En abril de este año, las autoridades municipales de la ciudad de La Plata anunciaron el traslado de la zona roja del barrio El Mondongo, que sería reubicada a la avenida 122 entre 52 y 55, en el límite tripartito con Berisso y Ensenada. Desde aquel mes, la relación entre el municipio que dirige Julio Garro y la comunidad LGTBTQ+ pende de un hilo. A más de cinco meses del anuncio, la comunidad trans se siente muy desamparada y sola en la causa. 

Según comentaron desde la Asistencia a la Víctima y Políticas de Género, la decisión se tomó en base a lo que establece el Código de Convivencia Ciudadana aprobado por el Concejo Deliberante en noviembre de 2021, que indica que la Zona Roja deberá cambiar de lugar. 

El proceso fue fuertemente impulsado por las denuncias de los vecinos del barrio El Mondongo, en pos de la inseguridad que trae al barrio. Para una nota anterior del tema en este mismo medio, Daniel Domínguez, presidente de la Asamblea vecinal del barrio El Mondongo, declaró que "lo que trae la zona roja es la delincuencia, la llegada de motochorros, la destrucción de vehículos, los chicos que están detrás de las chicas trans, que se pelean por un poco de droga". 

A más de cinco meses del anuncio, las organizaciones LGBTQ+ continúan manifestándose en contra de la medida, ya que la consideran un atropello a sus derechos básicos, pronunciándose frente a las acciones tomadas por el gobierno de Julio Garro.

"Parecería que las travestis que están en la Zona Roja en situación de prostitución son como un mobiliario, que de allá las corremos acá", afirma Galaxia Rod, referente travesti-trans de la organización Marea Rosa, una de las organizaciones que está denunciando que la reubicación de la Zona Roja de La Plata niega los derechos de las personas travestis y trans.

Galaxia vive en el barrio y sale a recorrer a la noche para chequear a sus compañeras. "Estamos con miedo realmente, por la incertidumbre y la falta de información. Las chicas no quieren ir a la nueva zona, es complejo el panorama", afirma. 

Las organizaciones sostienen que la municipalidad llenó de patrullas de policía la zona, y están siendo perseguidas. "La otra vuelta también siguió la patrulla municipal a una compañera hasta la puerta de la casa. Necesitamos estar unidas, en constante contacto para saber la realidad de cada una y en alerta para salir en caso de que sea necesario", afirma frente al complejo panorama. 

Por lo pronto, las organizaciones se unieron a la Comisión Provincial por la Memoria, en busca de poder avanzar con una medida cautelar que las haga ganar tiempo y estatuto. Mientras tanto, piensan en organizar algún tipo de intervención en el espacio público, para visibilizar la lucha y para que los simpatizantes muestren su apoyo. Sobre todo, ya que se sienten bastante solas en esta lucha. 

"En este momento electoral que atraviesa la política, como que tocar estos temas de zona roja, de travestis y trans parece quedar en un segundo, tercer y hasta último plano, por miedo de perder a un electorado. Ni siquiera desde el bloque opositor al de la Municipalidad de La Plata, Unión por la Patria, sentimos que haya una posibilidad de avance frente a esto", afirma Galaxia. 

A pesar de la negligencia de quienes podrían hacer una diferencia, algunas instituciones pronunciaron su apoyo a la comunidad trans de la capital bonaerense. Es el caso de la Universidad Nacional de La Plata, y en un comunicado que puede leerse en sus redes afirman: "Como Universidad pública reafirmamos lo ya expresado en 2020 cuando se trató el proyecto de Código de Convivencia Urbana, en relación a por un lado, la importancia de reconocer y garantizar integralmente a toda la comunidad, el efectivo ejercicio del derecho a la ciudad; y por otro, la necesidad de fortalecer una perspectiva de derechos humanos y de género que, desde un enfoque interseccional, revierta los procesos de desigualdad que condicionan la participación democrática en la vida comunitaria y en el espacio público”.

“Esta reubicación no solo no solucionará los problemas del barrio El Mondongo sino que también nos expone aún más al peligro, al abandono y a la muerte. Trabajando en la actual zona roja ya contamos con una lista interminable de compañeras que fueron atacadas y asesinadas en ese mismo lugar y aún no obtuvimos justicia por ninguna de ellas ¿Qué pueden esperar entonces nuestras compañeras que aún están vivas y quedan expuestas a merced de su suerte?”, afirma un comunicado de Venganza Afectiva, una de las organizaciones que está manifestandose frente a esta medida.