la Mesa Nacional contra el Abuso Sexual", explicó Vismara.

La música acompañó la jornada a través de parlantes desde donde sonaban letras como "Vivas nos quiero, libres sin miedo".

"Acá estamos para acompañar a Luna y a Yama en esta pelea de hace muchísimos años y para seguir gritando que con las infancias no. Por eso la importancia de la ESI (educación sexual integral) para que les niñes puedan levantar su voz", dijo Judith Sirota, integrante de la Campaña por el Derecho al Aborto de la ciudad de Buenos Aires.

También estuvieron familiares de Luna, como su abuela materna Mabel, quien viajó desde Mar del Plata y se encontraba emocionada por el inicio del juicio y enojada por cómo se desarrolló el proceso en esta causa.

A González Rizzi se lo acusa por el delito de abuso sexual contra su hija y está agravado por tratarse de su progenitor, por ser la víctima menor de edad al momento de los hechos, "aprovechándose de la situación de convivencia preexistente" y porque el delito fue realizado de forma reiterada, según consta en el requerimiento de elevación a juicio. La parte denunciante pide que se sume a la acusación el delito de "corrupción de menores".

Yama detectó signos de una posible situación de abuso hacia su hija de parte de su progenitor --de quien estaba separada hacía 8 años-- cuando Luna tenía 9, lo que fue confirmado por una terapeuta que consultó. A partir de ahí radicó una denuncia penal en abril de 2012.

A lo largo del proceso judicial hubo un conflicto con la competencia de la causa debido a que las denuncias se radicaron en la localidad bonaerense de Morón, pero los abusos habrían sido en el domicilio del progenitor, en el barrio porteño de Flores.

Tras varias postergaciones, Luna no pudo declarar en Cámara Gesell y finalmente lo hizo a sus 18 años, en octubre de 2020.

Se espera que durante el juicio declaren "profesionales de organismos periciales, tratantes de Luna, personas del contexto familiar y de amistad que tenían contacto con ella, personas amigas de Luna con las que ella habló, su núcleo familiar más primario", indicó a Télam Marina González, abogada de Yama y Luna.

La letrada busca que a lo largo del juicio "se la pueda escuchar tanto a Luna como a su mamá en un marco de respeto y de cuidado y de contención después de todo lo que han transitado".

"También que les sirva a ellas, principalmente para poder cerrar de alguna medida todo este proceso", agregó y adelantó que en caso de haber condena, pedirá que la sentencia "sea de cumplimiento efectivo e inmediato".