La relación de Colm Tóibín -uno de los más renombrados ensayistas y escritores europeos contemporáneos- con la realidad política y social de Argentina es de larga data. Comienza, quizás, con una temprana admiración por Jorge Luis Borges a quien conoció en Dublín en junio de 1982 y que, entre otros motivos, lo impulsó a visitar el país en 1985. Era el contexto de la efervescencia de la transición democrática y lejos de turistear asistió todos los días al Juicio a las Juntas militares donde escuchaba los testimonios de las víctimas del terrorismo de Estado (lo cual dio fruto al libro "The Trials of the Generals", 1990) . Regresó en 1991 enviado por la revista Esquire para escribir un artículo sobre Maradona y para ello conversó con amigos y conocidos del futbolista en Villa Fiorito.
Estas dos experiencias y un ejercitado oficio de flâneur y vagabundeo por las calles de Buenos Aires lo inspiraron a escribir “Crónica de la noche” (Emecé, 1997), una novela sobre un joven anglo-argentino y gay ambientada en los dolorosos años de la dictadura y el neoliberalismo. La ficción revistió una gran importancia para la comunidad gay: por entonces no era frecuente que se escribiera con franqueza sobre el erotismo entre varones en países latinoamericanos. A su vez, los contextos del totalitarismo militar y los años del sida posibilitaban que la novela abarcara una reflexión mayor sobre el eros y el tánatos.
En “Mysterium Lunae”, el escritor irlandés de clásicos de la narrativa actual como “The Master” (sobre Henry James, 2004) o “Brooklyn” (una historia sobre los dilemas del amor, la pasión y el exilio escrita en 2007 y llevada el cine con notable éxito en 2015), abandona la prosa y los géneros que lo volvieron célebre, pero no su particular estilo y parte de sus obsesiones. En efecto, su primer libro de poesía utiliza el lenguaje y la sintaxis precisa de sus novelas combinados con destellos de humor y sensibilidad que evocan a Auden.
Así logra una serie de poemas líricos y narrativos que, transmitidos de una manera muy cercana, suponen reflexiones sobre el sexo, la vida y la muerte. Los temas de sus poemas -que en ocasiones adquieren un tono confesional y se desarrollan a partir de anécdotas de su vida- vuelven sobre los tópicos del deseo, la sensualidad, la melancolía del envejecimiento y las pérdidas.
Frecuentemente, la cadencia musical de sus poemas pasa de una nota cómica a una nota trágica sin caer en el sentimentalismo. Así, en “La monja”, el recuerdo de una noche de infancia en la cual su madre se disfrazó de monja para entretener a su hermano pequeño lo lleva a un hoy en que ambos duermen la “noche sin fin” y a “la última vez que les vi, /los dos estaban vestidos/ ya para siempre”. En su momento, el niño que era su hermano no reconoció a la madre vestida de monja y “Ahora, aunque estén / en una misma tumba/ no se reconocerían el uno al otro”.
A su vez en “Sauna Gellert, primavera de 1990”, un mero encuentro sexual del pasado se metamorfosea en literatura voluptuosa y nostalgia: “No había vuelto desde la última vez que nos vimos / … Ya en su casa, aprendí algo nuevo: / si derramas vino espumoso sobre un pene erecto, / las burbujas tardan en desaparecer, incluso / si el champán moja el suelo. Eso significa/ que cuando me arrodillé para chuparle su pija húngara, / para mi sorpresa, descubrí que mi boca / se llenó pronto de burbujas”. O en “Casa”, se confunden los días de su juventud en que las “pasó fenomenal” en Barcelona en pleno destape y auge sexual post-franquista -con reminiscencias a “1975”, su bello relato sobre orgías y encuentros sexuales en la Plaza Mayor de Barcelona- con la añoranza de su hogar abandonado en Dublín.
Toíbín no abusa de metáforas, aliteraciones ni otros recursos propios del género. Por momentos su escritura evoca los spleen, los poemas en prosa de Baudelaire, pero en clave actual y poderosamente gay. Ese mismo fervor militante que en 2002 lo había llevado a escribir la serie de ensayos "El amor en tiempos oscuros y otras historias de vida y literatura gay".
La pasión de María
A su vez, por pocos días más -hasta el 20 de agosto- la cartelera actual del Teatro General San Martín presenta “El testamento de María”, con dramaturgia del propio Toíbín (editada por Lumen en 2012). Presentada en importantes escenarios de ciudades del mundo y con una versión en Broadway, el libro -cuya primera lectura estuvo a cargo de Meryl Streep- presenta lo que parece la versión expurgada de cualquier evangelio ya sea legítimo o apócrifo: la voz de María.
Es decir, de María no se sabe nada sobre tiempo transcurrido entre la muerte de Jesús y su -para los creyentes- ascenso en cuerpo y alma a los cielos. Eso permite a Tóibín imaginar a una María anciana, sola y exiliada que, desgarrada, evoca los convulsos acontecimientos tras las violentas torturas y muerte de su hijo.
Lejos de la María que no precisó resucitar porque nunca murió y fue inmediatamente coronada en las glorias celestes, aparece una María que, desde una humanidad invadida por el duelo, la rabia y la incomprensión -brillantemente interpretada por Eleonora Wexler bajo la dirección de Julio Panno- desgrana un sobrecogedor monólogo que describe las complejidades de la relación entre una madre y un hijo. Quizás evocando su propio vínculo de gay con su progenitora, Toíbín llega a sus habituales cumbres de grandeza literaria -mezcla de poesía y prosa- cuando le hace expresar a María:
“Cuando decía estas palabras a Dios era importante saber que mi marido y mi hijo estaban cerca y que pronto cuando regresara a casa sola oiría sus pasos y esperaría la sonrisa tímida de mi hijo mientras su padre le abría la puerta y nos sentaríamos los tres para charlar y cenar juntos y prepararnos tranquilamente para la paz de la noche. Todo eso se ha terminado. El niño se convirtió en un hombre y se marchó de casa y acabó convertido en una figura agonizante colgada en una cruz. Quiero ser capaz de imaginar que lo que le pasó no llegará, que lo que le pasó nos mirará y decidirá: ahora no, a ellos no. Y que nos dejará en paz para que envejezcamos".
De manera consciente o sin pensarlo, Tóibín vuelve de otra manera a los mismos temas: las ausencias, los pasos del tiempo, la finitud del placer y lo efímero de los momentos de tregua de toda existencia.
"Mysterium Lunae" fue editada por "El leopardo de las nieves" / "El testamento de María" de Colm Tóibín con Eleonora Wexler y dirección de Julio Panno se presenta de jueves a domingo a las 19.30 hs. en el Complejo del Teatro General San Martín. Última función: 20 de agosto.