Mientras la derecha neoliberal avanza en Nuestra América, recrudecen los discursos de odio, la pobreza, el racismo y la alienación, se vulneran derechos, se pierden vidas. El capitalismo neoliberal, su forma más perfecta, se alimenta del racismo y la alienación.

Las mal llamadas minorías, las poblaciones afrodescendientes y originarias ven sus derechos vulnerados, librados a su suerte frente a las crisis del sistema. Y cuando intentan alzarse, la represión se hace más feroz.

Asistimos a un momento clave en la historia de nuestro país y del continente. Mientras las izquierdas y los progresismos blancos no entiendan que no hay neoliberalismo sin racismo y que tienen que incorporar a las mayorías no-blancas a los procesos de toma de decisión, nosotros los negros, “los condenados de la tierra”, seguiremos poniendo el cuerpo.

¿Por qué “neoliberalismo” se ha convertido para muchos en mala palabra? ¿Por qué muchos neoliberales no se reconocen públicamente como tales? ¿Por qué el adjetivo “neoliberal” es utilizado como insulto político? ¿Qué significa? Resumidamente, el neoliberalismo es una corriente de pensamiento política y económica que sostiene la libertad de mercado (de empleo, de capitales y de producción) es la manera más eficiente de distribuir recursos (no infinitos) en una sociedad. En un mercado libre y competitivo los individuos actúan independientemente y guiados por sus propios intereses, ningún participante recibe tratamiento especial (por vía de alguna ley de promoción o protección, subsidios, etc) y así los precios se “autorregulan” por la ley de la oferta y la demanda. Para asegurar la libertad del mercado, el Estado debe acotar su intervención a asegurar esa libertad.

Explicado de este modo, quizás cueste ver por qué “neoliberal” se ha convertido en una acusación política. Para hacerlo, es necesario saber qué entiende el neoliberalismo por “libertad”, “igualdad”, “derechos”, y analizar las implicancias de llevar a la práctica la doctrina neoliberal. ¿Cómo se interpretan los conflictos que surgen en una sociedad, cómo se propone solucionarlos? ¿Qué sociedad, qué vínculos interpersonales, qué valores, qué Estado, se conforman?

Dejar hacer al mercado como sostienen los neoliberales, mercado entendido como ámbito donde los individuos se comportan independientemente y guiados por sus intereses (siempre individuales), implica un posicionamiento muy fuerte con respecto a qué tipo de sociedad aspiran: una sociedad en la que priman los derechos individuales por sobre los sociales, el interés individual por sobre el interés colectivo, la liberación de la economía en favor del sector privado (que persigue fines individuales, no colectivos), la defensa de las libertades individuales por sobre la justicia social.

El hincapié puesto en las acciones individuales hace que el neoliberalismo no reconozca (o no quiera reconocer, dirán algunos) las estructuras sistémicas en juego y los problemas producidos socialmente. Si el desempleo masivo y crónico es un producto del sistema capitalista, es un problema producido socialmente, es responsabilidad del sistema social encontrar la solución o ayudar a quienes lo estén padeciendo. Si, por el contrario, rige el credo “Acá no trabaja el que no quiere”, claro que el desempleado queda librado a su suerte (“voluntad”). En este sentido Angela Davis destaca que “La incapacidad de reconocer la persistencia de racismos al interior de las instituciones y demás estructuras sociales resulta en la atribución de responsabilidad de los efectos del racismo a los individuos que son sus víctimas.”

Ya habíamos señalado que las teorías liberales y neoliberales parten del supuesto de que en una sociedad de mercado los individuos, siempre y cuando el Estado no intervenga, se hallan en igualdad de condiciones para competir libremente. Esto entraña el mito de una sociedad igualitaria y la desestimación de la historia.

El neoliberalismo quiere un Estado activo para proteger los intereses individuales, los intereses del capital, y un Estado mínimo y subsidiario a la hora de proteger el bien común y a los sectores más vulnerables. El racismo se lleva muy bien con ese Estado. El Estado mínimo deja afuera a los más vulnerables, los convierte en descartables. ¿Quiénes son esos cuerpos descartables? Los negros, los originarios, los planeros, los inmigrantes no europeos, “los que no quieren trabajar”...

*Fragmento de nota publicada originalmente en el periódico “El Afroargentino”, año 4, n°8, noviembre de 2018.